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Entre fenomenología y marxismo

Escritos filosóficos 1928-1933

Herbert Marcuse

Compilación, traducción e introducción de José Manuel Romero Cuevas

Filosofía

Editorial Universidad de Antioquia®

Introducción

José Manuel Romero Cuevas

Universidad de Alcalá (Madrid)

El presente volumen recoge la totalidad de artículos y reseñas publicados por Herbert Marcuse (Berlín, 1898/Standberg, 1979) entre 1928 y 1933. Se trata de las primeras publicaciones filosóficas del pensador berlinés hasta su incorporación en 1933 al Institut für Sozialforschung, dirigido por Max Horkheimer. En su mayor parte, estos textos fueron redactados durante la estancia que realizó Marcuse en Friburgo para elaborar, bajo la tutela de Martin Heidegger, su tesis de habilitación sobre la ontología de la historicidad de Hegel.1

Marcuse, que se había radicalizado políticamente hacia la izquierda al final de la Primera Guerra Mundial, se doctoró en 1922 en la Universidad de Friburgo con una tesis titulada La novela alemana de artista (en cuyo tribunal evaluador estuvo Edmund Husserl). A continuación, volvió a su ciudad natal y trabajó en una librería de anticuario y en una pequeña editorial. En 1927 leyó con fascinación Ser y tiempo y decidió en 1928 proponer a Heidegger (Marcuse asistió a algunas de sus clases en su primera estancia en Friburgo) que fuera el tutor de su tesis de habilitación. Resulta un tanto difícil concretar las fechas, pero parece que Marcuse propuso a Heidegger que dirigiera su Habilitationschrift en el semestre de invierno de 1928/29 y se instaló en Friburgo con toda su familia (su hijo Peter había nacido en noviembre en Berlín), comenzando a residir en la ciudad establemente, al parecer a principios de mayo de 1929, cuando acababa de iniciarse el semestre de verano. Residió en Friburgo hasta finales de 1932, cuando, una vez aceptada su incorporación en el Institut für Sozialforschung, abandona la ciudad y el país para salir al exilio junto a los demás investigadores del Institut en dirección a Ginebra (Suiza).2

Antes de marchar a Friburgo, Marcuse publicó en Berlín en el verano de 1928 su primer artículo filosófico, el importante “Contribuciones a una fenomenología del materialismo histórico”. Este artículo fue elaborado bajo la influencia directa de Ser y tiempo, obra de la que hace una valoración abiertamente positiva, aunque con reservas críticas decisivas. Para Marcuse, esta obra abre el camino hacia una filosofía concreta, entendida como fenomenología de la existencia histórica concreta en su situación histórica determinada. Ahora bien, tal orientación hacia lo concreto se habría quedado en Heidegger a mitad de camino, no habría sido lo suficientemente radical, puesto que toma la forma de una fenomenología de la existencia (Dasein) en cuanto tal, lo cual indica que tal fenomenología se mantiene en un problemático plano de abstracción. Además, la existencia es afrontada por la fenomenología heideggeriana como ubicada en un mundo circundante y común concebido igualmente de manera abstracta, sin que se tematicen las escisiones y antagonismos del mundo circundante y común real. Todo ello hace que la fenomenología heideggeriana de la existencia sea incapaz de hacerse cargo de la constitución material de la historicidad, algo que sí fueron capaces de realizar explícitamente un pensador como Wilhelm Dilthey y, con los medios teóricos a su alcance, el propio Karl Marx.

Marcuse, por tanto, constata una insuficiencia de concreción constitutiva de la fenomenología heideggeriana (y Marcuse piensa: de la fenomenología en general) para hacerse cargo de la historicidad concreta. En virtud de ello, de una manera enormemente original, postula una síntesis de fenomenología y dialéctica (esta última es caracterizada por Marcuse como método de la máxima concreción histórica). El resultado de esta síntesis es denominado por Marcuse como “fenomenología dialéctica”, la cual tiene como asunto “la existencia humana histórica según su ser, a saber, tanto en su estructura esencial como en sus formas y figuras concretas” (21).3 Aquí se tornan visibles los parámetros de la concepción marcusiana de la fenomenología en este primer momento: se trata de una fenomenología ontológica, que pone de manifiesto “la estructura esencial” de la existencia histórica. En segundo lugar, se trata de una fenomenología corregida mediante la dialéctica, la cual aporta la orientación a lo material histórico concreto que estaría ausente en la fenomenología. El resultado es un enfoque que explicita estructuras fundamentales, ontológicas, de la existencia histórica y analiza su modo de plasmación y realización en las diversas situaciones históricas concretas, como es la representada por el capitalismo desarrollado. De este modo, la fenomenología dialéctica aporta, con su remisión a la estructura fundamental de la existencia histórica, el criterio normativo para enjuiciar las situaciones sociohistóricas concretas, posibilitando así una crítica de ellas a partir del modo de ser propio, en términos ontológicos, de la existencia histórica. Tenemos así en Marcuse un concepto ampliado de historicidad, que abarca tanto el afrontamiento ontológico de la existencia histórica (de su modo propio de ser y acontecer) como la atención a sus plasmaciones específicas en las situaciones concretas, obteniendo de esta manera la base para una crítica justificada de la situación histórica vigente.4

Cabe preguntarse qué motivó a un joven politizado hacia la izquierda revolucionaria (bajo la influencia de Rosa Luxemburg, Georg Lukács y Karl Korsch) a adoptar como interlocutor a un pensador como Heidegger, que en aquel entonces aún no se había decantado públicamente hacia la extrema derecha, pero tampoco parecía cercano en absoluto al horizonte de problemas de Marx. La respuesta puede ser un descontento por parte de Marcuse, compartido por otros intelectuales de izquierda de su generación, como es el caso paradigmático de Walter Benjamin, con el marxismo oficial en su tiempo, institucionalizado tanto en los partidos socialdemócratas como en la recién constituida Tercera Internacional.5 Marcuse se posiciona críticamente respecto a una concepción evolucionista y mecanicista del marxismo, que descuida la dimensión subjetiva (tanto el componente de toma de conciencia, decisión y resolución como de sufrimiento subjetivo y penuria existencial causado por las condiciones del capitalismo) del proceso de transformación revolucionaria de la sociedad y considera como decisiva la presunta legalidad objetiva y anónima propia del modo de producción. En contraste con ello, Marcuse busca en Heidegger el instrumental para analizar filosóficamente la existencia humana en su situación concreta y en su apuro existencial y cree poder sustentar en la analítica existencial heideggeriana la concepción de la existencia humana como estando constitutivamente abierta a la posibilidad de una acción radical. Es decir, el interés de Marcuse por Ser y tiempo y por la ontología fenomenológica de la historicidad es fundamentalmente político, aunque en una dirección inversa a la que tomará el posicionamiento político de Heidegger unos años después, supuestamente sobre la base de la noción de historicidad de Ser y tiempo.6 Podríamos sintetizar la posición filosófico-política de Marcuse en este primer momento sosteniendo que, frente al marxismo ortodoxo de la Segunda y Tercera Internacional, reclamó un retorno al Marx teórico de la revolución mediado por la analítica existencial heideggeriana.

El siguiente artículo publicado por Marcuse, “Sobre filosofía concreta”, desarrolla la idea de filosofía, entendida como fenomenología de la existencia concreta, sustentada a partir de la fenomenología dialéctica esbozada en su primer artículo. Sobre la base del concepto de historicidad alcanzado por la fenomenología dialéctica, la filosofía concreta asume como asunto la existencia histórica concreta en su situación concreta y se postula como objetivo llevarla a su verdad, es decir, a la realización adecuada de su ser propio, del acontecer ontológico que la define en su ser. Es decir, la filosofía concreta está impulsada por una preocupación por la existencia histórica, al constatar su estado de caída, víctima de la cosificación agudizada por el capitalismo desarrollado, y aspira a que logre realizar su modo de ser genuino no cosificado, acorde con su historicidad constitutiva.

En este artículo se lleva a cabo una explícita reivindicación de una forma de fenomenología que asume como asunto lo histórico y que abandona el procedimiento de la epojé y reducción trascendentales formulado por Husserl, siguiendo así los pasos de Heidegger hasta ese momento. El artículo sobre Ideología y utopía de Karl Mannheim, también publicado en 1929, es ubicable en esta primera tanda de trabajos de Marcuse, en los que se busca una síntesis entre Heidegger y Marx, entre fenomenología y dialéctica, bajo la idea directriz de una ontología crítica de la historicidad. Por ello, es muy posible que “Sobre filosofía concreta” y el artículo sobre Mannheim fueran escritos antes de la llegada definitiva de Marcuse a Friburgo, al parecer, en mayo de 1929. Porque resulta claro a partir de una carta enviada por Marcuse a principios de mayo de ese año (y que reproducimos en las páginas 255-257del apéndice del presente volumen) que su retorno a Friburgo estuvo marcado por una cierta decepción con Heidegger. En el plano filosófico tal decepción estuvo ligada a la constatación, a partir de sus clases y de sus publicaciones de ese año (Kant y el problema de la metafísica y De la esencia del fundamento), de que Heidegger se había embarcado en esos momentos en una “metafísica trascendental” (257).

Esta decepción se expresa con claridad en sus textos publicados en 1930, como es el caso de “Sobre el problema de la dialéctica I”, donde se sostiene que la pregunta decisiva de “si el sentido intrínseco del filosofar se orienta a la historia y a la historicidad [...] también debe ser respondida negativamente quizá en relación con Heidegger, si se interpreta toda la analítica existencial de la primera parte de Ser y tiempo solo como punto de partida para la elaboración de la ontología fundamental y de la metafísica (una interpretación que parece realizar el propio Heidegger según sus nuevas publicaciones [...]” (98). También se trasluce este distanciamiento en “¿Un marxismo trascendental?”, donde la crítica al intento de Max Adler de fundar el marxismo en una teoría trascendental del conocimiento de la sociedad alcanza directamente el proyecto de la fenomenología trascendental husserliana y la propia metafísica trascendental de Heidegger en aquellos momentos. En ese artículo se afirma como inherente al enfoque trascendental toda una serie de desconexiones (Ausschaltungen) teóricas que conducen a que la filosofía pierda la capacidad de afrontar adecuadamente la realidad, enfocando solo sus condiciones de posibilidad.

Por lo tanto, podemos decir que los textos de 1930 y 1931 presentan cierta unidad. Son fruto de un distanciamiento respecto de la deriva trascendental de Heidegger en 1929, aunque Marcuse sigue siendo fiel en este periodo al proyecto de una ontología fenomenológica de la existencia histórica, la cual define los parámetros filosóficos dentro de los que se moverá Marcuse hasta su integración en el Institut für Sozialforschung en 1933. Aunque el Heidegger de Ser y tiempo continúa definiendo la problemática en la que se mueve Marcuse, lo cierto es que en estos artículos asistimos a una acentuación de la relevancia de Dilthey,7 que ya fue importante en “Contribuciones a una fenomenología del materialismo histórico” como contrapunto materialista (junto con Marx) respecto a Heidegger. Ahora, y también en la tesis de habilitación, Dilthey se convierte en el interlocutor explícito fundamental, hasta el punto de dedicarle un artículo en el que se reivindica sin sombra de crítica su pensamiento (“Sobre el problema de la realidad histórica”). En todo caso, hay que hacer hincapié en que esta recuperación expresa de Dilthey se realiza en el marco definido por el proyecto de una ontología de la existencia histórica que Marcuse hace suyo a partir de su particular lectura de Ser y tiempo.

La publicación de los Manuscritos de economía y filosofía de Marx en 1932 no va a marcar una cesura en la producción teórica de Marcuse en Friburgo. Pues, significativamente, Marcuse encontró en ellos lo que había buscado primero en Heidegger y luego en Dilthey, a saber, una analítica concreta de la existencia histórica bajo el capitalismo capaz de criticar de manera fundada su caída en la cosificación. Los Manuscritos de Marx van a ofrecerle a Marcuse un concepto ontológico de trabajo sobre el que va a girar la reflexión del autor berlinés hasta el momento de su exilio a comienzos de 1933. De manera que la publicación de los Manuscritos de Marx no va a hacer abandonar a Marcuse su proyecto, asumido de Ser y tiempo, de una ontología materialista de la existencia histórica, sino que lo va a llevar a impulsar ese proyecto haciéndolo pivotar sobre el concepto ontológico de trabajo extraído del primer Marx. Serán su salida al exilio, su incorporación al Institut für Sozialforschung y la noticia, recibida en Suiza, de la afiliación de Heidegger al partido nacionalsocialista y su nombramiento como primer rector nacionalsocialista de una universidad alemana en marzo de 1933 lo que provocará una conmoción personal y teórica en la trayectoria de Marcuse que lo hará dejar atrás definitivamente el proyecto de una crítica del capitalismo sustentado sobre bases ontológicas.8 Este viraje en la trayectoria teórica de Marcuse se percibe claramente en los dos últimos textos compilados aquí, los primeros redactados por el autor berlinés en su exilio en Ginebra: una recensión de Karl Jaspers y el borrador de un texto sobre la filosofía alemana desde 1871 hasta 1933.

El objetivo de realizar una nueva edición de estos artículos, ya publicados en España,9 es doble. Por un lado, se pretende ofrecer una edición revisada y corregida de unas traducciones que, en su versión publicada, incluían opciones de traducción que ya no me parecen razonables (como la decisión de no traducir el término Dasein en los primeros artículos de Marcuse, que tendió a heideggerianizar en exceso las traducciones), errores tipográficos que no llegaron a ser corregidos por los revisores de las editoriales y, finalmente, incorrecciones introducidas por el propio revisor de una de las editoriales. Para solventar estos problemas, he llevado a cabo una revisión y corrección íntegra de los textos hasta alcanzar una versión más satisfactoria. Traduzco los términos Dasein y Existenz por “existencia”, dejando entre corchetes el término Dasein tras su traducción cuando sea el caso. Como es sabido, Dasein, que en el uso cotidiano del idioma alemán significa la existencia empírica, física, de algo, tiene en la obra de Heidegger Ser y tiempo un significado central, en cuanto se refiere a la existencia humana como específico modo de ser (en cuanto ser –o estar– ahí). He tenido que traducir Mensch por el genérico hombre para distinguirlo de menschliches Sein y menschliches Wesen (ser humano), a pesar de que resulta una opción cuestionable. Cuando Marcuse utiliza la expresión menschliches Sein, dejo a continuación entre corchetes el original alemán para permitir valorar al lector si con ello Marcuse se está refiriendo al ser del hombre, lo cual resulta relevante en unos textos como estos, de clara impronta ontológica. En varios lugares he decidido traducir esta expresión directamente por “ser del hombre” cuando así lo parece exigir el contexto.

El otro objetivo es poner a disposición de los lectores interesados de Latinoamérica en un solo volumen unos textos que forman una unidad coherente en el desarrollo teórico de Marcuse, y que solo están disponibles en editoriales que fuera de España se ofrecen a precios considerablemente elevados. En este volumen aparecen como apéndice tres textos inéditos en castellano (y que, en consecuencia, no aparecieron en la edición anterior en España de los textos del primer Marcuse). Se trata de una importante carta de Marcuse de mayo de 1929, en la que realiza una significativa caracterización de la figura de Heidegger y donde se posiciona además respecto al trabajo teórico de Husserl, y de dos recensiones, de 1929 y 1930, en las que se afrontan cuestiones claramente vinculadas con la problemática filosófica de Marcuse en estos años. Esto hace del presente volumen la primera edición completa de los artículos filosóficos del primer Marcuse redactados entre 1928 y 1933, pues incluye materiales no publicados en la edición de los escritos de Marcuse realizada por Suhrkamp (y reeditada posteriormente por la editorial Zu Klampen). En el apéndice se incluyen además varios textos relevantes para comprender la relación de Marcuse con el pensamiento de Heidegger, su referente filosófico más importante en sus años de juventud. Se trata de las tres cartas que intercambiaron ambos filósofos entre 1947 y 1948, una entrevista de 1977 y un breve texto sobre Heidegger también de 1977 con el significativo título de “Decepción”. Confío en que la publicación de este volumen colabore en el desarrollo de nuevas investigaciones sobre el pensamiento de Marcuse y en la generación de un interés mayor en la obra de un pensador cuyas aportaciones filosóficas están todavía por valorarse adecuadamente en el ámbito académico hispanohablante a un lado y otro del Atlántico.

Quiero expresar mi agradecimiento en primer lugar a John Abromeit, cuyos trabajos sobre el primer Marcuse y las conversaciones mantenidas con él me proporcionaron importantes claves para acceder a los primeros escritos de este pensador. Estoy muy agradecido a Jairo Escobar y a Noé Expósito por sus comentarios críticos a algunas opciones de traducción asumidas por mí en las anteriores ediciones de estos textos, que me han ayudado a mejorar la presente edición.10 Mi agradecimiento a Ramón Rodríguez, Jordi Magnet, Jordi Maiso, Rafael Cuevas, Romina Conti y Manuel Sánchez por sus comentarios y objeciones a la primera edición de estas traducciones.11 Gracias también a Juan Antonio Nicolás, Ramón Rodríguez, Francisco de Lara, Faustino Oncina, Francesc Pereña y Joan González por su invitación a seminarios y encuentros en los que pude exponer mi interpretación de los presentes textos de Marcuse. Agradezco a Mathias Jehn y Stephen Roeper, director y técnico, respectivamente, del Archivzentrum de la Universitätsbibliothek de Fráncfort del Meno, por el modo en que facilitaron mi trabajo en el legado de Marcuse para la realización de estas traducciones. Jairo Escobar y Juan David Gómez Osorio han impulsado decisivamente la presente edición y les estoy muy agradecido por ello. Agradezco a Peter y Harold Marcuse y, sobre todo, a Peter-Erwin Jansen su activo apoyo a la publicación de estos textos en castellano y su autorización de la presente edición. A Peter-Erwin Jansen estoy doblemente agradecido por la foto de la cubierta, que ha puesto generosamente a disposición de la presente edición. Quiero dedicar el presente volumen a la memoria del profesor Jairo Escobar, persona entrañable a la que guardo gran afecto y profundo respeto intelectual. Sé la gran satisfacción que le habría causado ver editado este volumen en la Editorial Universidad de Antioquia.

Madrid, noviembre de 2018


1 Como es sabido, Marcuse no llegó a presentar su trabajo sobre Hegel como tesis de habilitación, al parecer, porque durante su estancia en Friburgo percibió una pérdida de interés de Heidegger en su investigación. Sobre ello puede verse S. Benhabib, “Translator’s Introduction”, en H. Marcuse, Hegel’s Ontology and the Theory of Historicity, Cambridge, The MIT Press, 1987, pp. ix-lx, y P.-E. Jansen, “Marcuses Habilitationverfahren – eine Odysee”, en P.-E. Jansen (ed.), Befreiung denken. Ein politischer Imperativ, Offenbach Verlag 2000, 1990, pp. 141-150. El trabajo fue publicado a pesar de ello en la editorial Vittorio Klostermann en 1932 con el título Hegels Ontologie und die Grundlegung der Theorie der Geschichtlichkeit (traducida al castellano como Ontología de Hegel y teoría de la historicidad, Barcelona, Martínez Roca, 1970).

2 Sobre la biografía de Marcuse, ver B. Kātz, Herbert Marcuse and the Art of Liberation, Londres, Verso, 1982.

3 Remito entre paréntesis a la paginación del presente volumen.

4 Sobre esto, ver Th. McCarthy, “Heidegger y la teoría crítica: el primer encuentro”, en Id., Ideales e ilusiones, Madrid, Tecnos, 1992, pp. 92-106; P. Piccone y A. Delfini, “Herbert Marcuse’s Heideggerian Marxism”, en Telos, n.º 6, 1970, pp. 36-46; A. Schmidt, “Ontología existencial y materialismo histórico en los escritos de Herbert Marcuse”, en J. Habermas (ed.), Respuestas a Herbert Marcuse, Barcelona, Anagrama, 1969, pp. 18-49, y R. Wollin, “Herbert Marcuse: del marxismo existencial al heideggerianismo de izquierdas”, en Id., Los hijos de Heidegger, Madrid, Cátedra, 2003, pp. 201-251.

5 Ver D. Kellner, Herbert Marcuse and the Crisis of Marxism, Berkeley, University of California Press, 1984. Puede verse también mi aportación “La crítica del marxismo en el primer H. Marcuse”, en Dialéctica libertadora, n.º 7, Bogotá, 2015, pp. 93-105.

6 Ver K. Löwith, Mi vida en Alemania antes y después de 1933, Madrid, Visor, 1992, p. 79.

7 Ver J. Abromeit, “Herbert Marcuse’s Critical Encounter with Martin Heidegger 1927-1933”, en J. Abromeit y W. Mark Cobb (eds.), Herbert Marcuse. A Critical Reader, Nueva York y Londres, Routledge, 2004, pp. 131-151, y M. Hernández Jorge, “Marcuse, Heidegger y Dilthey: a propósito de la historicidad”, en Revista Laguna, n.º 11, 2002, pp. 152-159.

8 He tratado de sintetizar aquí la lectura del primer Marcuse que he expuesto en anteriores trabajos: ver “Herbert Marcuse y los orígenes de la teoría crítica. Una aproximación”, en J. M. Romero (ed.), H. Marcuse y los orígenes de la teoría crítica, Madrid, Plaza y Valdés, 2010, pp. 7-79; “¿Entre Marx y Heidegger? La trayectoria filosófica del primer Marcuse”, en H. Marcuse, Entre hermenéutica y teoría crítica. Artículos 1929-1931, Barcelona, Herder, 2011, pp. 9-35; “La problemática de la historicidad en el primer H. Marcuse”, en Pensamiento, vol. 69, n.º 259, 2013, pp. 331-350, y “La Kehre (o viraje) en la trayectoria filosófica de Herbert Marcuse”, en H. Marcuse, Sobre Marx y Heidegger. Escritos filosóficos (1932-1933), Madrid, Biblioteca Nueva, 2016, pp. 13-45.

9 En los volúmenes J. M. Romero (ed.), H. Marcuse y los orígenes de la teoría crítica, Madrid, Plaza y Valdés, 2010; H. Marcuse, Entre hermenéutica y teoría crítica. Artículos 1929-1931, Barcelona, Herder, 2011, y H. Marcuse, Sobre Marx y Heidegger. Escritos filosóficos (1932-1933), Madrid, Biblioteca Nueva, 2016.

10 Ver las reseñas de Noé Expósito sobre las ediciones españolas de los textos del primer Marcuse en Constelaciones. Revista de Teoría Crítica, vols. 4 y 7.

11 Ver Ramón Rodríguez, “Exégesis y diatribas”, en Revista de Libros, n.º 168, 2010, pp. 24-26; Jordi Magnet, “El joven Marcuse y su camino de Heidegger a Horkheimer”, en Eikasia. Revista de Filosofía, n.º 49, 2013, pp. 225-240 (artículo en el que Magnet sintetiza argumentos centrales de su trabajo Fenomenología de la existencia y marxismo crítico: la recepción de Heidegger en Marcuse y Kosík, tesis doctoral, Universidad de Barcelona, 2016); Jordi Maiso, “¿Revitalizar a Marx desde Heidegger? Sobre la primera edición en español de los escritos tempranos de Herbert Marcuse”, en Isegoría, n.º 46, 2012, pp. 327-332, y la reseña de Rafael Cuevas publicada en Devenires, n.º 28, 2013, pp. 214-220.