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ELOGIO DE LA PEREZA

JACQUES LECLERCQ

EL INSTANTE PRESENTE

JACQUES PHILIPPE

EDICIONES RIALP, S. A.

MADRID

Elogio de la pereza

© 2014 by JACQUES LECLERCQ

El instante presente (capítulo extraído del libro La libertad interior, editado por Rialp)

© 2014 by ÉDITIONS DES BÉATITUDES S. O. C.

© 2014 de la presente edición, by EDICIONES RIALP, S. A.,

Alcalá, 290 - 28027 Madrid

(www.rialp.com)

Fotografía de cubierta: © idea - Fotolia.com

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN: 978-84-321-4434-9

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ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

ELOGIO DE LA PEREZA

PRESENTACIÓN

ELOGIO DE LA PEREZA

APÉNDICE AL «ELOGIO DE LA PEREZA», REDACTADO EN NOVIEMBRE DE 1948

EL INSTANTE PRESENTE

EL INSTANTE PRESENTE

1. LIBERTAD E INSTANTE PRESENTE

2. EL VERBO AMAR SOLO SE CONJUGA EN PRESENTE

3. SOLO SE PUEDE SUFRIR UN INSTANTE

4. A CADA DÍA LE BASTA SU CONTRARIEDAD

5. EL MAÑANA SE PREOCUPARÁ DE SÍ MISMO

6. VIVIR, Y NO ESPERAR A VIVIR

7. LA DISPONIBILIDAD HACIA EL OTRO

8. EL TIEMPO PSICOLÓGICO Y EL TIEMPO INTERIOR

JACQUES LECLERCQ

ELOGIO DE LA PEREZA

PRESENTACIÓN

Lo peligroso de las balas no es el trozo de plomo de que constan, sino su velocidad. Lo malo de nuestra civilización no es la técnica, ni siquiera la masificación, sino su prisa, su trepidación, o, con otras palabras, la pérdida del sentido de contemplación, de aquella actividad del espíritu que, al decir de la Teología, constituye el fin mismo del ser espiritual.

Para introducir el sentido de contemplación hay que empezar inoculando «serenidad» a nuestras vidas, esa paz noble y superior que tan bien sabe expresar el bello vocablo castellano. De ello, de la vida serena, nos hablará el canónigo Leclercq con la finura e ironía que le son propias, parodiando los célebres «elogios» posmedievales.

Es este un libro de fruto espiritual discreto y profundo. Discreto, porque a primera vista no aparece; profundo, porque en lugar de animarnos a bien vivir nos enseña simplemente a vivir. ¿Os habéis fijado que no hay ni un detalle del Evangelio del que se pueda colegir que Jesús haya tenido nunca prisa?