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Primera edición, septiembre de 2019

Concepto editorial

Investigación y redacción

Edición

Concepto gráfico y producción

Fotografía de portada

Intermedio Editores S.A.S.

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.

ISBN:

Diseño epub:

Contenido

¿Cómo funciona el cerebro?

Depresión

Ansiedad

Homosexuales, ¿nacen o se hacen?

Demencias

El Cuidador quemado

Adicciones

El niño hiperregalado

Fibromialgia

Trastorno afectivo bipolar

Suicidio

Glosario

Desde la infancia me llamó la atención el comportamiento humano, y todo lo que implica la formación, la crianza y el desarrollo de una persona que termina expresando ciertos tipos de comportamientos, los cuales pueden ser predichos modificados y hasta mejorados.

Con los años, fui testigo de cómo muchos comportamientos se generalizaban y se hacían habituales, también de cómo muchos terminaban afectando negativa y positivamente a la sociedad. A mí me tocó una ciudad deteriorada, violenta y en guerra. Parte de ese panorama se debía a que las personas aceptábamos ese tipo de comportamientos.

Asistir obligado al ejército me dio una perspectiva distinta, y me permitió comprender que tal vez, la manera en la que se enfrentaban los comportamientos violentos era equivocada.

Al empezar medicina entré a un universo de conocimiento y al pasar por cada especialidad, tenía una luna de miel, donde me enamoraba de la profesión, no puedo negar que también tuve ciertos ‘desencuentros’ con otras materias. Pero conocí el amor verdadero, mi pasión, mi ruta para seguir sorprendiéndome al aprender acerca del comportamiento humano y de la explicación, a partir de la ciencia y de las razones por las cuales nos comportamos de ciertas maneras.

Cuando uno estudia ‘A profundidad’, lejos de resolver inquietudes, encuentra preguntas, a mí se me ‘metió’ una en la cabeza: ¿El comportamiento se puede explicar primordialmente desde la biología?

Entre más repensaba la pregunta, más notaba que no solo se trataba de la psiquiatría, sino de la integralidad que se puede alcanzar al trabajar y comprender otras áreas de la medicina como la neurología, la endocrinología y la medicina interna, entre otras. Cada una me ofrecía una visión más definida acerca de la importancia y la influencia de los aspectos biológicos en el comportamiento humano.

Algunos, incluso en la psiquiatría, se resisten a estudiar y a tratar de entender a la biología y a la genética, como una parte preponderante en la estructura del comportamiento humano. Por mi parte, intentaba explicarlo en mis consultas, pero era complejo, sobre todo porque el cerebro aún no se ha descrito completamente en todas sus interacciones.

Pero, afortunadamente, un día leí un artículo doctor Rodolfo Llinás, uno de los pensadores colombianos más grandes, él explicaba: “Ha sido una situación muy complicada porque la gente no estaba preparada para entender que psiquiatría y neurología son lo mismo. A muchos les parece increíble que uno pueda entender, desde el punto de vista de la actividad celular, cosas como la depresión, la esquizofrenia y cuestiones más complejas como el dolor central o un tinnitus, que es espantoso. Estas situaciones son estados funcionales de un cerebro que no está trabajando bien. La diferencia entre un tinnitus, un dolor central y la depresión no es el mecanismo que los produce, sino dónde se producen” (Ojo, el lugar donde se produce en el cerebro). “El mecanismo es muy similar y se puede ver dónde está. Esto ha sido muy importante porque demuestra que pensar, crear, memorizar y todas las patologías son simplemente estados funcionales del cerebro. Es un concepto que les resulta chocante a muchos porque, de algún modo, se está negando lo que se ha considerado algo así como ‘el alma’”. Y añade: “Exactamente, las emociones se pueden correlacionar. Antes se pensaba que no, y la realidad es que sí: yo puedo ver en el cerebro cuando alguien está bravo, triste o con dolor. Pero a la gente le resulta profundamente complejo y difícil de aceptar que la mente —que era casi intocable— se reduce a una situación ‘cuchareable’, y su conclusión temerosa es: “Solamente hay dos posibilidades: que el paciente esté bien o que esté mal. Si está bien, no ha pasado nada porque no hubo necesidad de tratamiento. Pero si está mal, ¿qué hacemos nosotros? ... “La actividad cerebral cambia según la clase de actividad osciladora: palabras, música, olores, ruidos, etc. El magneto-encefalograma registra zonas de diferentes tonalidades en determinados sitios del cerebro. Entonces podemos demostrar que las emociones son estados físicos que ponen a la gente a vibrar. Se ha abierto una puerta profunda: podemos ver la actividad cerebral y debemos analizarla sin prejuicios. Antes se auscultaba el cuerpo y se diagnosticaba: cáncer, tuberculosis o sida. Ahora hemos llegado a la misma posibilidad con el estado cerebral y podemos ver si el tratamiento está sirviendo o no. Es una revolución”.

Leer eso fue REVELADOR PARA MI. No solo lo pensaba yo, pero ahora ¿qué debía hacer con esta información?

Siempre trato de aprender de cada persona, más si tiene un conocimiento enorme para compartir como es el caso del doctor Llinás. También trato de absorber conocimiento de las situaciones cotidianas, así fue como a mi vida llegó el Reggaetón, un tipo de música simple y directa, tanto en su estructura como en sus letras. En ese momento comprendí que a la gente le gusta lo sencillo y me puse la meta de explicar la psiquiatría de esa forma, este escrito es parte del resultado.

Espero entonces que este libro se convierta en una especie de ‘viaje por el cerebro’ y que sea una oportunidad para conocerlo. Pero, eso no es todo, además busco sacar a la psiquiatría del consultorio, y hasta de ‘closet’.

¡Un abrazo para todos! y empecemos este viaje.

Fuente

Tomada las opiniones del Dr Llinás de las dos orillas: “Llinás encontró la droga contra el Alzheimer, solo falta la patente”. Por Margarita Vidal, Junio, 2013.

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El cerebro es el órgano más complejo e increíble del cuerpo humano. Para entender su complejidad vamos a suponer que el cerebro es una ciudad y en el centro se encuentra la infraestructura básica para el funcionamiento de todo el territorio: la energía, el cableado telefónico, los nutrientes llevados en medios de transporte y también la recolección de desechos que luego llegan a otros órganos como el hígado, el riñón y los pulmones para ser reciclados o expulsados.

Para salir del centro de una ciudad, o de cualquier lugar, lo primero que hacemos es buscar “señalización” y esa señalización debe estar expresada en un lenguaje claro y sencillo para evitar que uno se pierda.

Cuando la señalización es adecuada, el tránsito de la ‘ciudad’ circula de forma adecuada siempre y cuando el tráfico que llega al cerebro y que centraliza toda la información de los órganos actúe normalmente.

Pero... ¿En qué momento se puede afectar la señalización cerebral?:

Este tipo de afectaciones pueden darse en cualquier momento de la vida. Por ejemplo, una de las situaciones de mayor vulnerabilidad es durante la formación del feto, pues si la madre, en el embarazo, presenta problemas en la presión arterial, el azúcar alto en sangre, el aumento de las hormonas del estrés, o una infección, solo por mencionar algunos eventos, se podría presentar una afectación cognitiva en el bebé. Por otro lado, aunque la formación cerebral del feto se dé sin inconvenientes, si al momento de nacer el bebé es expuesto a una baja de oxígeno, esta acción también puede llegar a afectar su cerebro.

Pero ahí no terminan las posibilidades de daño. Una vez este joven crece y la naturaleza hizo un proceso titánico para llevar a buen término ese cerebro, logrando protegerlo de traumas, infecciones, mala circulación, entre muchos retos más, este ser humano, ahora en la adolescencia o en la adultez conoce las sustancias psicoactivas, y al consumirlas afecta nuevamente a su cerebro, esta vez de formas que aún no logramos comprender completamente.

Además, los problemas de circulación también pueden afectar la señalización, por ejemplo, un infarto cerebral.

En fin… El cerebro es tan delicado que el solo nacimiento no determina el bienestar de la persona. Así mismo, el hecho de que nuestro cerebro esté cubierto de hueso no implica que esté completamente protegido contra el daño, de hecho, generalmente, los deterioros del cerebro son lentos y, en un momento determinado se vuelven tan evidentes que cualquiera puede notarlos, no se necesita ser médico, ni especialista para ello.

Si hay una adecuada “señalización” surge una importante palabra para el cerebro:

“Comunicación”, esta depende de muchos factores en la ‘ciudad’: electricidad, circulación, telefonía y tránsito son las encargadas de llevar recursos para mantenerse en funcionamiento y lo más importante, enviar mensajes desde el “centro” a cada área para asignar tareas.

Así, se da lugar al siguiente término: la “especialización”: esto quiere decir que existen ‘barrios’ en la ciudad que se dedican a cosas como el lenguaje, la memoria a corto y largo plazo, la memoria reciente. Así como la regulación de nuestras emociones, el autocuidado, la irritabilidad, el comportamiento sexual: movimientos finos y complejos, dolor y miedo.

También existe el barrio de los sueños, cuando se trata de dormir. El de los planes, encargado de cómo nos vemos en el futuro. En fin… muchos barrios, unos con muchas alternativas de trasporte y comunicación, otros un tanto más vulnerables. Una de las formas de reconocerlos es a través de las vías que llevan hacía ellos, el cuerpo creó ‘autopistas’ para proteger ‘barrios’ muy importantes como el lenguaje, el movimiento, la memoria y los instintos más básicos como comer y respirar. Cuando estas autopistas circulatorias colapsan es muy grave porque se puede perder el equilibrio del cuerpo y el daño neuronal es evidente. De hecho las personas pueden dejar de hablar o mover alguna parte de su cuerpo, se trata de sucesos tan visibles que todos podemos notarlos.

Sin embargo, en los ‘barrios’ más alejados no sucede lo mismo, entonces cuando una pequeña vía se bloquea en el cerebro aparecen inconvenientes leves o no tan notorios. Por ejemplo, a la persona se le puede olvidar un nombre, pierde la capacidad para hacer un cálculo matemático o no logra recordar una dirección. Estos sucesos tratan de ser resueltos por el cuerpo y la biología en su sabiduría milenaria, pero a veces esto no es posible.

En la ciudad ‘Cerebro’, los barrios más vitales tienen mejores redes de señalización - comunicación y especialización -. Entre ese tipo de barrios a veces existe comunicación, lo que da origen a la “conectividad” eso es lo que explica que existan enfermedades que presenten muchos síntomas al mismo tiempo.

Por ejemplo (mencionaré algunas enfermedades para explicarlas a partir de este modelo):

Epilepsia: se trata de una alteración en la red eléctrica del barrio del movimiento.

Ansiedad: una descarga de energía muy alta que afecta el área del miedo y de la preocupación. Además, por la interconexión entre ‘barrios’, puede alterar el movimiento, generar taquicardia, diarrea y hasta ocasionar un dolor similar al de un infarto al corazón.

Fibromialgia: puede corresponder a un desequilibrio que puede comprometer la energía eléctrica entre los ‘barrios’ del dolor y la ansiedad, sin que haya un buen regulador de energía entre ambos. Esa mala regulación afecta la energía del dolor corporal y su interpretación a nivel central. Para resumir el dolor pasa sin ningún filtro.

Depresión: puede darse por la falta de suministro de electricidad y nutrientes en el ‘barrio’ del ánimo. Cuando la depresión involucra como causa el consumo de cocaína, lo que pasa en el cerebro es que la sustancia eleva tanto el voltaje de la energía, que revienta los bombillos y daña el alumbrado de público del barrio, esto desemboca en depresión. Contrario a esto si el consumo es de licor o marihuana, el voltaje del alumbrado público baja tanto que todo queda completamente oscuro.

Para terminar de comprender el funcionamiento del cerebro existe una quinta palabra, se trata del “reciclaje”.

Una vez el cuerpo utiliza todo lo necesario para cumplir sus funciones, produce una cantidad de sustancias de desecho, muchas de ellas son recicladas directamente por cada uno de los barrios, el resto son recolectadas por la circulación y eliminadas por otros órganos como el riñón, el hígado o los pulmones.

Los inconvenientes surgen cuando no se separan las basuras dentro de las células, las ‘casas’ de cada ‘barrio’. El reciclaje en el cuerpo tiene algunas etapas importantes, la primera es separar los residuos y llevarlos a la mínima expresión, la segunda depende de la circulación: las arterias traen nutrientes como el oxígeno y el azúcar, mientras que las venas se encargan de recoger los desechos cuando los nutrientes son utilizados para llevarlos a distintos órganos del cuerpo que se encargan de la limpieza. Cuando los desechos son demasiado grandes para evacuarlos mediante la circulación, terminan acumulándose, esta situación afecta procesos tan importantes como la entrega de nutrientes al cerebro. Si esto pasa, las células empiezan a morir. Justo eso es lo que sucede con enfermedades como el Alzheimer.

En la Demencia tipo Alzheimer, no hay una recolección adecuada de los desechos en los barrios de la memoria. Es característico que los recuerdos del pasado estén mejor cuidados que los nuevos, pues han tenido más tiempo para instaurarse. Por tal motivo los pacientes tienen muy buena memoria para lo que pasó hace años y muy mala memoria para lo que pasó en la semana anterior. Poco a poco, como el deterioro aumenta, pueden terminar comprometidos todos los recuerdos y que el paciente termine sintiéndose y comportándose como un bebé que no recuerda movimientos tan básicos como el control de esfínteres.

En la demencia de cuerpos de Lewy sucede algo parecido a lo del Alzheimer, pero en este caso la basura (las proteínas) se queda dentro de las células (casas). Así, además de afectarse el barrio de la memoria, empiezan a presentarse afectaciones en la visión como las alucinaciones.

En el transcurso de este libro ejemplificaremos muchas de las enfermedades que tocamos en esta corta explicación y profundizaremos acerca de sus manifestaciones clínicas. Lo invito a un viaje, en el que intentaré poner las enfermedades cerebrales en términos sencillos, para que usted pueda identificarlas y acompañar a las personas que las padecen.

Para ello en cada capítulo encontrará una estructura sencilla: primero una explicación de la enfermedad y sus síntomas, luego unas historias creadas para el libro e inpiradas en algunos comportamientos de la enfermedad y para finalizar algunas recomendaciones prácticas para aplicar. También se mencionarán algunos mitos que considero dañinos y se deben erradicar.

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Así funciona nuestro cerebro #Aprofundidad.
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“Yo consumo licor, me animo un rato, pero apenas pasa el efecto empeora mi ánimo y tengo que volver a tomar”. La depresión es una sensación de malestar, incapacidad de sentir placer y gusto, desmotivación, dificultad para realizar actividades diarias y sentimientos de tristeza. Sin embargo, casi todos nos hemos sentido así alguna vez, pero en el caso de la depresión estos sentimientos perduran, pueden aparecer por dos semanas o más.

La depresión se caracteriza por el aislamiento de las personas. Esto se debe a que se renuncia al entorno, el ánimo disminuye y se presentan dificultades para compartir con la familia, los amigos y compañeros de trabajo.

Para entender qué sucede es necesario abordar la situación desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, en mis consultas suelo analizar el entorno familiar, académico y, en las mujeres, su primera menstruación, pues cada contexto modifica la enfermedad y la hace más fuerte o más débil.

Este análisis permite descubrir que, en ocasiones, la persona tiene un padre o madre depresivos o que presentan ansiedad. Lo que puede incrementar la posibilidad de que la persona herede la enfermedad de sus padres.

Por su parte, la llegada de la primera menstruación cambia por completo la dinámica hormonal y propone muchos retos, ya que se pueden presentar cambios y síntomas de la depresión hasta convertirla en una condición crónica.

Otro de los factores más influyentes, principalmente en los jóvenes, es cuando existe algún tipo de matoneo, bullying o tristeza. En este caso se pueden presentar dolores físicos que suelen confundirse con otras enfermedades y que pueden terminar siendo una depresión “enmascarada”.

“Empecé a comportarme algo rebelde, irritable y a dormir mal”.

Juan Pablo, uno de mis pacientes, consultó con sus padres luego de ser atendido múltiples veces en urgencias. En el colegio empezó asistir a enfermería por diferentes dolores en la cabeza o abdomen. Esta situación le afectó tanto que dejó de jugar con sus primos y de asistir a las clases que más disfrutaba, como las de fútbol. Pasaba el día entero usando su consola de videojuegos. Su rendimiento en el colegio se deterioró y empezó a comerse las uñas.

La depresión en Colombia afecta al 4,7 por ciento de las personas.

Sus padres lo llevaron a consultar al médico pediatra, quien le envío una serie de exámenes de laboratorio cuyo resultado fue normal, la salud general de Juan Pablo era óptima.

A raíz de eso, pero con la poca mejoría de Juan Pablo, los padres decidieron conversar con la profesora para saber si su hijo tenía algún problema con alguien de su clase, pero la respuesta seguía siendo no.

Aun así, la situación seguía empeorando, Juan Pablo empezó a ponerse algo rebelde, irritable y a dormir mal sin razón aparente. En ese momento sus papás decidieron llevarlo a la psicóloga, quien abordó todos los escenarios del entorno, y el niño presentó una mejoría parcial pero no definitiva. De hecho el deterioro escolar seguía aumentando.

Como última instancia el pediatra recomendó la intervención psiquiátrica, allí, y con solo 20 días de tratamiento con medicamentos, Juan Pablo empezó a presentar una mejoría mucho más significativa. Mejoró en el colegio y en sus relaciones interpersonales. La clave del tratamiento fue identificar, mediante el estudio de la historia clínica familiar, la presencia de antecedentes de depresión temprana.

La misma enfermedad cambia cuando se trata durante la adolescencia, de hecho, la depresión puede mostrarse de una forma más visible según la edad. Desde mi experiencia algunos jóvenes que presentan cuadros depresivos tienen una tendencia a autolesionarse (cutting), que consiste en cortarse la piel para provocarse sufrimiento físico y sentir placer; incluso, en ocasiones, presentan actos suicidas con el fin de disminuir la ansiedad.

Cuando a urgencias llegan preadolescentes que se provocaron daño, los médicos los remiten al psicólogo, y no está mal hacerlo, pero no debemos olvidar que se trata de una enfermedad de riesgo vital que debe ser abordada desde dos ópticas: desde la psicología y la psiquiatría y, además, se debe evaluar muy bien el entorno social.