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A todas las lenguas,
narices, orejas, ojos y pieles
de este mundo, que nos
permiten sentir y darle un
significado a la vida
.

Percepción
© 2021, Felipe Reinoso-Carvalho
© 2021, Intermedio Editores S.A.S.

Primera edición, noviembre de 2021

Edición
María Alejandra Mouthon
Equipo editorial Intermedio Editores

Concepto gráfico, diseño y diagramación
Alexánder Cuéllar Burgos
Equipo editorial Intermedio Editores

Imagen de portada
iStock

Ilustraciones
Camilo Medrano

Intermedio Editores S.A.S.

Avenida Calle 26 No. 68B-70
www.eltiempo.com/intermedio
Bogotá, Colombia

Este libro no podrá ser reproducido,
ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.

ISBN:
978-958-504-024-3

Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Contenido

Agradecimientos y reconocimientos

Introducción a la percepción y lo multisensorial

Punto de partida: nuestros sentidos

La información se transforma en sensación

La historia de tu vida a través de los sentidos

La percepción en la psicología

El tacto

¿Cómo percibimos el tacto?

El tacto nos hace más humanos

El tacto es parte de nuestra identidad cultural

La importancia del tacto en la nueva era

Apropiación del tacto y sus implicaciones éticas

El tacto y la tecnología

El olfato

Sintiendo con el olfato

Nuestra memoria olfativa

El olfato en nuestro cotidiano

Estrategias comerciales a partir de los olores

¿A qué huele el futuro?

El gusto

¿Cuál es la diferencia entre gusto y sabor?

La fisiología del gusto

El gusto y los demás sentidos

El gusto, sociedad y cultura

Revolución culinaria

La memoria gustativa

Un marketing muy sabroso

El gusto y la tecnología

La visión

El proceso cognitivo de la visión

La visión es clave para el progreso de la humanidad

¿Qué percibimos a través de la visión?

El color en las culturas

El arte visual

El alcance de la visión en marketing

¿Cómo evolucionará la visión?

La audición

El rol del oído en el desarrollo humano

¿Cómo funciona la audición?

La vida representada por sonidos: los paisajes sonoros

El sistema auditivo y la ciencia

La música como estrategia

¿Percepción es realidad?

Somos lo que percibimos y sentimos

La percepción en la motivación por consumir

Referencias

Agradecimientos y reconocimientos

Agradezco el valioso aporte de las siguientes personas que, durante su paso por la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia), participaron en distintas etapas de la producción y promoción de este material: Andrés Felipe Murcia, Camilo Arango, Camilo Medrano, Camilo Moreno, Dafne Ovalle, Daniel Eduardo Rey Ramos, Daniela Bejarano Lucena, Daniela Pulido Valderrama, Daniela Trujillo González, Felipe Torrente, Iván Andrade Bustos, Karen Ríos, Laura Daniela Rubio, Laura Gonzales, Juan Felipe Cortés Riaño, Juliana Díaz, María Alejandra Mouthon, María Camila Castañeda Chacón, Manuela Bautista, Mariana Freydell, Mariana Zárate, Natalia González, Nicolás Cortázar, Pamela Aljure, Piedad Salgado, Richard Brugos, Rodrigo Correa, Sara Rubio Duque, Sary Luciana Báez Duarte, Valentina Cardona, Valeria Vásquez y Vanina Jacob. Sin ustedes, ¡este libro no hubiera sido posible!

Todas las imágenes y figuras que se utilizan en este libro fueron editadas y producidas por Camilo Medrano, quien ha cedido los derechos de uso de forma exclusiva para este libro y los materiales audiovisuales que componen su promoción y experiencia. Estas imágenes son de uso exclusivo del autor, quien cede su uso para este libro y su promoción, a través de Intermedio Editores.

La producción de este libro ha sido financiada por Intermedio Editores y por la Universidad de los Andes a través de sus fondos de iniciación científica (FAPA N.32 / PR.3.2018.4927, otorgados a Felipe Reinoso-Carvalho).

Introducción a la percepción
y lo multisensorial

Las historias de nuestras vidas se construyen a través de sensaciones y emociones. Estas son provocadas por voces, olores, sabores, imágenes y el tacto. O sea, están repletas de información sensorial. Todos podemos vivir historias que contengan la misma información sensorial, pero cada uno de nosotros da un significado único sobre lo que pasa en las historias de nuestras vidas. Según el contexto de cada experiencia y de cada persona, somos capaces de interpretar de manera muy personal lo que percibimos a través de nuestros sentidos. A lo largo de la existencia de la humanidad, los sentidos han desempeñado un papel fundamental en la permanencia, el desarrollo, la evolución y el sentido de pertenencia de cada uno de nosotros sobre la faz de la tierra.

¡Bienvenidos todas y todos a este viaje a través de los sentidos! Aquí vamos a reflexionar sobre cómo los sentidos nos han dado, a los seres humanos, la capacidad de entender el mundo en el que vivimos. Además, vamos a indagar sobre cómo la interacción de nuestros sentidos ha desencadenado procesos que nos han llevado a aprender más allá de lo obvio y a crear mucho más allá de lo imaginable e indispensable para nuestra supervivencia. Este libro, a pesar de su sencillez, es en el fondo un texto de divulgación de conocimiento, apto para tus viajes o el tiempo que sacas para leer antes de dormir. También es apto para docencia y puede ser de gran utilidad para investigadores, estudiantes y profesionales de diversas disciplinas que tengan en común el interés por profundizar un poco más sobre la importancia de los sentidos en nuestras vidas (pensemos en artistas, ingenieros, publicistas, cineastas, mercadólogos, cocineros, médicos, psicólogos, etc.).

Bueno, lo importante es que acá nos vamos a divertir, pero también vamos a aprender. Entonces nos toca, sí o sí, empezar por algunos conceptos básicos:

Sensorial (o sensación): concepto perteneciente o relativo a la sensibilidad, o a los órganos de los sentidos1.

Percepción: proceso de crear patrones a partir de datos sensoriales2.

Proceso perceptivo: mecanismo sensorio-cognitivo de gran complejidad mediante el cual el ser humano siente, selecciona, organiza e interpreta los estímulos que lo rodean, con el fin de adaptarlos a sus niveles de comprensión3.

Entonces, en resumen ¿qué es la percepción? Bueno, percibir es darles significado a las sensaciones que se procesan principalmente a través de estímulos sensoriales que ingresan por cada uno de nuestros sentidos (entiéndase estos sentidos como el tacto, olfato, gusto, visión y audición). Pensemos en que el cuerpo es como si fuera una máquina llena de sensores, y estos sensores son nuestros sentidos. Entonces, los estímulos que nos rodean ingresan a nuestro cuerpo por cada uno de estos “sensores”, y son interpretados por procesos liderados por el cerebro. Y aquí es donde empieza la magia, ya que el cerebro de alguna manera procesa toda esta información sensorial de forma conjunta, lo que significa que la información que entra por un sentido puede afectar los procesos de los otros sentidos4.

Así, vamos llegando a lo que nos interesa, que es esta historia de lo multisensorial. En resumen, empezamos por aproximarnos a dos conceptos: la percepción y la percepción multisensorial. La diferencia entre estos dos conceptos es que el segundo es tal vez una aproximación más actualizada y realista que el primero, e implica mayor complejidad. Cuando hablamos de percepción multisensorial, estamos considerando que, cuando hacemos algo, el cerebro no solo pone atención en la información principal de esta acción, sino que en paralelo está procesando también la información periférica que entra por todos los sentidos. En resumen, en cuanto lees este libro con tus ojos, seguramente la información que está entrando al mismo tiempo por tus oídos, o los olores que está olfateando tu nariz, de alguna manera también están participando activamente de esta experiencia única de lectura. ¡Con lo cual, te invito a que pienses en lo que te rodea en cuanto disfrutas al máximo de este viaje multisensorial!

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Punto de partida: nuestros sentidos

Mientras escribo este libro, pienso sobre mi vida y las experiencias que me han marcado. De hecho, pienso en todas las personas de las cuales me he enamorado. Conocerlas fue una experiencia multisensorial que me hizo percibir el mundo con mayor profundidad y detalle. En cada una de esas experiencias, mis sentidos se agudizaban para permitirme disfrutar al máximo de su compañía. Recordando estas experiencias del pasado, a través de mis sentidos, entiendo cada vez más lo que ellos producen en mi existencia. Es por eso que, a continuación, vamos a hacer una introducción a través de los cinco sentidos del ser humano. Fíjate que el orden de presentación que proponemos de estos sentidos tiene principalmente razones evolutivas.

Para empezar, hablemos del tacto, el cual engloba las sensaciones somatosensoriales. O sea, estamos hablando de mecanismos nerviosos que nos brindan información sobre lo que sucede en la superficie del cuerpo y, algunas veces, en su interior5. Este sentido nos proporciona información sobre el tamaño, la forma, la textura de los objetos y de su movimiento principalmente sobre nuestra piel. Un estudio desarrollado por el psicólogo Joachim Retzbach sugiere que, desde el punto de vista evolutivo, el tacto, a través de la piel, es el sentido más antiguo y el de desarrollo más temprano. Por ejemplo, un embrión siente su entorno incluso antes de poder escuchar el exterior6. Pongámonos en el caso de este embrión e imaginemos que estamos solos, en medio de un entorno natural de alta montaña, y no necesariamente muy abrigados. ¿Qué sensaciones pasan por nuestro entorno? Lo más posible es que sea un frío insoportable que nos pone una piel de gallina, súper alerta, y con algo de viento y lluvia. Bueno, ahora me toca ir por té bien caliente y ya vuelvo...

El olfato es también reconocido como uno de los sentidos más primitivos y evocadores. La razón de que sea evocador es que algunos nervios de nuestra nariz se encuentran conectados con estructuras cerebrales que trabajan mucho la emoción y la memoria. Es por este motivo que un simple olor puede desencadenar en nosotros rápidamente recuerdos súbitos e inesperados, o bien resultar atractivos o repulsivos. Acá, de hecho, se me ocurren varios ejemplos de olores de nuestra vida cotidiana que pueden llegar a ser bastante desagradables, pero que nos acompañan todo el tiempo. Quién no ha tenido que aguantarse el olor de un pedo de otra persona en un ascensor, y estoy hablando de esas flatulencias que tienen un olor tan putrefacto que prefieres ni respirar porque sientes que el simple hecho de abrir la boca o dejar entrar aire a tus pulmones puede ser bastante tóxico. Uno de esos momentos incómodos en los que miras a tu alrededor y sabes que todos perciben el desagradable olor, pero nadie es capaz de decir nada. Bueno, tristezas aparte, aquí lo importante es que este sentido nos ha permitido históricamente, al igual que lo hacen todos los animales, distinguir cuándo, por ejemplo, es tentativamente bueno o malo acercarse a algo o ingerir un alimento2.

Muy de la mano con el olfato encontramos el gusto. Es importante hacer una distinción entre el gusto y el sabor, dado que este último es, de hecho, una conexión muy fuerte y directa que existe principalmente entre el gusto y el olfato. Por ejemplo, si nos tapamos la nariz al comer, casi que desaparece por entero la información de un sabor que tengas dentro de tu boca. Por otro lado, el gusto individualmente es producto de la información que procesan las papilas gustativas ubicadas en nuestra lengua. Cada una de estas papilas tiene la posibilidad de ser receptora de las sustancias químicas que componen los alimentos. Estas sustancias llegan al cerebro y en cuestión de segundos logramos identificar si un alimento es, por ejemplo, salado, dulce, amargo, o agrio (después hablaremos también de una quinta sensación asociada al gusto, que es el umami, algo muy típico en la culinaria asiática).

Referente a la vista, Abraham Tamir, un talentoso ingeniero químico de la Universidad de Alicante, en España, también nos cuenta que los estímulos de luz recibidos por los ojos e interpretados por el cerebro son los que dan lugar a la visión. Este sentido tiene la capacidad de transformar los estímulos captados por la vista en una representación de la posición, forma, color y brillo de los objetos que nos rodean7. Es por medio de este sentido que logramos darnos cuenta de los detalles del mundo ajustados a la posición en la que nos encontramos y, por ende, a la percepción que cada uno de nosotros tiene de su entorno. Por ejemplo, lo que vemos puede variar de lo que ve otra persona que observa exactamente lo mismo, pero que se encuentra, tal vez, en otro lugar y en otro momento5. Esto me recuerda la foto de un vestido que se volvió tendencia en las redes sociales hace algunos años justamente, por el hecho de que algunas personas veían el vestido de rayas negras con azul, y otras de rayas blancas con dorado, y nadie supo explicar muy bien el porqué de este fenómeno.

Por último, son nuestros oídos los que se encargan de recoger las ondas sonoras emitidas en el exterior para transmitirlas al cerebro, y así dar forma a la audición. Este sentido es nada más y nada menos la base de la comunicación interpersonal7. La audición no solo nos permite comunicarnos, pero también posicionarnos en un espacio y tener sensaciones de equilibrio, lejanía o cercanía, las cuales dependen de la intensidad y posición de los patrones de ondas de sonido que entran por cada una de nuestras dos orejas. Esto nos permite tener un comportamiento específico frente a, por ejemplo, sonidos fuertes que parecen indicar proximidad con el objeto que lo emite (sea este un lindo jaguar hambriento que se te cruza en medio de una caminata por la Amazonía), o con sonidos más lejanos que pueden indicar la suerte divina de que tal fuente de sonido felino parece estar todavía bastante lejos2. Sé que esto puede ser un poco confuso, pero más adelante hablaremos con mayor detalle de este factor tan importante dentro del sentido de la audición.

En fin, los sentidos son como una orquesta en la que su director es el cerebro. Estos son herramientas claves para el desarrollo y la vida del ser humano, desde los aspectos más simples hasta los más complejos.

La información se transforma en sensación

A priori debemos considerar que el cerebro es un órgano muy pero muy complejo. Este es el encargado de almacenar, procesar e interpretar la información de todos los estímulos sensoriales que el ser humano recibe. Al mismo tiempo, el cerebro tiene que estar pendiente de todo el resto de operaciones que pasan con nuestro cuerpo y nuestra existencia. De hecho, te propongo un reto: pregúntale a un neurocientífico qué tanto saben ellos de la operación del cerebro. Los sinceros te dirán que muy poco y que en la actualidad seguimos en un nivel bastante especulativo sobre cómo realmente opera esta masa gris gelatinosa pero fascinante.

Un dato interesante es que nuestro cerebro es un órgano que ha venido creciendo y desarrollándose cada vez más a lo largo de la existencia del ser humano. O sea, ha ido creciendo desde adentro hacia afuera, y por capas, no por zonas. Nuestro amigo el cerebro está dividido principalmente en seis capas, siendo la sexta la más externa y la más reciente, en lo que se refiere al proceso evolutivo de nuestra especie. La primera es la capa más profunda y la más primitiva de todas. Cada una de estas capas está constituida por un tipo y una cantidad de células diferentes. En algunas de ellas se comparten tipos de células, y la densidad va aumentando en proporción a la profundidad (figura 1).

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Figura 1. Capas del cerebro.

Fuente: elaboración de Camilo Medrano

Las capas internas del cerebro son las más antiguas y, por ende, las que están más asociadas al instinto y la supervivencia. Estas son las capas encargadas de recibir la información proveniente desde el tálamo, que se encuentra bien adentro y al centro del cerebro. Una vez obtenida, esta información se subdivide en primaria y secundaria. La información primaria es la que tiene conexiones directas con los receptores sensitivos periféricos, o sea, con los cinco sentidos. La información secundaria, también llamada de asociación, recibe datos sensoriales del tálamo y de zonas inferiores del cerebro, como el hipotálamo. El objetivo de estas áreas de asociación es crear patrones de reconocimiento y conducta mediante la asimilación de la información sensorial8. Piensen que el cerebro es un durazno y que cada una de sus capas, iniciando desde la cáscara hasta su centro, cumplen con unas funciones específicas que llevan información al tálamo, o sea, la pepa. El tálamo, que en este caso sería el hueso superficial de la pepa de durazno, envía igualmente información al centro, es decir, la semilla. Esta semilla se encarga de recoger la información y dividirla en dos. De esta manera el cerebro consigue reunir la información sensorial y darle sentido. Por ejemplo, la información primaria reconoce que una olla está caliente a través del tacto y, en consecuencia, desencadena una reacción nerviosa de dolor. Entonces la información de asociación toma estos datos y le da un sentido específico (¡saca la mano de esa olla o te lastimas!). Por lo tanto, olla caliente más tacto es igual a dolor, es decir, peligro. De esta manera, nuestro cerebro guarda esta información y aprende a reconocer cómo debemos comportarnos y reaccionar. O sea, por un lado, hablamos de un cerebro que recibe y procesa información, pero por otro lado también hablamos de un sistema con capacidad inherente de interpretar esta fuente de datos y darle un significado.

Al entender mejor el cerebro nos damos cuenta de que la percepción tiene dos componentes: uno pasivo y uno activo. Esto hace que percibir no sea simplemente una cuestión de recepción pasiva (es decir, una reacción ante un estímulo sensorial cualquiera que captamos con nuestro cuerpo), sino que más bien nos vamos enterando de que este es un proceso sofisticado de construcción activa de conocimiento. El desarrollo del proceso cognitivo –la cognición son los procesos mentales y fisiológicos que dan lugar a la percepción– no proviene solo de la maquinaria cerebral, ni solo de la experiencia per se. La percepción es, en el fondo, un proceso activo, que pasa por el actuar pasivo de los sentidos y el cerebro, pero que se regula por la mente9. Este proceso activo de percibir es el que le da un significado único a la percepción, ya que puede variar de persona a persona, según sus propias experiencias de vida. ¿Va quedando un poco más claro cómo se moldea la percepción en el día a día?

La historia de tu vida a través de los sentidos

Así como a nuestros ancestros, todos los días nos toca enfrentarnos a los desafíos que nos rodean. Lo interesante de esto es que gracias a nuestra capacidad de percibir el entorno (incluyendo, por ejemplo, amenazas), es que vamos progresivamente adelantándonos a estos desafíos y, hoy en día, somos capaces de lidiar mejor con tales desafíos que nuestros antepasados. Por esa razón es que vamos logrando aumentar nuestra expectativa de vida cada vez más10. Los sentidos nos permiten, entonces, ir mapeando entornos cada vez más seguros y diferenciándolos de los que siguen siendo peligrosos.

A través de nuestros sentidos es que vamos por la vida separando lo bueno de lo malo y sobreviviendo. Imaginemos que estamos en la edad de piedra, y vemos una planta que aparenta ser deliciosa y súper jugosa. Nuestros ojos tienen ganas de devorarla, pero al acercarnos nos damos cuenta de que emite un olor raro y que no se relaciona con su aspecto sabroso, lo que nos hace decidir no comerla. Esta acción ya queda registrada en nuestra mente para futuras ocasiones. Entonces el olfato es quien nos ha dado esta posibilidad de determinar cuáles alimentos pueden generar beneficios y cuáles pueden traer enfermedad, antes de probarlos. O el gusto, quien refuerza esta labor del olfato durante la tarea de identificar alimentos apropiados para el consumo, así como también alimentos que son capaces de proveernos más energía que otros (esto último, a través de alimentos que contienen más calorías, ya que son fuentes ricas en azúcar, o sea, sabores dulces). El tacto por supuesto también nos permite determinar posibles amenazas (como las altas o bajas temperaturas del entorno) o distintas características de los objetos que nos rodean (como objetos cortopunzantes que se detectan mediante alertas de dolor). La visión es muy interesante ya que, siendo un sentido que se desarrolló después durante nuestra evolución, hoy nuestro comportamiento es absolutamente condicionado por lo que vemos. Ver nos ha permitido identificar peligros a gran distancia, así como también oportunidades. El oído también ha ido evolucionando hasta ser en la actualidad la herramienta primordial en la comunicación entre seres de nuestra misma especie, siendo así el principal catalizador del desarrollo de la cultura y el lenguaje.

En tal caso, la interacción de los sentidos y la capacidad de procesar múltiples estímulos a la vez han construido la percepción que tenemos de la vida y nos ha permitido desarrollar conocimientos, no solo para sobrevivir, sino también para crear, imaginar y soñar. Son estos estímulos y la información archivada en nuestro cerebro lo que ahora nos permite retroceder en el tiempo y recodar momentos importantes que hemos vivido. Prueba de este desarrollo es el lenguaje, el cual surgió de un proceso muy complejo de interacción multisensorial y es considerado un divisor de aguas entre el ser humano y el resto de especies11. Basta pensar en nuestra creciente expectativa de vida para entender que la evolución de nuestro conocimiento –la cual surge, en gran parte, a través de una compresión cada vez más profunda sobre cómo operan nuestros sentidos y nuestro cerebro– es lo que nos ha llevado hacia una experiencia de vida cada vez más compleja y, quién sabe, mejor. Piensa que el incremento de la expectativa de vida del ser humano, en promedio, ha aumentado en más de una década en menos de un siglo. Ahora bien, es tan complejo y profundo este proceso de reflexión, que en la actualidad tenemos la plena conciencia de que nuestra ambición como especie nos ha llevado a sobre explotar el planeta, y que, para seguir mejorando nuestra existencia, nos toca repensar nuestra relación con este planeta o repensar nuestro destino más allá de los límites de nuestra pacha mama.

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