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Qué es el humanismo cristiano


© Del texto, Rafael Gómez Pérez

© De la edición, Ediciones Trébedes, 2020. Rda. Buenavista 24, bloque 6, 3º D. 45005, Toledo.

Imagen de la portada: Cristo resucitado, 1490, Bramantino (Suardi Bartolomeo 1450-1536). Madrid. © 2020. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza/Scala, Florence

www.edicionestrebedes.com

info@edicionestrebedes.com

ISBN edición impresa: 978-84-120497-6-3

ISBN: 978-84-120497-7-0

D.L. TO 85-2020

Edita: Ediciones Trébedes

Printed in Spain. Impreso en España.

Este escrito ha sido registrado como Propiedad Intelectual de su autor, que autoriza la libre reproducción total o parcial de los textos, según la ley, siempre que se cite la fuente y se respete el contexto en que han sido publicados.


Rafael Gómez Pérez

Qué es el humanismo cristiano

Ediciones Trébedes

Contenido

Introducción

1. Aclaración terminológica

2. Humanismo antes de Cristo

Antiguo Testamento

Humanismo del mundo clásico griego

Roma

Confucio

Humanismo indio

3. Humanismos posteriores al cristianismo

Humanismo y Edad Media

Humanismo renacentista

El Barroco

Ilustración

El complejo siglo XIX

Siglo XX: progreso y barbarie

4. Los sentidos de “humano”

5. Lo radical cristiano

6. Temas conectados

Humanismo y feminismo

La falsa antítesis teocentrismo-antropocentrismo

Los Manifiestos humanistas

Humanismo cristiano y secularización

Modestia ante la historia

¿La sociedad va a peor?

Epílogo

Introducción

En el uso habitual “humanismo cristiano” es una expresión sustitutoria y casi eufemística de “cristianismo” o, en los países de mayoría católica, de “catolicismo”. Decir directamente que la actuación de una persona natural o de una persona jurídica se inspira en el “cristianismo” o en el “catolicismo” quizá se estima que puede parecer demasiado “confesional”.

Con la anteposición de “humanismo” esa inspiración tendría un mejor pasar. En realidad, lo de “confesional” no debería limitarse a lo religioso: quien se dice (confiesa) de tal o cual ideología también está en el ámbito de lo “confesional”. Como en el ateísmo: “me confieso ateo”. “Confesarse” no es más que declarar aquello en lo que se cree, tomando “creer” en un sentido amplio, pero usual.

Desde otro punto de vista se puede considerar que, como se dan diversos y variados rótulos de “humanismos”, hace falta el adjetivo calificativo “cristiano” para distinguirlo de los que no lo son.

Y una tercera derivada: “humanismo” es casi sinónimo de “antropología” o concepción sobre qué es el ser humano. Pero la mayoría de las filosofías que se han escrito, en Occidente, desde los griegos, proponen una antropología. La hay sofística, socrática, platónica, aristotélica, epicúrea, estoica, escéptica, tomista, renacentista, cartesiana, empirista, kantiana, idealista, hegeliana, nietzscheana, marxista, nihilista, materialista científica, positivista, posmoderna.

Si se tiene esto último en cuenta, se descubre que para poder decir qué es el humanismo cristiano caben dos métodos: uno, que daría lugar a algo interminable: analizar los otros humanismos para señalar las diferencias y posibles coincidencias del “cristiano” respecto a ellos. Otro, prescindiendo de ese análisis, estudiar solo los rasgos del humanismo propiamente cristiano.

El primer método, llevado con rigor, supondría elaborar una especie de enciclopedia del humanismo, lo que equivale a una parte sustancial de la filosofía, la antropología filosófica. Cosa inviable en un escrito breve como es este.

Seguiré, por tanto, una combinación de los dos métodos. Una somera noticia de los humanismos antes y después de Cristo y un análisis de lo que hay o no hay detrás de la expresión “humanismo cristiano”.

1. Aclaración terminológica

El uso del término humanismo es relativamente reciente. Que se sepa, apareció por primera vez en alemán, en 1808, en una obra del teólogo Friedrich Immanuel Niethamer, para referirse a una educación basada en especial en el estudio del griego y del latín, en contra de quienes defendían el predominio de otra, más física y “práctica”. El término humanista era de uso corriente en el siglo XVI para referirse a los profesores de Humanidades, que comprendía esas dos lenguas, entre otras.

La expresión humanismo renacentista o la más restringida humanismo italiano no se usaba en el Renacimiento, de modo semejante a como en la Edad Media no se “sabía” que se estaba en la Edad Media.

Desde hace siglos se utiliza la terminación –ismo, para referirse, por ejemplo, al conjunto de las posiciones de los filósofos: platonismo, aristotelismo, tomismo, cartesianismo, etc. Eso es de uso habitual.

El uso de ismos, en sentido ideológico, es algo muy del siglo XIX: liberalismo, conservadurismo, socialismo, marxismo, anarquismo… La cosa se prolonga en el siglo XX y hasta hoy: maoísmo, leninismo, estalinismo, franquismo, peronismo… Hace referencia casi en todos los casos a una ideología, es decir a esa mezcla de algo de pensamiento, de credulidad, de creencias, de pasiones que se utiliza para conquistar el poder o para perpetuarse en él. Unas veces intentando persuadir y otras imponiéndose con la coacción directa o indirecta.

En las páginas que siguen no se entiende humanismo como ideología, porque no lo es, sino como “concepción sobre qué es el ser humano”. Profundizar en lo humano: ese es el sentido más claro de humanismo.