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Ciberseguridad para la i-generación

Ciberseguridad
para la i-generación

USOS Y RIESGOS DE
LAS REDES SOCIALES
Y SUS APLICACIONES

Nikki Giant

NARCEA, S.A. DE EDICIONES
MADRID

© NARCEA, S.A. DE EDICIONES, 2017

© Jessica Kingsley Publishers. London and Philadelphia

ISBN papel: 978-84-277-2143-2

Todos los derechos reservados

Índice

INTRODUCCIÓN

I. CIBERSEGURIDAD PARA LA i-GENERACIÓN

1. Ciberseguridad: ¿Qué significa?

¿Qué es la ciberseguridad? Expresiones y conceptos. Por qué es importante la ciberseguridad. El impacto físico, social y emocional de la tecnología. Punto de vista de los gobiernos y actuaciones oficiales. La ciberseguridad y el marco legal.

2. Mensajes clave en ciberseguridad

Contenidos seguros y adecuados. Contactos seguros y convenientes. Comercio seguro. Revisión de los riesgos. ¿Es sólo una cuestión de la escuela?

3. El sexo y los sistemas informáticos de comunicación

Situación actual. La «sexualización» de niños y jóvenes. Sexo y redes sociales. El papel de los padres. Escuela, sexo y dispositivos informáticos de comunicación.

4. Ciberseguridad en el hogar

Situación actual. Algunas sugerencias útiles.

5. Ciberacoso o cyberbullying

Concepto y descripción de la situación actual. Chicas frente a chicos. Un problema escolar. Profesorado y alumnado ante el ciberacoso.

6. La ciberseguridad: Un problema de toda la escuela

Adoptar un enfoque holístico. Implicar a toda la escuela. Generar una respuesta colectiva a la ciberseguridad es una responsabilidad de la escuela. El papel del profesorado. El papel del alumnado. El papel de los padres y cuidadores.

7. Crear una normativa de ciberseguridad

Visión general de los contenidos de la normativa. Cómo redactar una normativa de ciberseguridad.

8. Cómo actuar y responder ante los incidentes

Relación con las normativas y los procedimientos. Investigar y dejar registro de las incidencias. Supervisión y revisión. Sexting. Cómo actuar ante estos incidentes.

II. ACTIVIDADES CURRICULARES SOBRE CIBERSEGURIDAD

Introducción

1. Comunicación en la era digital

1.1. ¿Por qué nos comunicamos? 1.2. Los beneficios de la comunicación.

1.3. Saturación de comunicación. 1.4. ¿Público o privado? 1.5. Contenidos fiables I. 1.6. Contenidos fiables II.

2. Seguridad activa

2.1. Seguridad en el chat. 2.2. ¿Estás seguro? 2.3. ¿Podemos confiar en los sistemas de comunicación? 2.4. Consecuencias de los mensajes de contenido sexual. 2.5. Relaciones sanas frente a los mensajes de contenido sexual. 2.6. Peligros de los mensajes de contenido sexual.

3. Netiqueta

3.1. Lo que va vuelve. 3.2. Imagen pública en línea. 3.3. No exagerar cuando estamos en línea. 3.4. Reglas respetuosas. 3.5. Fotos.

4. Ciberacoso

4.1. Definir el ciberacoso. 4.2. ¿Es ciberacoso? 4.3. El efecto espectador I.

4.4. El efecto espectador II. 4.5. Acoso en Facebook.

III. HOJAS DE TRABAJO

1. Enunciados de sobrecarga de comunicación. 2. ¿Verdadero o falso? 3. ¿Público o privado? 4. Confianza en el contenido. 5. Estudios de casos de chat. 6. ¿Puedo confiar en ti? Estudio de caso. 7. Sana-insana. 8. ¿Verdadero o falso? 9. Imagen pública. Estudio de caso. 10. Actualizaciones de estado. 11. Ciberacoso. Estudio de casos

IV ANEXO
PROPUESTA DE MODELOS PARA IMPLEMENTAR EN LAS ESCUELAS

Normativa de ciberseguridad en una escuela. Código de conducta del profesorado. Código de conducta del alumnado. Carta a los padres sobre normativa de ciberseguridad. Carta a los padres comunicando un incidente de abuso o mal uso de la tecnología. Cuestionario para el alumnado. Cuestionario para los padres. Cuestionario para el profesorado

BIBLIOGRAFÍA

Introducción

Hace muy pocos años, la expresión «ciberseguridad» no habría tenido ninguna relevancia real en nuestras escuelas. Los educadores no habrían pensado nunca en incluir la ciberseguridad en el currículo. Los padres y madres no se habrían preocupado por el uso que sus hijos e hijas hacen de los dispositivos de las nuevas tecnologías. Incluso los mismos niños y jóvenes no podrían haber soñado siquiera en las formas en que la tecnología formaría parte de su existencia.

La explosión de la tecnología en el siglo XX no tiene precedentes; estamos tan acostumbrados al papel de la tecnología en nuestra vida cotidiana que es difícil recordar una época en la que no existiera. Muchos de nosotros nos preguntamos ahora cómo nos las arreglaríamos sin un teléfono móvil, cómo se llevarían los negocios sin el correo electrónico o cómo podríamos esperar una semana para que revelaran las fotos de las vacaciones.

La revolución tecnológica ha cambiado y sigue cambiando nuestras vidas de forma irreversible. Para la mayoría de los adultos que recuerdan la vida anterior y la posterior, a la introducción de los modernos sistemas de información y comunicación, existe un sentimiento de aprecio, valorando lo que ahora es posible tener gracias a estos avances tecnológicos, y quizá incluso un sentido de precaución porque no siempre puede confiarse en la tecnología.

Sin embargo, nuestros jóvenes han nacido en un mundo en el que ya existe la tecnología avanzada, y no solo es normal para ellos, sino que lo perciben como un derecho esperado. La generación actual de niños es la primera que no ha experimentado un mundo sin tecnologías de información y de comunicación (TIC). Para estos niños y jóvenes, llamados en su momento «nativos digitales» (Prensky, 2001), el derecho y la capacidad de utilizar la tecnología se manifiesta en multitud de formas, superando con mucho los usos de los adultos; la gente joven se comunica, se socializa, participa en redes y crea a través, con y a causa de las tecnologías de la información y la comunicación.

Con los derechos vienen las responsabilidades y, cuando nos permitimos y, a veces, promovemos el uso de los sistemas de información y comunicación, incluso en el aula, a menudo no destacamos las responsabilidades que deben ir de la mano de estos derechos.

La relativa facilidad con la que se puede hacer un mal uso o abuso de esos sistemas suscita una pregunta: si enseñamos a nuestros hijos a utilizar estas herramientas y les damos libre acceso a ellas, ¿quién les enseñará a utilizarlas de forma segura?

Un informe de 2010 de la Kaiser Foundation en los EE.UU. descubrió que los jóvenes de entre 8 y 18 años pasaban más de siete horas y media diarias utilizando alguna forma de media o dispositivo informático, incluyendo la TV, una consola de juegos, un ordenador o una tableta, y eso sin incluir el tiempo que los menores dedicaban a enviar y recibir mensajes de texto o a hablar por el teléfono móvil o a enviar whatsApp. Aparte del tiempo dedicado a la escuela o a dormir, esto supone que casi cada momento que pasan despiertos los niños y jóvenes están utilizando alguno de estos sistemas.

Las posibilidades de acoso, acceso a contenidos inadecuados, conducta poco segura y riesgos generales de salud o sociales, relacionados con el uso excesivo de los aparatos de tecnología avanzada, son naturalmente elevadas.

Parece pues, cada vez más claro, que la enseñanza de la ciberseguridad debe ofrecerse en conjunción con la enseñanza de las TIC y con la oferta a los menores de acceso a los dispositivos tecnológicos. El deseo de mantener seguros a nuestros hijos nunca ha gozado de una prioridad mayor, y es crucial señalar que su seguridad física y emocional, y su bienestar, se extienden más allá de los peligros visibles y tangibles del «mundo real».

Este libro se ha escrito para ayudar a los educadores, en colaboración con los padres, los cuidadores, tutores, y los mismos menores, a entender el uso que hacen los estudiantes de los dispositivos informáticos, mitigar a partir de ahí los riesgos del mal uso y promover las responsabilidades de un uso seguro y aceptable, sea en la escuela o en casa.

Dado que la ciberseguridad es un concepto relativamente nuevo para muchas escuelas, este libro ha sido diseñado para facilitar una visión general de la materia, abordando específicamente el uso que de ellos hacen niños y jóvenes, explorando el impacto de la conducta insegura o arriesgada al usar estos dispositivos en el entorno escolar.

El libro explora los beneficios y riesgos potenciales que las nuevas tecnologías plantean a los jóvenes y define una respuesta escolar adecuada, incluyendo la creación de una normativa de ciberseguridad, delineando unos códigos de conducta para el profesorado y el alumnado e implementando un enfoque global, holístico, de ciberseguridad en toda la escuela que favorezca en la comunidad escolar el uso positivo y adecuado de todas las formas aplicadas de las nuevas tecnologías; incluyéndolo en el currículo, pero sin limitarse a ello.

Las actividades curriculares, Parte II del libro, junto con las hojas de trabajo que se incluyen en la Parte III, examinan los cuatro temas clave de la ciberseguridad: comunicación en la era digital, seguridad activa, netiqueta o etiqueta en la red y ciberacoso.

Cada actividad puede utilizarse dentro del currículo ya existente de Educación Personal, Social y de Salud o de TIC, o formando parte de un plan de trabajo independiente.

Finalmente, en el Anexo, Parte IV, figuran algunos modelos de trabajo y de comunicación entre las instituciones escolares y las familias que pueden ser implementados en las escuelas, con las variaciones oportunas según los distintos contextos.

I

CIBERSEGURIDAD PARA LA i-GENERACIÓN

1. Ciberseguridad: ¿Qué significa?

Muchos adultos admitirán que tienen menos conocimientos de las TIC que sus hijos y, ciertamente, la forma de utilizar los dispositivos informáticos y telefónicos de los menores y de los jóvenes es muy diferente de la de los adultos.

A medida que se popularizan los dispositivos de las TIC, el uso de los mismos por personas de todas las edades aumenta —ahora es mucho más probable que los adultos utilicen redes sociales como Facebook, Twitter, etc., y hoy día hay más personas que nunca que poseen un teléfono inteligente—; los teléfonos, dispositivos «inteligentes» conectados con la web, son ahora para muchos y no solo para unos pocos. Pero, aunque el uso adulto de estos aparatos ha aumentando exponencialmente, a menudo es muy diferente del uso que de ella hacen los jóvenes. Es más probable que los adultos mayores de 50 años utilicen un ordenador de sobremesa que un portátil o un dispositivo conectado con la web, como también es más probable que vean las noticias en medios impresos que en línea, y solo una cuarta parte utiliza probablemente una red social (AARP, 2010).

Al examinar y desarrollar una respuesta desde la escuela con respecto a la ciberseguridad, es importante tener en cuenta que la conciencia que algunos docentes (y algunos padres) tengan de la cuestión puede ser limitada. Es probable que, en su propio grupo de profesores, algunos no hayan visto o utilizado una red social y, en el mejor de los casos, puede que sean usuarios básicos de ordenadores.

Para emprender un enfoque de la ciberseguridad de toda la escuela, nos referimos a un enfoque holístico, hay que empezar por la formación general del profesorado o por una sesión de intercambio de información del profesorado para establecer un nivel común de entendimiento que garantice el que todos los miembros del profesorado sean conscientes de por qué es necesario abordar la ciberseguridad con los estudiantes, con los padres y cuidadores y en el currículo.

¿Qué es la ciberseguridad?

La ciberseguridad se refiere al uso seguro y responsable de los productos de la tecnología de la información y la comunicación (TIC), incluyendo Internet, los dispositivos móviles y de comunicación y los instrumentos tecnológicos diseñados para guardar, compartir o recibir información, por ejemplo, los teléfonos móviles, las cámaras digitales, etc.

Cuando utilizamos un producto electrónico o técnico, somos conscientes, por regla general de las «normas» de seguridad relativas a la forma de utilizar el aparato para evitar cualquier daño físico al usuario. En su mayor parte, esto puede considerarse de sentido común ya que la posibilidad de un mal uso inconsciente de los dispositivos digitales móviles en grado preocupante o peligroso es, por regla general, limitada.

Pero, con respecto a Internet y a otras TIC, las normas de seguridad parecen inexistentes o, desde luego, no se promueve su práctica. Internet representa una vasta red de miles de millones de personas, conectadas y accesibles como un mundo virtual desde la comodidad del escritorio o del sillón propio. Quizá sea la incongruencia entre el entorno físico que experimentamos con nuestros cinco sentidos —la familiaridad y seguridad de nuestro despacho o sala de estar— que contrasta abruptamente con la «realidad» conceptual del mundo virtual que tenemos en la punta de los dedos.

Resulta tan difícil apreciar que tenemos acceso a casi el mundo entero ante nosotros, que nos remitimos a nuestra experiencia inmediata y «olvidamos» el potencial de lo que no puede verse, sentirse o notarse, pero que, sin embargo, sigue existiendo.

La dificultad que supone para nosotros conceptualizar lo que representan Internet y las tecnologías relacionadas puede llevarnos a ser recelosos y desconfiados, basándonos quizá en nuestra intuición o, al menos, en nuestro sentido común para navegar por nuestra cuenta, particularmente porque, como adultos, podemos recordar un tiempo en el que estas tecnologías no existían. Pero con el sentido común suele ir cierto grado de madurez y un sentido de responsabilidad individual, así como, quizá, una apreciación moral de lo correcto y lo equivocado. Generalmente, estas cualidades están relacionadas con la edad, y no podemos esperar que los niños y los jóvenes tengan el mismo grado de madurez, responsabilidad y valores morales que los adultos que los rodean.

Sin embargo, cuando consideramos que estamos permitiendo que los niños (que sabemos que son inmaduros, inconscientes y carecen de la capacidad mental de racionalizar y conceptualizar riesgos futuros) accedan a sistemas de tecnologías que reconocemos como potencialmente peligrosas, no puede sorprendernos que veamos pruebas de una falta de ciberseguridad a nuestro alrededor.

Los ejemplos notorios en los media de casos de depredadores sexuales que usan Internet para entrar en contacto y tener acceso a niños son aterradores, pero, en realidad, bastante raros, y son los ejemplos menores, aunque potencialmente muy dañinos, de conductas inseguras cuando utilizamos los dispositivos tecnológicos los que a menudo pasan desapercibidos.

Siendo tantos los menores y jóvenes que poseen su móvil y tienen acceso a Internet, es demasiado tarde e improductivo negarles su existencia y hacer como que la tecnología de la información y la comunicación no existe. Ha llegado el momento de hacer explícitos en nuestros hogares y aulas no solo los beneficios de la tecnología, sino también los riesgos y, en consecuencia, las responsabilidades relacionadas, para mantener seguros a nuestros estudiantes y asegurar su bienestar, tanto en el mundo real como en el «virtual».

Comprender las expresiones y los conceptos

El crecimiento de la tecnología puede hacer difícil al usuario inexperto mantenerse al día: la lista de productos, sitios, expresiones, argot y acrónimos puede parecer inacabable, dejando a menudo en la estacada a muchos adultos. Las observaciones siguientes se presentan como una visión general de los aspectos de la tecnología que utilizan regularmente los menores y los jóvenes, y es aconsejable conocer de primera mano los medios tecnológicos explorándolos, por ejemplo, creándose su propio perfil en una red social. Esto nos dará una idea mucho mejor de cómo funciona y por qué la utilizan los jóvenes, además de demostrarnos los riesgos potenciales.

Redes sociales

Por regla general, las redes sociales son gratuitas y el acceso a las mismas es muy fácil. Los usuarios se registran en el sitio, crean su propio perfil para compartirlo con otros y dejar que otros lo vean. Normalmente, esto incluye información como el nombre del usuario, la población en la que vive, el historial educativo y laboral, gustos y aversiones, y fotos, dependiendo del tema del sitio. Después, el usuario añade «amigos» (otros usuarios), dándoles acceso a la información de su perfil y permitiéndoles comunicarse con otros usuarios a través del sitio, compartir información y fotografías, etc. Han surgido muchas redes sociales, siendo Facebook y Twitter las más utilizadas. Otros sitios permiten a los usuarios establecer redes en torno a un determinado tema o finalidad, como Linkedin para los negocios y redes profesionales, o Instagram para quienes quieren compartir imágenes.

Aspectos positivos: Muy bueno para entrar y mantenerse en contacto con quienes están en lugares lejanos o interesados por un tema común, hacerse una idea de la vida de los otros, compartir información, como fotos, de forma instantánea y fácil.

Aspectos negativos: Hay una tendencia, particularmente entre los jóvenes, a añadir tantos «amigos» como sea posible, lo que significa que los usuarios dan acceso a su información personal y fotos a extraños o meros conocidos. Algunos usuarios no saben tampoco cómo mantener privado su perfil (es decir, de manera que solo sus contactos identificados puedan verlo), lo que puede llevar a que su perfil lo vea cualquiera, incluso quienes no son usuarios de la red social de que se trate. Esto puede dar pie a que cualquiera pueda ver información muy privada, como la dirección de correo electrónico, la dirección del domicilio y el número de teléfono (si el usuario lo añade a su perfil).

Mensajería instantánea

La mensajería instantánea (MI) es una herramienta para conectar y hablar instantáneamente con cualquiera, a través del ordenador o de un teléfono móvil con acceso a Internet. Los usuarios se registran con su dirección de correo electrónico y, normalmente, añaden contactos mediante las direcciones de correo electrónico de otras personas. Si esas personas están registradas también en el servicio de MI, los usuarios pueden comunicarse inmediatamente en tiempo real seleccionando un contacto y tecleando un mensaje. Los mensajes se muestran instantáneamente en el ordenador del otro usuario, si también está registrado en el servicio. Dependiendo de la plataforma utilizada, los usuarios de MI también pueden chatear mediante webcam (videoenlace). Muchas redes sociales y otras plataformas tienen incorporada esta tecnología.

Aspectos positivos: Es una forma gratuita y muy fácil de mantenerse en contacto, especialmente con quienes están en el extranjero, reduciendo unas facturas telefónicas muy caras. Los usuarios pueden mantener al mismo tiempo una serie de conversaciones privadas (una ventana independiente abierta para cada contacto), y es fácil de utilizar la MI para compartir fotos y documentos.

Aspectos negativos: Como en el caso de las redes sociales, existe la tendencia a añadir tantos contactos a la MI como sea posible, lo que se traduce de nuevo en la posibilidad de que personas extrañas, o simplemente conocidos, tengan acceso al usuario y mantengan una conversación «privada», también a través de una webcam. La MI se utiliza con frecuencia para ciberacosar, cuestión que tratamos más detenidamente más adelante.

Chats en línea

Los chats en línea permiten chatear a los usuarios, pública o privadamente, con otros en Internet, a través de un sitio web específicamente dedicado a ello. Similar a la MI, la mayoría de los chats requieren que cada usuario se registre y seleccione un seudónimo por el que se le conozca, que se mostrará en el chat. Después, los usuarios pueden mantener una discusión pública (es decir, a la vista de todos los usuarios del chat) o pueden optar por mantener una conversación privada (es decir, se abre una ventana de diálogo independiente que solo pueden ver los invitados a ella).

Muchos chats y sitios de chat se centran en intereses particulares, como la música, y hay muchos orientados específicamente a niños y jóvenes.

Aspectos positivos: Por regla general, los chats son gratuitos y fáciles de utilizar y permiten a los usuarios mantener conversaciones en tiempo real. Para las personas a las que les interese un tema concreto, como un género de música, los chats pueden ser una forma muy buena de hablar con otros de parecido modo de pensar. Los chats para niños y jóvenes más respetados están muy supervisados para evitar cualquier uso inadecuado.

Aspectos negativos: Las posibilidades de que los usuarios sean introducidos en conversaciones inadecuadas en algunos chats pueden ser grandes, porque muchos sitios carecen de filtros y no están supervisados. Los chats también pueden ser utilizados para «contactar» con niños y jóvenes, pues el método de chateo puede alimentar rápidamente la familiaridad y la confianza. No hay manera de saber si la persona con la que uno está chateando es quien dice ser, y una foto o información presentada puede ser engañosa para jóvenes que confían en lo que ven y lo que les dicen. Las estadísticas muestran una preocupante tendencia de los jóvenes a encontrarse con sus contactos en línea en el mundo real, a menudo sin que los acompañen otras personas.

Dispositivos de juego con acceso a Internet

Los dispositivos de juego, son enormemente populares, particularmente entre los varones, pero cada vez más también entre las chicas. Están conectados con un televisor y, por regla general, los juegos se compran por separado, se cargan y se ven en el televisor. A medida que la tecnología mejora, se tiende a que tengan la capacidad de acceder a Internet para permitir a los jugadores enfrentarse a otros, potencialmente de cualquier parte del mundo. Los cascos permiten a los usuarios hablar con otros mientras juegan.

Aspectos positivos: Las consolas de juego son muy populares y algunas investigaciones indican que el juego mejora la cognición y las destrezas motoras finas de los usuarios. Jugar contra personas reales a través de una conexión con Internet puede añadir más realismo a los juegos.

Aspectos negativos: Otras investigaciones presentan un argumento opuesto acerca de que las consolas de juegos pueden ser muy adictivas y sobrecargar los sentidos de los usuarios, afectando a la concentración y promoviendo dolencias somáticas. Muchos juegos son muy realistas y gráficos y, aunque en la actualidad los juegos están clasificados por edades (es decir, los juegos etiquetados como «18» no pueden venderse a menores de esa edad), muchos niños tienen acceso a estos juegos gráficos, que pueden ser muy violentos y totalmente inadecuados.

Mensajería de texto e imágenes

Un mensaje de texto es un minicorreo electrónico, enviado instantáneamente de un teléfono móvil a otro. Normalmente es una forma más barata de comunicarse que la llamada telefónica. La mensajería de imágenes funciona de forma similar, dado que los teléfonos móviles disponen en la actualidad de cámaras, lo que permite enviar instantáneamente imágenes de un teléfono a otro.

Aspectos positivos: Barata, fácil y utilizada por millones de personas, la mensajería de texto e imágenes es una forma muy buena de comunicar pequeñas cantidades de información y de compartir fotos e imágenes.

Aspectos negativos: La mensajería de texto puede utilizarse como instrumento de ciberacoso, cuando se envían mensajes amenazadores u hostigadores. Además, una imagen degradante o privada puede enviarse a cualquiera, pasar de teléfono a teléfono y descargarse también en Internet. Cuando una imagen se envía de esta manera, es imposible recuperarla y potencialmente queda «ahí fuera» para siempre.

Blogs y vlogs

Un blog es un diario en línea y un vlog es un videodiario en línea. Quienes mantienen un blog (blogueros) ponen con regularidad información en Internet en una determinada plataforma de blogueo o en su red social. Como un diario regular, un blog o vlog, sin embargo, puede verlo cualquiera que tenga acceso a Internet. Muchas personas famosas, como cantantes y grupos, tienen blogs o vlogs para mantenerse en contacto con los fans y como herramienta promocional.

Aspectos positivos: Muy bueno para promocionarse uno mismo y compartir información sobre la vida de uno, dejándola «ahí fuera».

Aspectos negativos: Muchos jóvenes que tienen blogs o vlogs no se percatan del impacto que tiene poner en línea información potencialmente privada o íntima sobre su vida. Los blogs o vlogs también pueden utilizarse como forma de incitar al odio, degradar a otros o promover puntos de vista peligrosos o inconvenientes.

Por qué es importante la ciberseguridad

El papel de las TIC en nuestras escuelas ha cambiado espectacularmente en las últimas décadas. Ahora forma parte del currículo y la casi totalidad de los niños ingresará en la escuela con cierto grado de dominio en el uso de las TIC, en vez de esperar que dejen la escuela únicamente con un conocimiento básico de cómo escribir un texto, crear hojas de cálculo y utilizar programas sencillos, como ocurría en el caso de las generaciones anteriores.

En esta era digital, es claro que la comprensión y la aptitud en el uso de los sistemas informáticos y de comunicación será vital en cualquier mundo futuro de trabajo o de educación postsecundaria que puedan abrazar los jóvenes. Ahora, las TIC no solo se enseñan como una materia independiente, sino que aparecen a través del currículo y en la vida escolar como un todo. Sean utilizadas en clases de Arte para un proyecto de animación, como herramienta de investigación para escribir una tarea de Ciencias o para crear una presentación para una clase de Lengua, las TIC están presentes en toda la escuela.

Sin embargo, el uso práctico y educativo de los sistemas informáticos y de comunicación está completamente sobrepasado por el uso privado que hacen los jóvenes, fuera del recinto de la escuela. Más jóvenes que nunca tienen un perfil en una red social, como Facebook, que anima a los usuarios a que establezcan redes y se conecten con otros, compartiendo información e imágenes con sus amigos y contactos.

Está emergiendo toda una nueva oleada de uso de Internet, que se aleja del mero visionado de contenidos para crearlos. El cambio desde lo que se describía como uso de la «web 1.0» a la «web 2.0» o «web 3.0», etc., muestra el movimiento hacia una Internet más personal e interactiva. Los sitios web promueven la interacción de sus espectadores, admitiendo observaciones y añadiendo pensamientos y comentarios para atraer y promover la aceptación.

Los sitios web como YouTube, que dejan que los usuarios vean y suban vídeos, permiten que la persona haga aportaciones a la red y que comparta cosas con una audiencia potencialmente mundial. Es claro que hoy día los jóvenes no solo ven contenidos, sino que los crean. Los niños y los jóvenes son ahora participantes activos utilizando los modernos dispositivos digitales1.

El impacto físico, social y emocional de la tecnología

Aunque la mayoría de los padres, cuidadores y educadores pueden entender el fundamento que subyace a la ciberseguridad, comprender por qué los niños y los jóvenes pueden utilizar deliberadamente mal los dispositivos informáticos y de comunicación o ponerse inadvertidamente en una situación de riesgo es un concepto más difícil. La investigación llevada a cabo sobre el ciberacoso indica que los posibles acosadores no se ajustan con frecuencia al estereotipo tradicional del acosador escolar o incluso pueden ser ellos mismos víctimas de acoso. Dado que la tecnología facilita la sensación percibida de anonimato, hay quizá una tendencia creciente a decir cosas que no se dirían en el «mundo real» (Smith y cols., 2008).