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Juan Gonzalo Callejas Ramírez Sacerdote católico contra la tristeza Compendio de anécdotas graciosas, chistes y cuentos con enseñanzas para infundirle alegría a nuestras vidas intermedio

Dedico este libro a todos mis hermanos atribulados, acongojados y desesperanzados a causa de las contrariedades de la vida, con el deseo de que estas páginas sirvan de antídoto, aliciente y consuelo, aunque sea momentáneo, para sus penas; y los encomiendo a los santos que supieron ser alegres en medio de las agonías como San Pascual Bailón, San Felipe Neri y el Santo Padre Pro, cuya lectura de sus vidas también recomiendo a mis lectores.

Contra la tristeza
© 2015, Juan Gonzalo Callejas Ramírez
© 2015, Intermedio Editores S.A.S.

Corrección de estilo
Carlos Andrés Barrera Espinosa

Diseño de portada
Lisandro Moreno Rojas

Foto de portada
iStockphoto

ISBN: 978-958-757-510-1

 

Diseño de ePub
Hipertexto

CONTENIDO

NOTA DEL AUTOR

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I
Sobre religión y otras creencias

CAPÍTULO II
Sobre el final de la vida

CAPÍTULO III
Sobre la amistad, el trabajo y la salud

CAPÍTULO IV
Sobre las contrariedades de la vida

CAPITULO V
Sobre vicios y debilidades humanas

CAPITULO VI
Sobre las relaciones familiares

CAPITULO VII
Sobre la sociedad y cultura

CAPITULO VIII
Sobre las enseñanzas que nos da el reino animal

CAPITULO IX
Semejanzas, coincidencias y exageraciones

CAPITULO X
Sobre los colmos, el «cómo se dice» y otros

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NOTA DEL AUTOR

Quisiera aclarar a todos mis lectores que no es mi intención atribuirme la autoría de los chistes ni de los cuentos que aquí aparecen, ya que consideraría patética y ridícula a la persona que hiciera tal cosa. Creo que, por circular de boca en boca y de generación en generación, en diversidad de versiones y adaptaciones, estas historias y chistes pertenecen a la cultura humana general y son una riqueza de la que nadie puede apropiarse. Por tanto, el único mérito mío, si existe alguno, es el de haber recopilado y organizado por temas estas ingeniosas creaciones populares, que en un principio acopié para amenizar mis predicaciones y mis ratos de esparcimiento con mis amigos; y que, ahora, a petición de algunos de ellos, compilo y comento en este libro para el enriquecimiento espiritual de mis lectores.

De antemano pido perdón, si alguna persona se siente propietaria de alguna de estas piezas de la cultura general, manifestando que estoy dispuesto a incluir su nombre y a reconocer sus méritos en las futuras reediciones del libro, para que nadie sienta que le hurté su propiedad intelectual, espero que esta iniciativa dé origen a otros muchos escritos que nos ayuden a mantener una mirada optimista y alegre en medio de las tribulaciones.

INTRODUCCIÓN

Como manda el Señor en el libro del Eclesiástico, también conocido como libro de Sirácides, Ec. 30, 21-23:

No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones. La alegría de corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón, prolongación de sus días. Distrae tu alma y consuela tu corazón, echa lejos de ti la tristeza; que la tristeza perdió a muchos, y no hay en ella utilidad.

Por eso me atrevo a diseñar estas páginas que a alguno podría escandalizar por salirme de la línea tan temerosa, seria y delicada que atañe a un sacerdote que durante tantos años se ha dedicado al ministerio del exorcismo y la liberación, pero si algo me ha mantenido cuerdo atendiendo a tantas personas que han llegado al borde del desquiciamiento ante los padecimientos espirituales que han sufrido, es el haber sabido combinar con equilibrio las exigencias de mi ministerio junto con los sucesos graciosos que la vida nos pone cada día para evitar que la amargura marchite nuestro corazón.

Por eso San Pablo, en 1 Tesalonicenses 5, 16-18, nos revela que Dios no solo quiere de nosotros que seamos constantes en la oración, también que estemos siempre alegres. Es más, a pesar de su seriedad, este apóstol no se cansa de repetir lo importante que es la alegría para la sanidad de nuestras vidas, pues en Romanos 12, 12 nos manda: «Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración» y en Romanos 15, 13 desea: «Que el Dios de la esperanza os llene de toda alegría y paz a vosotros que creéis en Él».

Ni siquiera las contrariedades de la vida nos autorizan a perder la alegría, pues si el hecho de que las cosas no salgan como esperamos exigiera inamoviblemente que perdiéramos nuestra alegría, entonces serían irónicas las palabras del profeta Habacuc en Habacuc 3, 17-18:

Aunque la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!

Por todo esto, me he tomado el trabajo de compendiar anécdotas graciosas y algunos cuentos que nos puedan aportar una enseñanza o moraleja para nuestras vidas, o que al menos nos regalen el hermoso don de esculpir en nuestros rostros una sonrisa y ojalá exultar con una buena carcajada un gozo que, aunque momentáneo, nos ayude a añorar la alegría que disfrutaremos en el Cielo por toda la eternidad.

CAPÍTULO I

Sobre religión y otras creencias

Aunque la religión y la fe son cosas muy serias, debemos tener en cuenta que, como todo lo que atañe al hombre, están supeditadas a sucesos contradictorios que pueden generar jocosidad, ya que no proceden de la malicia, sino muchas veces del despiste que a veces todos sufrimos en nuestros actos religiosos. Pido pues a los lectores, que se despojen de cualquier fariseísmo y que más bien disfruten leyendo con sonrisa infantil, desprovista de toda malicia, pues de los que son como niños es el Reino de los Cielos.

CHISTES

EL LEÓN CREYENTE

Está un turista caminando por las estepas africanas cuando de pronto le sale un león rugiendo de hambre. Entonces el turista clama al Cielo diciendo:

—Señor, Tú que eres todopoderoso, concédele a este león sentimientos cristianos.

De inmediato el león cae de rodillas y, al igual que la burra de Balaán, abre su boca para pronunciar:

—Bendice Señor estos alimentos que tan generosamente nos concedes.

Reflexión. Demos gracias a Dios de que en la vida real nuestro Creador sabe lo que vamos a pedir antes de que lo pronunciemos e incluso corrige lo que no sabemos pedir.

EL PÁRROCO Y LAS PALOMAS

Un párroco le pregunta a otro presbítero sobre qué podía hacer para deshacerse de las palomas que con sus excrementos le estaban dañando el tejado, las paredes e incluso los retablos y cuadros de la iglesia, a lo cual con ironía el otro presbítero responde:

—Padre, bríndeles a las palomas el sacramento de la confirmación y verá cómo no vuelven a pisar la iglesia.

Reflexión. Qué triste es ver que la mayoría de los niños que van a catequesis, una vez hacen su confirmación, como ya no los obligan a ir a misa, ya no vuelven al templo.

EL PADRE DESPISTADO

Cuentan que cuando el obispo le preguntó a uno de sus párrocos acerca de lo que este último había predicado en la misa del domingo, él le contestó:

—Pues su excelencia: cuando iba hacia el altar no sabía lo que iba a decir, luego, hablé sin saber lo que estaba diciendo y, para serle sincero, cuando terminé, no supe lo que dije.

Reflexión. Qué lástima que muchos sacerdotes no le dedican el tiempo suficiente a preparar sus sermones y se ponen a improvisar sin respetar la dignidad de la Palabra de Dios, ni el tiempo que sus ovejas les dedican escuchando sus palabras.

LA IGLESIA LLENA

El párroco ve la iglesia excesivamente llena y se pone al micrófono a decir:

—Muy estimados fieles, esta reunión no es para celebrar la Santa Misa, así que por favor, los que vengan para el bautizo del niño Pérez, ¡pónganse a la derecha! –Y la mitad de los concurrentes se hizo a la derecha.

Luego dijo:

—Los que vengan para el bautizo del niño García, ¡pónganse a la izquierda! –y el resto de los asistentes, salvo unos diez, se fue hacia la izquierda.

A continuación dice:

—Los diez que quedan acérquense al altar y por favor, todos los desparchados de la derecha y de la izquierda: ¡sálganse del templo, porque esto es una boda y no un bautizo!

Reflexión. A veces los católicos no sabemos ni para qué estamos en el templo y asistimos más por un compromiso social que por un encuentro con nuestro Dios en su propia casa.

LA LORITA IMPÍA

En un convento compran una lora a la que le enseñan todo tipo de oraciones. Cuando la madre superiora general viene a visitar a las monjas del convento, estas le muestran la lorita y el virtuoso animalito empieza a recitar el Credo, el Padrenuestro, el Ave María, el Ángelus y otras más. La madre superiora, contenta con semejante logro, cuando viaja a otro convento que se caracterizaba por el mal humor de sus monjas, les mandó que se compraran también una lorita para que les alegrara la vida con las oraciones o tal vez con cantos religiosos que pudieran enseñarle, diciéndoles que volvería en un mes para ver los progresos del animalito.

Pasa el mes y va la superiora entusiasmada por escuchar todo lo que la lorita había aprendido. Cuando está frente a ella, le dice:

—¡A ver lorita preciosa!, dime todo lo que has aprendido de la boca de estas santas mujeres.

Entonces la lora empieza a exclamar a gritos:

—¡Qué se muera la madre superiora! ¡Qué se muera la madre superiora! –Asombrada, la madre superiora inmediatamente ordena:

—Llamen al convento de santa Tremebunda, para que manden a la lora rezandera, a ver si ella le enseña a rezar a esta sinvergüenza. Vuelvo en un mes para ver los progresos.

Al mes vuelve la superiora y se pone frente a los dos animalitos que estaban en la misma jaula y les dice:

—A ver, criaturitas de Dios, abran los piquitos para alabar a su Creador –entonces, la lora impía vuelve y pronuncia:

—¡Qué se muera la madre superiora! –A lo que responde la lora piadosa:

—¡Te rogamos, óyenos!

Dicen las malas lenguas que en ese convento al almuerzo se sirvió caldo de lora.

Reflexión. Dice un refrán que las cosas se parecen a su dueño y así mismo nuestras mascotas reflejan lo que sus propietarios son. Pregúntate si tu perro es un cascarrabias o tu mascota está rechoncha de tanto comer. ¿Por casualidad, se parece a ti? Por lo tanto, si quieres cambiarla… cambia tú primero.

LAS CUENTAS DEL CURITA

Dicen por allí las malas lenguas, que un curita para poder salir del dilema de cuánta parte de la colecta le pertenecía a Dios y cuánta le pertenecía a él, resolvió proceder de la siguiente manera: tomó con ambas manos la canasta de las limosnas dominicales y con toda su fuerza lanzó hacia el techo su contenido gritando al mismo tiempo:

—¡Lo que se quede arriba es de Dios y lo que caiga es para mí!

Reflexión. Muchas veces los hombres piensan que con su astucia le van a ganar a la omnisciencia divina, sin calcular que lo que no reparemos en esta vida, lo tenemos que pagar en la eterna.

UNA ADIVINANZA

¿Qué cosa es la que cuánto más vacía, más pesa?

Respuesta: La vida.

EL LOCO PIADOSO

En un manicomio, un loco, con mucha seriedad manipula el interruptor de las luces del pasillo gritando a gran voz cuando iba a encenderlas:

—¡Hágase la luz! –Y ¡clic!, encendía las luces.

Cansado el guardia de tal espectáculo, va a la caja de los interruptores generales y aprovechando el momento en el que el piadoso loco tenía apagadas las luces, corta todo el fluido eléctrico.

Guiándose con su linterna, el guardia llega hasta donde el loco y le dice:

—¡Oh, Creador de todo lo que existe, manda a que la luz se haga! –A lo que el loco contesta:

—No tentarás al Señor tu Dios.

Reflexión. A veces los que no creen en Dios están más locos que los que están privados del uso de sus facultades mentales.

LA CÓMODA SEÑORA

Se cuenta en la vida del padre Mariano de Jesús, famoso porque sanaba a los enfermos ungiéndolos con saliva como hacía Jesucristo en la sanación del ciego, que un día llegó el sacristán y le dijo a este santo sacerdote:

—Padre, una señora me entregó este frasquito para que se lo llene de saliva, –a lo que el padre respondió:

—Dígale a esa señora que se encomiende a Dios y que deje de ser boba.

Reflexión. No son los elementos materiales los que poseen el poder curativo, sino la fe de los santos la que hacía que Dios desplegase su poder en el milagro.

EL AVARO EN CONFESIÓN

En el confesionario un hombre le dice al sacerdote:

—Padre, me acuso de haberme robado diez mil pesos.

El sacerdote le dice:

—Y ¿tú quieres irte al Infierno por solo diez mil pesos?

El penitente le contesta:

—No padre, estoy arrepentido de no haberme podido sacar más.

Reflexión. Lastimosamente en la actualidad nos arrepentimos de no haber podido sacarle más jugo al pecado, en vez de dolernos de haber cambiado a Dios por unas baratijas.

EL «MALAMÉN»

Dos niños hablaban de las cosas que más espanto les daba. El uno alegaba que temía a la oscuridad porque le podía salir un vampiro que le chupara la sangre. El otro afirmaba que la oscuridad le daba miedo porque le podía salir un zombi que le mordiera el cerebro. Entonces se acerca Juanito que llevaba rato escuchándolos y les dice:

—¡Pues yo ni le tengo miedo a los vampiros, ni a los zombis, ni siquiera a los hombres lobo!; es más, tampoco le temo al peor de todos que es el Malamén.

—¿El Malamén? ¡¿Y quién es ese?! –Responden extrañados los otros dos.

Juanito responde:

—El Malamén es el peor de todos los monstruos y es más malo que el mismo Diablo, porque yo he escuchado a mi abuela, a las monjas del colegio y hasta el cura en Misa pidiéndole a Dios que los proteja contra esta perversa criatura. ¿O acaso ustedes no han oído que cuando oran terminan diciendo: y líbranos del Malamén?

LAS LORITAS GROSERAS

Una señora que va a la iglesia a confesarse aprovecha para hablar con el cura y le dice:

—Padre tengo dos loritas que lo único que dicen es: «¡Somos prostitutas y queremos gozar!». Me da una vergüenza cuando van visitas a mi casa y las loras lo único que dicen son esas palabrotas.

El padre le contesta:

—No se preocupe, tráigame a las dos loras que yo tengo dos loritos que están muy bien educados, rezan y leen la Biblia. Lo más probable es que los loros les enseñen cosas buenas.

La señora responde:

—Muy buena idea.

Al otro día llega la señora con las loritas y dice el cura:

—Démelas –las mete en la jaula con los loros que estaban rezando mientras las loras persistían en decir:

—Somos prostitutas y queremos gozar –en eso se levanta uno de los loros y le comenta al hermano:

—¡Deja esa Biblia y el Rosario que nuestros rezos dieron resultados!

LA PROFESIÓN

Una madre superiora se dirige a todas las monjas diciendo:

—Antiguamente se tenía la costumbre de que al entrar al convento y emitir sus votos, haciendo la profesión, las novicias tenían que escoger el nombre de una santa para cambiarlo por el nombre propio y ser llamadas en adelante así. Por ejemplo, si se llamaba Alba en adelante podía llamarse sor Isabel, en honor a Santa Isabel. Pero como aquí en Colombia, por la piedad de nuestros padres, todas tenemos el nombre de alguna santa, en adelante no nos vamos a cambiar de nombre, sino que antepondremos el titulo de «sor» a nuestro nombre de pila. Espero que todas estén conformes con la voluntad de la superiora.

De pronto se levantan dos novicias y dicen:

—Nosotras no estamos conformes.

La madre superiora con tono áspero les contesta:

—¡Cómo se atreven a oponerse a la voluntad de Dios expresada por la voz del superior!

A lo que ellas responden:

—Madre no tenemos problema en mantener nuestros nombres, pero cámbienos al menos el titulo de sor.

La Madre les reprende:

—¡Cómo se les ocurre que vamos a hacer excepciones con ustedes! Pronuncien en voz alta sus nombres precedidos del titulo de sor y verán como suenan de celestiales. ¡A ver, háganlo en voz alta delante de todas sus hermanas!

Obedientes las novicias responden a voz en grito:

—Yo me debería llamar: sor Rita; –y la otra:

—Y yo, sor Raymunda.

La superiora con la boca abierta balbucea una disculpa y solo atina a decir:

—¡Ven que yo les dije que toda regla tiene su excepción!

Reflexión. Los seres humanos solemos ser demasiado cuadriculados a la hora de interpretar las leyes y las tradiciones, pensando que siempre lo pasado es mejor que lo presente, cuando en realidad Nuestro Dios siempre se adapta a las capacidades humanas, que cada día van en progreso y, por lo tanto, no debemos escandalizarnos cuando la Santa Madre Iglesia, a través de los Sumos Pontífices intenta adaptarse a las exigencias del presente y a los desafíos del futuro.

LA «POSEISIÓN»

—Padre necesito una exhortación porque estoy poseisido.

—Hijo, querrás decir que necesitas un exorcismo porque estás poseso.

Pos-eso digo –respondió el humilde campesino.

LA HORA

—¿Qué puedo hacer con mis pecados, padre?

—Ora –contesta el padre.

—Sí padre, son las tres y cuarto, pero ¿qué puedo hacer con mis pecados?

PEDRO Y JESÚS

Pregunta: ¿Por qué Pedro negó a Jesús?

Respuesta: Porque le sano a la suegra y eso no se le hace ni al peor enemigo.

Reflexión. Qué triste que la fama que se han creado las suegras, y no sin fundamento, hace que sea mundialmente reconocida su labor menoscabadora de la paz entre los conyugues, ya que muchas suegras intentan corregir, en los matrimonios de sus hijos, lo que no fueron capaces de solucionar en sus propios matrimonios, teniendo como resultado que se repita la tragedia del divorcio en las vidas de sus hijos.

EL BORRACHO PERDIDO

Un borracho se sube a traspiés a un autobús y se choca contra un testigo de Jehová, de esos que van por la calle repartiendo Biblias, que le dice:

—¡Pecador, vas a ir derecho al Infierno!

—¡Carajo!, –le contesta el borracho–. ¡Me volví a equivocar de autobús!

EL EXORCISTA

Dicen que un borracho se dirigía a su casa cantando de lo más lindo:

—¡Me emborracho por tu amor, me emborracho, la, la, la!...

Cuando de pronto sale un vecino por su ventana y le grita:

—¡Cállate, borracho miserable!, ¡te quiero ver cantando cuando llegues a tu casa y tu mujer te de una paliza!

El borracho le contesta:

—¡No, papito! Mi mujer y yo nos comprendemos a la perfección, nos comprendemos tanto que cuando llego a mi casa ¡jugamos al exorcista!

—¡Y como es eso! –responde el vecino.

—Pues, ¡mi mujer me sermonea y yo vomito!

Reflexión. Ojalá las esposas utilizaran la autoridad que les da el poder del Sacramento del matrimonio, para expulsar de sus maridos los espíritus del alcoholismo y los vicios, tal como lo he señalado en mis anteriores libros.

MIGUEL ÁNGEL Y LA VIEJITA

El famoso artista Miguel Ángel que lleva meses pintando el techo de la Capilla Sixtina y está un poco cansado, ve que llega una viejecita que se pone a rezar. Como Miguel Ángel está bastante aburrido, decide aprovechar la ocasión para gastarle una broma y desde lo alto de los andamios dice:

—¡Pssst, pssst! ¡Soy Jesús! –La viejecita no se inmuta.

—¡Oye! ¡Qué soy Jesús! ¡Qué he bajado a la Tierra a escuchar tus oraciones! –Ella continuaba como si nada.

Miguel Ángel prosiguió:

—¡Pero mujer, me estoy apareciendo y tú...!

—¡Jesús, quieres callarte! –responde la viejita–. ¡He venido a hablar con tu Madre!

Reflexión. La devoción a la Madre de Dios es muy importante para nosotros, pero no debe opacar ni disminuir el respeto y el amor que debemos profesar al Hijo de Dios y a nuestro Padre Dios.

LOS HUEVOS

En una iglesia el cura estaba dictando clases de Biblia cuando de pronto llega Pepito con una canasta de huevos y comienza a gritar:

—¡Baratos!, ¡lleve sus huevos duros y tibios!, ¡a quinientos pesos cada huevo! –Y el cura enojado dice:

—¡Saquen al niño de los huevos! –A lo que Pepito contesta:

—¡No, padre!, ¡mejor sáquenme de las orejas!

Reflexión. Qué importante es pensar en cómo nuestras palabras van a ser interpretadas por los oyentes antes de pronunciarlas.

EL ADULTERIO

Una niña de cinco añitos, haciendo su primera confesión, le dice al curita:

—Padre me acuso de cometer adulterio.

El cura confundido por semejante confesión, le dice:

—Hijita cuantos años tienes y hace cuanto cometes ese terrible pecado.

—Tengo cinco años y lo cometo desde que tengo memoria, –contestó la niña.

Intrigado el sacerdote y temiendo que estuviera pasando algo gravísimo, vuelve a cuestionar a la infante:

—¿Hija pero eso ha ocurrido con una persona mayor?

La niña responde:

—¡No padre, ha ocurrido con muchas personas mayores!

El pastor de almas, cada vez más preocupado, hace la pregunta que desvela el misterio:

—Dime hijita, en que consiste el pecado de adulterio que tú cometes hace tanto y con tantas personas mayores.

La niña indignada, con tono de doctora de la Iglesia, responde:

—Me extraña que siendo cura no sepa que el adulterio es un pecado muy grave que consiste en que los adultos te regañen por todo: por gritar, por no comer, por dejar los juguetes fuera de lugar, por no acostarse temprano a dormir, por no hacer tareas y así ¡por casi todo lo que los niños hacemos!

Reflexión. Es importantísimo para los padres de familia y muy especialmente para los catequistas y sacerdotes, que nos adaptemos a las capacidades de los niños, cuando les enseñemos las verdades de la vida, para no estropear su inocencia, creyendo que ellos ven con nuestra misma malicia los acontecimientos humanos.

ADÁN Y EL BURRO

Dios había creado el mundo y Adán le estaba poniendo nombre a los animales:

—Tú te llamarás gallina. Tú te llamarás caballo. Tú te llamarás burro.

Seguía poniéndole nombres a los animales cuando el burro pregunta:

—¿Cómo me llamaba yo?

Y Adán contesta:

—Burro.

Tres minutos después, el burro vuelve a preguntar:

—¿Cómo me llamaba yo?

—Burro.

El burro continúa preguntando reiteradamente lo mismo y a la quinta vez vuelve a preguntarle a Adán:

—¿Cómo me llamaba yo?

Adán perdiendo la paciencia le responde:

—¡Burro!, ¡idiota!

A lo que el burro dice:

—¡Yo que no he podido aprenderme mi nombre y ahora me sale con el apellido!

EL TAXISTA PIADOSO

Un cura y un taxista se mueren y van al Cielo. San Pedro, al recibirlos, le dice al cura:

—Bueno Padre, usted vivirá en esa casita chica y fea que está allí.

—Bien, que le vamos a hacer –responde el cura.

Después San Pedro le dice el taxista:

—A ti hijo, te voy a dar la mejor casa del Cielo: ves aquella con balcón, jacuzzi y cama de agua; esa es la tuya.

—¡Yupiii! –Exclama alegremente el taxista.

Entonces el cura pregunta:

—San Pedro, ¿por qué ese taxista que ni a misa iba, que no hizo nada por la fe en toda su vida, se merece mas que yo, que lo di todo? –A lo que San Pedro responde:

—Lo que pasa hijo es que cuando tú dabas misa todos dormían.

—Y mientras yo estaba haciendo eso, ¿él qué hacía? –pregunta nuevamente el cura, a la que San Pedro responde:

—Pasaba, nada más, ni nada menos, que cuando él manejaba: ¡todos rezaban!

Reflexión. Qué irónico que a veces los que más favorecen la fe de las personas no son los religiosos, ni los sacerdotes, sino los dictadores, los secuestradores y en general los que no trabajan para Dios, ya que sus acciones maléficas hacen que el pueblo creyente los repela con actos fortísimos de fe.

DOÑA CHISMEBUNDA Y LA LUJURIA

Un cura predicando sobre los siete pecados capitales, le pregunta a doña Chismebunda:

—Dígame mujer: ¿sabe usted en qué consiste el pecado de la lujuria?

—Padre, –contesta la señora– quién no sabe en qué consiste ese pecado tan extendido por toda la tierra y que Dios Santísimo nos libre de cometerlo: ¡lujuria es el pecado que cometen aquellos a los que les gusta el lujo!

Reflexión. Cuán importante es que los pastores de almas acepten que el hecho de que sus fieles lleven décadas siendo católicos, no implica que no se encuentren en la ignorancia más crasa en materia de fe.

EL ÁNGEL EN LA PUERTA DEL CIELO

Está San Pedro en la puerta del Cielo y tiene que ausentarse un momento por razones de fuerza mayor. Ve pasar a un ángel y le dice:

—Oye, ponte aquí un momento y controla al personal que quiera entrar.

—Bueno. ¿Y qué tengo que hacer? –Le pregunta el ángel.

—Pues es muy fácil –dice San Pedro–. Mira: en una mano te pones esta Biblia y en la otra este fajo de billetes. Al que quiera entrar se los ofreces: si escogen la Biblia, adelante, si escogen el dinero, al Infierno.

—Vale.

Siguiendo las instrucciones de San Pedro, el ángel cumple su cometido bastante bien, hasta que llega un individuo que reacciona así:

—Escojo la Biblia, ¡por supuesto! –Y se pone a hojearla hasta que llega a una pagina determinada.

—¡Qué pasaje mas sublime! ¿Me permites? –Y el individuo le coge un billete que pone como señal en el libro Sagrado. Sigue hojeando y al pasar otra pagina exclama:

—¡Qué gran verdad! ¡Qué maravilla! ¿Me permites?

Y agarra otro billete que utiliza del mismo modo. Sigue así la cosa hasta que todo el fajo de billetes se encuentra entre las paginas de la Biblia y entonces despidiéndose cortésmente del boquiabierto ángel, nuestro individuo entra en el Cielo. Regresa San Pedro y el ángel le informa sobre como ha ido todo y, en particular, sobre el que se ha llevado la Biblia con el dinero. Ante lo cual San Pedro exclama:

—¡Carajo! ¡Ya se nos ha vuelto a colar otro de Legionario de Cristo!

Reflexión. Qué triste que tantas comunidades religiosas han perdido su orientación de pobreza evangélica y se han inventado la manera de combinar un gran dominio de la Sagrada Escritura, con una manera aburguesada de vivir.

LAS CREENCIAS DE LOS NIÑOS

Están dos niños hablando sobre lo que han aprendido en la clase de religión:

—Oiga, ¿y usted qué piensa de ese tal Satanás?

—¡Ay, parce!, –replica el otro– acuérdese de lo que paso con los Reyes Magos o con el Ratoncito Pérez, seguro que Satanás también son los papas de uno.

Reflexión. Qué tristeza que hayamos dañado la fe de los niños, intentando hacerles creer que mitos y leyendas son igualmente ciertos que nuestras verdades de fe; lo cual ha conllevado a que ya no vean como real ni lo uno, ni lo otro.

EL GOLF CELESTIAL

Un buen día están jugando al golf Moisés, Jesús y un hombre mayor. Le toca el turno a Moisés se prepara y ¡pum!, la bola va directo al agua. Toda la gente presente exclama: ¡oooh! y Moisés dice:

—No pasa nada –coge el palo, lo hinca en el suelo, se separan las aguas, le pega de nuevo a la bola y esta va directo al hoyo. La gente se volvió loca en aplausos.

Llega Jesús, se prepara y ¡cataplum!; la bola otra vez cae al agua, pero esta vez queda flotando. Jesucristo, entonces, camina sobre el agua hasta la bola, le pega y esta va directo al hoyo.

Cuando le toca al anciano y este le pega, la bola va también directamente al agua, pero justo antes de llegar sale un pez, se traga la bola y antes de que entre nuevamente el pez al agua, aparece una gaviota que se lo come. A la gaviota le cae un rayo, esta se cae al suelo, abre el pico, sale la bola y se cuela en el hoyo.

Y dice Jesús:

—Mira papá si empiezas con artimañas tramposas, entonces ¡yo no juego!

LOS NIÑOS TEMEROSOS

En el colegio de Jaimito había un cura, al que le gustaba hacer alguna pregunta de religión a los niños que se iban a confesar, para que además de confesarse aprendiesen algo. Un día va Jaimito con un amigo suyo a confesarse y el cura le pregunta:

—Oye, Jaimito, ¿tú sabes donde está Dios ?

Entonces Jaimito se levanta, echa a correr y al pasar al lado de su amigo le dice:

—¡Oye, vámonos!, que ¡el confesor ha perdido a Dios y le quiere echar la culpa a alguien!

BUSCANDO A CRISTO

Pregunta el Pastor:

—¿Dime, has encontrado ya a Jesús?

Y el feligrés responde:

—¡No! ¡No sabía que se había perdido!

LA CREACIÓN DE LAS ESPECIES

Dios creó al burro y le dijo:

—Serás burro: trabajarás incansablemente de sol a sol, cargarás bolsas en el lomo, comerás pasto, no tendrás inteligencia, vivirás treinta años. Serás burro.

El burro respondió y dijo:

—Señor, seré burro, pero vivir treinta años es demasiado, dame apenas diez años.

Dios creó al perro y dijo:

—Serás perro: cuidarás de la casa de los hombres y serás su mejor amigo, comerás los huesos que te den y vivirás veinte años. Serás perro.

El perro respondió:

—Señor, seré perro, pero vivir veinte años es demasiado, dame solamente diez años.

Dios creó al mono y dijo:

—Serás mono, saltarás de árbol en árbol, haciendo payasadas simpáticas, serás divertido y vivirás veinte años. Serás mono.

El mono respondió:

—Señor, seré mono, pero vivir veinte años es demasiado, dame solamente diez años.

Finalmente Dios creó al hombre y dijo:

—Serás hombre, el único ser racional sobre la faz de la tierra, usarás la inteligencia para sobreponerte a los demás animales de la naturaleza. Dominarás al mundo entero, vivirás treinta años.

El hombre respondió:

—Señor, seré hombre, pero vivir treinta años es muy poco. Dame los veinte años que el burro rechazó, los diez años que el perro no quiso y también los diez años a los que el mono renunció.

Y así lo hizo Dios: el hombre vive treinta años como hombre; se casa y pasa a vivir veinte años como burro, trabajando y cargando todo el peso en el hombro; después se jubila y vive diez años como perro, cuidando de la casa; para luego vivir los diez años del mono, saltando de la casa de un hijo a la del otro y haciendo payasadas para divertir a los nietos.

Reflexión. A veces el hombre cree que, por tener inteligencia, puede vislumbrar cosas que a Dios se le pueden pasar por alto, por lo tanto, le pide a Dios cosas que aunque él cree que pueden beneficiarle, en realidad a la larga se convierten en sus peores padecimientos. De aquí que deberíamos trabajar mas en conformarnos con la voluntad de Dios, que en pensar en lo que deberíamos pedirle para nuestro bien.

LOS TEÓLOGOS EXPERTOS

Un cura está dando Misa y va a empezar su sermón:

—Hermanos, hoy vamos a hablar de la mentira y de los mentirosos. ¿Cuántos de ustedes recuerdan lo que dice el capitulo 32 de San Lucas?

Todo el mundo levanta la mano y entonces el cura continúa:

—Bueno, pues a eso me refiero. El Evangelio de San Lucas solo tiene 24 capítulos.

Reflexión. Los católicos presumen tener conocimientos bíblicos que en realidad no poseen y es por eso que en sus confrontaciones con los familiares ateos o con los protestantes que tocan a sus puertas, normalmente no tienen otra salida que mostrar su disgusto al verse derrotados por la ignorancia.

EL NOMBRE DEL CARACOL

Ya sabéis que el hombre puso nombre a los animales en el principio. Bueno, pues el caracol le pregunta un día a Adán:

—¿Y por qué me llamaste caracol?

—Porque cuando te tuve que poner nombre estabas descansado sobre una col.

— ¡Uf! ¡Menos mal que no me dio por pararme sobre un ajo!

EL ABOGADO EN EL CIELO

Llega un abogado al Cielo y toca la puerta. En eso sale recibir San Pedro a recibirlo y le pregunta:

—¿Y tú quién eres?

—Yo soy abogado –le responde.

—Los abogados no entran aquí –continúa San Pedro.

—¡Cómo que no!, si el Cielo es un lugar público. ¿Y tú quién eres? –Increpa el abogado.

—Soy el Portero y Guardián del Cielo –responde San Pedro.

—Entonces muéstrame tu «Acta de Nombramiento» –le solicita el abogado.

San Pedro titubea por un momento y se va a preguntarle a Jesús:

—Señor, –comenta San Pedro– allí afuera hay un abogado que dice que puede ingresar al Cielo porque es un lugar público.

Jesús se acerca al abogado y le dice:

—Mira, aquí no entra ningún abogado.

El abogado molesto le pregunta:

—¿Y tú quién eres?

—Yo soy el hijo de Dios –responde Jesús.

—Entonces –dice el abogado– muéstrame tu «Partida de Nacimiento», a ver si es cierto.

Se voltea Jesús y le dice a San Pedro:

—Mira mejor dejamos entrar a este abogado o luego me pedirá el «Acta de Matrimonio» de mi Padre y entonces sí que vamos a estar jodidos.

DOS NOTICIAS PARA LOS FELIGRESES

El cura en Misa, justo antes de hacer la colecta comenta a los feligreses:

—Hermanos, tenemos un problema. El tejado de la iglesia está en mal estado y tenemos que arreglarlo. Debo darles dos noticias al respecto; una buena y otra mala. ¿Cuál quieren conocer primero?

—¡La buena! –Responden los feligreses.

—Está bien –continúa el padre–, pues resulta que ya tenemos el dinero.

—¡Qué bien! ¿Y entonces cuál podría ser la mala noticia?

—Que el dinero está en sus bolsillos.

Reflexión. Todos los creyentes debemos de concientizarnos de que las grandes obras de Dios requieren de nuestra generosidad, para que, con ellas, la generosidad de Dios pueda derramarse de nuevo sobre nosotros.

N Y EL ZORRO

El zorro le pregunta a Noé:

—¿Y a quién se le ocurrió esto del orden alfabético para subir al Arca?

EL BURRO Y EL JEFE DE POLICÍA

Un burro murió frente a una iglesia. Una semana después, como el cuerpo seguía allí, el padre decidió llamar al jefe de policía.

—Señor jefe de policía, ¡tengo un burro muerto hace una semana frente a la iglesia!

El jefe de policía, gran adversario político del padre, contesta:

—Pero padre, ¿no es el Señor quien tiene la obligación de cuidar de los muertos?

—¡Así es!, pero también es mi obligación la de avisarle a los parientes.

SEPTIEMBRE PARROQUIAS

El sacerdote le pregunta a una mamá:

—¿Qué nombre quiere ponerle a su hijo en el bautismo? –Y ella contesta:

—Septiembre Parroquias.

El Sacerdote la cuestiona:

—¿Hija cómo se le ocurre ponerle así a su hijo? ¡Qué nombre tan horrible es ese! –Entonces la mamá se justifica diciendo:

—¡¿Cómo es que por ahí hay uno que se llama Julio Iglesias y yo no puedo llamar al mío Septiembre Parroquias?!

Reflexión. Los católicos debemos tener en cuenta que a Dios le gusta llamar a cada criatura por su nombre y que cada nombre debe condensar las cualidades que queremos que esa persona posea. Por ello debemos investigar el significado de los nombres que con la gracia del bautismo, se imprimirá en la manera de ser y en la personalidad del niño bautizado.

LA CONVERSIÓN

Conversan dos amigos:

—Mi mujer me hizo creyente.

—¿Y eso?

—¡Yo no creía en el Infierno hasta que me casé con ella!

EL «BUENA GENTE»

Había un hombre que era tan, pero tan buena persona… que no madrugaba para que Dios no lo ayudara a él, sino a los otros.

EL FELIGRÉS DESPISTADO

—Padre: ¿aquí apartan a las mujeres del mal?

—Si, hijo mío –contesta el padre y el feligrés le dice:

—Pues apárteme dos para el sábado por la noche.

MARILUCITA Y LA VACA

El cura del pueblo le pregunta a Marilúz, una niñita de 9 años:

—Marilúz, ¿para dónde vas con esa vaca?

—Voy a llevársela al toro para que la monte –contesta la niña.

—Pero niña, ¿eso no lo podría hacer tu papá? –Y la niña le responde:

—¡No sea malpensao padre!, el que la tiene que montar es el toro.

DAVID Y GOLIAT

La maestra en clase le pregunta a Jaimito:

—¿Cómo mató David a Goliat?

—Con una moto señorita –responde el niño.

—¿Cómo que con una moto? Será con una honda.

—¡Ahhhh! ¡Hubiera dicho entonces que también quería saber la marca!

EL ENCUENTRO

Jesucristo estaba realizando uno de sus habituales paseos por el Cielo, cuando de repente se cruza con un hombre de largas barbas, vestido con una túnica y con un rostro venerable. Jesús, mirándolo con una mezcla de emoción y sorpresa, le dice:

—Perdone, buen hombre, yo a usted le conozco de algo. ¿Usted en la otra vida...? –y el anciano le interrumpe diciendo:

—Yo hace muchos años que ya no estoy en la otra vida. En la tierra era carpintero y tuve un hijo que se hizo muy famoso en toda la humanidad.

Al oír estas palabras, Jesús abraza al venerable anciano y grita:

—¡Papá!, ¡papá! –A lo que el emocionado viejo replica:

—¡Pinocho!

EL ESCOTE

Un Cardenal es invitado a una cena entre parientes. En un momento aparece la sobrina de uno de ellos con un vestido de escote abismal.

El Cardenal le dice:

—Te digo, querida, que estás mostrando mucho más de lo que le conviene al pudor de una niña.

—Y usted, Cardenal, está mirando mucho más de lo que le conviene a un Príncipe de la Iglesia.

Reflexión. Qué difícil es corregir a otros en materia de virtudes, ya que todos esperan que primero las cumplamos, antes de exigirle a otros que las practiquen.

LAS SOSPECHAS DE EVA

En el Paraíso se encontraban Adán y Eva. Adán siempre salía a trabajar y llegaba tarde. Todos los días sucedía la misma historia.

—Como estoy solo debo hacer todos los trabajos y me toma mucho tiempo, –se explicaba Adán.

Eva comenzó a sospechar que andaba merodeando a otra mujer y le dijo:

—¡Estás con otra y lo sé todo!

Adán riéndose a carcajadas le dijo:

—¡Estás loca, tú eres la única mujer en toda la creación!, –y se fueron a dormir.

A media noche Adán se despierta abruptamente al sentir que algo punzante le pinchaba el pecho en varios lugares y ve a Eva sobre él y le pregunta:

—¿Qué haces? –Y ella le contesta:

—¡Estoy contándote las costillas!

Reflexión. Es increíble que algunas veces los celos de la mujer no tengan límite y les haga ver espejismos donde no existe infidelidad, mientras que hay otras tan ciegas de amor que, negando las evidencias, prefieren presumir la inocencia de sus infieles parejas.

LEVÁNTATE Y ANDA

Están dos amigos hablando y uno le dice al otro:

—Y Dios dijo a Lázaro: Levántate y anda. Y Lázaro se levantó y anduvió.

Y el otro amigo le corrige:

—¡Anduvo, idiota!

A lo que el otro responde:

—¡Sí! anduvió idiota durante unos días, pero luego anduvió bien.

EL BOGOTANO EN GALILEA

Un bogotano, que fue a turistear con su novia al mar de Galilea, le pregunta a un barquero:

—¿Cuánto vale dar un paseo por el mar de Galilea?

—Seiscientos dólares –contesta el barquero.

—¡¿Tanto?! –Se queja el bogotano.

—¡Claro!, es que este mar, es el que Jesucristo atravesó caminando.

—¡Caray mi chino!, no me extraña, ¡con estos precios!

EL CLIENTE IGNORANTE

Una vez un tipo, que entró a una tienda, preguntó:

—Perdón, señor, ¿tiene de esos dos palos cruzados marca INRI?

A lo que el encargado de la tienda le responde:

—Sí. ¿Los quiere con acróbata o sin acróbata?, ¡pedazo de ignorante!

EL CURA MERCADÓLOGO

Un Obispo que está visitando al cura del pueblo le dice:

—Mira hijo, te puedo pasar que seas de ideas revolucionarias; que en lugar de bancas, pongas sofás para tus feligreses; que en vez de velas, pongas luces de neón y hasta te aguanto que a las monjas me las tengas en minifalda, pero lo que no te consiento es que en la puerta en vez de poner «Parroquia», me pongas «Catholic Club».

Reflexión. Qué triste que muchos sacerdotes piensen que la manera de atraer a los fieles a la Iglesia, sea mundanizando los actos litúrgicos, cuando, precisamente, lo atractivo de la religión es disponer de un espacio que favorezca la espiritualidad intensa.

EL MONASTERIO DEL SILENCIO

Un día Juan se sintió seguro sobre su vocación y entró al Monasterio del Silencio. El principal del Monasterio al darle la bienvenida le dijo:

—¡Hermano, seas bienvenido!, puedes permanecer aquí todo el tiempo que quieras, pero debes seguir esta regla: solamente puedes hablar cuando yo te de permiso.

El hermano Juan vivió en el monasterio durante un año sin decir una palabra, hasta que un día el Prior le dijo:

—Hermano, ya has vivido un año con nosotros, así que puedes decir dos palabras. Recuerda, solo dos palabras.

—Cama dura, –dijo Juan.

—Siento mucho oír eso. Te asignaremos una cama mejor.

Un año después, el hermano Juan fue llamado nuevamente por el Prior:

—Puedes decir ahora otras dos palabras, hermano.

—Comida fría», –balbucea el pobre Juan.

—Lamentable situación, pero se arreglará de inmediato.

En su tercer aniversario en el monasterio, el Prior volvió a llamar al hermano:

—Dos palabras puedes decir hoy hermano Juan.

—¡Me vohy!, –exclamó Juan.

—¡Siquiera!, –le respondió el Prior– ¡ya nos tenía hartos con tanta cantaleta!

CUENTOS

DIOS TOMÓ FORMA DE MENDIGO

Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo. Buscó la casa del zapatero y le dijo:

—Hermano, soy muy pobre, no tengo ni una moneda en la bolsa, estas son mis únicas sandalias y están rotas, si me hicieras el favor...

El zapatero le dijo:

—Estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar.

El Señor le dijo:

—Yo puedo darte lo que tú necesitas.

El zapatero desconfiado, viendo a un mendigo, le preguntó:

—¿Tú podrías darme el millón de dólares que yo necesito para ser feliz?

El Señor le dijo:

—Yo puedo darte diez veces más que eso, pero a cambio de algo.

El zapatero preguntó:

—¿A cambio de qué?

El Señor le respondió:

—A cambio... a cambio de tus piernas.

El zapatero dijo:

—Para qué quiero yo diez millones de dólares si no voy a poder caminar.

Entonces el Señor le dijo:

—Puedo darte cien millones de dólares a cambio de tus brazos.

El zapatero dijo:

—Para qué quiero yo cien millones de dólares si ni siquiera voy a poder comer solo.

El Señor le dijo:

—Bueno, entonces puedo darte mil millones de dólares a cambio de tus ojos.

El zapatero pensó un poco y dijo:

—Para que quiero yo mil millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos...

Entonces el Señor le dijo:

—Hermano, hermano... qué fortuna tienes y no te das cuenta.

FACUNDO CABRAL

Moraleja.