INTRODUCCIÓN

La maestra Isabel Bongard Cordes llegó a Chile desde Alemania, aquel bello país donde los ríos son interminables senderos que extienden sus orillas para entregar belleza, vida y progreso, y que se desplazan con dulzura, y paz, para conformar un sensible paisaje meditabundo, ensoñador y sereno. El país que ha entregado a la humanidad seres universales, como el gran escritor Thomas Mann, los filósofos Friedrich Nietzsche, Karl Marx , los poetas Friedrich Schiller, J. von Goethe y los músicos Ludwig van Beethoven, Richard Wagner, Félix Mendelssohn, entre otros.

El poeta Schiller, llamado el “poeta de la libertad”, escribió en 1800 la “Oda a la Alegría” a la que Beethoven le puso música y la incluyó en su Novena Sinfonía llamada Coral, transformándose en un paradigma del estilo romántico de la época. Aquí, el músico muestra el amor a la libertad, tal como lo soñó también el poeta. Juntos nos entregaron ese presente en modo coral, en donde sus voces son el símbolo del anhelo por una hermandad y una reconciliación universal.

Alemania, país de frondosos bosques, de majestuosos e imponentes castillos, de aldeas de techos rojos escondidos entre las colinas. El país de los hermanos Grimm, que lograron alcanzar la cultura mundial gracias a sus cuentos llenos de magia, de sortilegios, de peligros, de encantamientos. Los hermanos comenzaron su trabajo cuando Alemania era un confuso entramado de feudos y principados; había sido invadida por la Francia napoleónica y los nuevos gobernantes pretendían suprimir la cultura local; pero los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm se preocuparon de recopilar y coleccionar los cuentos con el único y noble propósito de salvar la amenazada tradición oral alemana. Estos relatos se transformaron en historias que han sido leídos por muchas generaciones: Blancanieves, La Bella Durmiente, La Cenicienta, Hansel y Gretel, La mujer del pescador, Pulgarcito, Rapunzel, entre muchos otros.

Cada cuento tenía la misión de entregar un mensaje, una advertencia, un valor; entregan una lección y una invitación: cumple tus promesas, trabaja duro, obedece a tus padres, no hables con desconocidos, no tomes lo ajeno...

Cuando los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm descubrieron que tenían un nuevo público lector en los niños, tomaron la decisión de suavizar el contenido de los cuentos con la finalidad de adaptarlos a los nuevos pequeños lectores. Entonces publicaron una tercera edición el año 1857.

Para esta fecha, Isabel Bongard tenía ocho años. A lo largo de su niñez debe haber disfrutado de estos cuentos, recibiendo lecciones de rectitud, austeridad, honradez, desde su temprana niñez.

ISABEL EN SU ALEMANIA NATAL

Isabel nace en el poblado de Mellen, perteneciente a la región montañosa de Sauerland, la que ocupa parte del estado federal de Renania del Norte - Westfalia, uno de los dieciséis Estados Federados que hoy conforman Alemania.

Isabel creció en torno al río Ruhr, afluente del Rhin en su curso inferior. Rodeado de bosques de follajes multicolores, la presencia diaria y silenciosa del ganado, los animados pájaros y los suaves lomajes hacen de esta región un bello y sereno paisaje.

Sus padres fueron Mathias Bongard, campesino y Margarete Cordes, dueña de casa. Karl su hermano mayor y Theodor, su hermano menor.

Mellen contaba en esos años con 28 grandes casonas. En una de ellas vivía la familia Bongard Cordes. En la actualidad quedan tan sólo siete de aquellas imponentes y bellas casonas rurales que albergaron la historia más íntima de esas familias alemanas, trabajadoras, católicas y muy sacrificadas.

Isabel asistió a la escuela a la que concurrían todos los niños de Mellen y que estaba ubicada en Balve, lugar distante a ocho kms. de Mellen, distancia que debía recorrer caminando diariamente. Por tradición, para las niñas no era necesario aprender a leer y escribir; era mejor que permanecieran en casa para ayudar en los quehaceres del hogar, en las faenas del huerto y colaborar en el cuidado de los hermanos menores.

Esta carta que Isabel envía a su amiga Dina, a los doce años, expresa claramente esta situación:

Balve, 21, Enero de 1862

Querida Dina, como tú quieres saber lo que yo hago cada día, así te voy a informar ahora. En la mañana a las seis horas me levanto o cuando tengo que ayudar a mi madre me levanto a las cinco. Entonces me visto, y cuando he hecho esto, rezo mis oraciones por la mañana. Después de haber rezado mis oraciones voy a la sala y aprendo mis lecciones que debo saber para la escuela. Más tarde tengo que cocinar la comida y cuando la comida está lista, tengo que poner la mesa y servirla. Las oraciones de la mesa las hace mi padre1.

Pero el destino de Isabel era otro.

Gracias a su vehemencia y enorme capacidad intelectual, la educación le abrió un destino inimaginable para una mujer de su época.

Llegando el año 1862, y una vez terminada la educación primaria, Isabel inicia un nuevo destino. Con sólo trece años, es enviada al convento de las monjas Ursulinas, en la ciudad de Colonia.

Colonia, es una de las ciudades más antigua y grande de Alemania, construida a las orillas del río Rhin. Famosa por su catedral gótica, cuya construcción demoró seis siglos. Finalmente fue inaugurada en 1880, año en que Isabel ya vivía en Colonia.

El convento de las Ursulinas estaba bajo el alero del arzobispado de Colonia y esta congregación atendía una escuela popular para niñas de escasos recursos, a las que se les enseñaba un oficio: dibujo, costura, cocina, tedel arzobispado de Colonia y esta congregación atendía lar, de tal manera que una vez terminada su educación, las alumnas recibían un certificado de capacitación o competencia, por medio del cual les era posible ingresar a un trabajo en alguna fábrica o ejercerlo en forma independiente.

Además de esta escuela, las Ursulinas atendían un liceo para señoritas, con internado pagado y con una malla curricular que consideraba idiomas extranjeros, inglés y francés, música, ciencias naturales, matemáticas y talleres de arte. Este liceo para señoritas fue el que acogió a Isabel Bongard. Al recibir una educación de elite, ella ya estaba “elegida” para cumplir una importante y noble misión, aun cuando su humilde origen de niña campesina le determinaba otro porvenir.

En Colonia, Isabel adquiere su formación de profesora primaria. Terminada esta etapa, continúa con las Ursulinas en la ciudad de Bonn. Allí recibió su título de profesora de Estado. Isabel nunca perdió contacto con las Ursulinas y, con toda seguridad, esta Congregación valoró sus atributos, su esmero como persona y maestra para nunca dejarla abandonada, como ya veremos.

En 1875 las autoridades del Estado cierran todas las escuelas católicas, incluyendo las Ursulinas. Entonces la congregación abandona el país y se traslada a Bélgica.

Entre los años 1876 a 1881, Isabel se desempeñó como profesora primaria en Oberaussen, lugar distante a 30 km. de Colonia.

Pronto la vida se mostró especial e incomparable. Había llegado la juventud, e Isabel conoció la sublime esencia del amor; aquel embrujo inesperado había sorprendido su vida y tocado su corazón.Comienza una relación sentimental con un joven noble de apellido von Schönen. De este amor, un 17 de octubre de 1882, nace Paula, también en el pueblo de Mellen. Para ese entonces, Isabel tenía 33 años.

El nacimiento de Paula, significa para Isabel toda una alteración (y complicación) de su vida profesional. Debido a la estricta regla de celibato impuesta a las profesoras de la época, ella estaba impedida de continuar con el ejercicio de su profesión. Por esta razón, y en un acto que muestra su determinación y carácter, Isabel decide mantener esta situación en estricto secreto y así poder continuar con su carrera. Tenía una idea muy clara sobre la vida que quería llevar.

Trabajó algunos años en un Liceo de Niñas de la ciudad de Colonia, luego, como profesora de Matemáticas y Ciencias en una Escuela Normal en Berlin. Aquí toma conocimiento de la posibilidad de viajar a América y comenzar una nueva vida. Se abría la oportunidad de ser contratada para viajar a un lejano país llamado Chile. Decide postular y es aceptada.

¿Y Paula? Antes de viajar, Isabel entrega a su hija a un matrimonio amigo de su más íntima confianza, quienes vivían en Colonia. Era la pareja conformada por Heinrich Hecker y María Tiedemann.

De esta manera, pudo concretar su viaje a Chile, en tanto que “Paula Hecker Tiedemann, natural de Colonia, Imperio de Alemania hija legítima de Heinrich Hecker y María Tiedemann”, quedaba en su país natal.

Cuando viaja a Chile, el año 1884, Isabel tenía 35 años. Ese mismo año fallece su padre y su hija Paula cumple dos años. Isabel Bongard se muestra valiente, decidida, dueña de sí misma y de sus sueños, capaz y consciente de sus capacidades.

La formación en las Ursulinas la hace llevar consigo la flecha que simboliza su actitud valerosa y la rama de palma de la victoria. Esta formación marca con fuego en su corazón la confianza, la independencia y la responsabilidad, que desarrollará luego en beneficio de los demás, durante toda su vida.

En noviembre de 1884 se embarca con destino a Chile.



1. Para conocer los documentos completos y la información detallada, ver Elisabeth-Isabel Bongard: migrante y protagonista de la reforma Educacional Alemana en Chile. Alfonso, Adriana y Pacheco, Susana. Editorial ULS, La Serena, 2011.

AÑO 1842 EN CHILE

Debido a la gran demanda mundial de alimentos, Chile se transformó en un país exportador de materias primas: trigo, harina, cobre, carbón. Sumado a esto, con las riquezas creadas por las actividades mineras, fue posible que se generara un movimiento que llevaría a la formación de grupos sociales, los que fueron conformando los primeros esbozos de la clase media y el proletariado. El año 1842 fue un año muy fecundo para el país. La estabilidad y la paz política en Chile impulsan un desarrollo cultural y educacional, y nuestra tierra se transforma en hogar de ilustres profesores, asilados políticos, artistas e intelectuales.

Invitado por el gobierno, llega a Chile Andrés Bello, intelectual venezolano, contratado en Londres por Mariano Egaña.

En cuanto a los asilados políticos, se destaca la presencia de los argentinos Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi, Félix Frías, quienes se dedicaron a diversas actividades relacionadas con la cultura, periodismo, educación, literatura, entre otras.

Esta particular generación se sintió protagonista de las transformaciones que Chile estaba reclamando. Nace la llamada “Generación del 42”, que se constituyó en un gran movimiento cultural, resultando muy importante para la educación chilena. Durante el transcurso de este año nacieron dos instituciones educacionales, esenciales para el desarrollo del país: la Escuela Normal y la Universidad de Chile.

Bajo el gobierno del presidente Manuel Bulnes (1841-1851), asume como Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Manuel Montt quien, conociendo la necesidad de unificar la instrucción, resuelve crear la Escuela Normal de Preceptores, la que más tarde pasó a llamarse “José Abelardo Núñez”.

Esta primera Escuela Normal de Preceptores abrió sus puertas en Santiago el 14 de junio de 1842 y se designó para organizarla a Domingo Faustino Sarmiento.