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Eduardo Ferrero Costa es abogado y doctor en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde es profesor desde 1971. Se ha especializado en Derecho Internacional Público, Derecho del Mar y Arbitraje Internacional. Fue Ministro de Relaciones Exteriores entre 1997 y 1998. Se desempeñó como Embajador del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA) de 2001 a 2003, y ante los Estados Unidos de América de 2004 a 2006. Integró el equipo de abogados del Perú en la controversia sobre delimitación marítima con Chile ante la Corte Internacional de Justicia (2008-2014). Ha sido socio del Estudio Echecopar, presidente del Centro Peruano de Estudios Internacionales (CEPEI) y vicepresidente del Comité de las Naciones Unidas contra la Discriminación Racial (CERD). Es miembro de la Corte Permanente de Arbitraje, presidente de la Corte de Arbitraje de AMCHAM-PERÚ y miembro de número de la Academia Peruana de Derecho. Ostenta condecoraciones en el grado de Gran Cruz del Gobierno peruano, del Congreso de la República y de la Marina de Guerra del Perú, así como de las repúblicas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Guatemala, México y Paraguay. Es autor de diversos libros y artículos académicos, entre ellos El nuevo derecho del mar: el Perú y las 200 millas.

Presentación

El libro Perú-Ecuador: el proceso para lograr la paz presenta el desarrollo de las conversaciones llevadas a cabo entre el Perú y el Ecuador durante los años 1997 y 1998 para culminar la demarcación conforme al límite establecido en el Protocolo de Río de Janeiro. El trabajo reúne elementos de naturaleza política, jurídica e histórica y el enfoque es personal. Está basado en la experiencia vivida y en mi participación, primero por algunos meses como miembro de la delegación peruana, y, luego, como ministro de Relaciones Exteriores encargado de la conducción del proceso en la etapa más importante de las conversaciones que culminaron, tres semanas después de mi renuncia al cargo, con la firma del acuerdo global y definitivo de Brasilia del 26 de octubre de 1998.

El libro tiene ocho capítulos. El primero se inicia con una breve introducción histórica de la situación limítrofe entre el Perú y el Ecuador. El punto de partida es el Tratado de Paz, Amistad y Límites de 1942 —más conocido como el Protocolo de Río de Janeiro— que fue ejecutado en su casi totalidad mediante actos formales de demarcación por las dos partes hasta fines de la década de los cuarenta, en la que Ecuador asumió una posición de rebeldía frente al tratado y suspendió los trabajos aún pendientes de demarcación en un área de la Cordillera del Cóndor. Luego de presentar resumidamente la evolución de la situación en el tiempo, hago referencia al conflicto de la Cordillera del Cóndor de 1995, que fue resuelto con la Declaración de Paz de Itamaraty, adoptada por el Perú y el Ecuador con la activa participación de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro, el cual sería el marco jurídico para las futuras conversaciones. A continuación este capítulo describe los temas en controversia —que se denominaron impasses1 subsistentes—, analiza los acuerdos logrados en 1996 sobre el procedimiento a seguir en las futuras conversaciones y termina con una evaluación de las funciones y atribuciones que les correspondían a los países garantes.

Los capítulos II, III y IV se refieren al proceso mismo de las conversaciones y reflejan cómo estas fueron cambiando positivamente, en función de la voluntad de diálogo entre las partes, de la firme posición adoptada por el Perú, de los nuevos elementos que se presentaron durante el proceso y de la evolución que se fue dando en la posición de Ecuador. Así, el segundo capítulo describe la primera etapa de las conversaciones que tuvo cinco rondas, en las que cada delegación presentó su posición sobre los siete impases de naturaleza variada presentados por el Ecuador y los tres impases de carácter exclusivamente demarcatorio presentados por el Perú. En la presentación de esta primera etapa se advierte la profunda diferencia que había entre los impases de cada una de las dos partes, en particular en relación a la pretensión del Ecuador de lograr acceso soberano al Marañón-Amazonas, lo que era contrario al Protocolo de Río de Janeiro. El capítulo termina con mi declaración pública de octubre de 1997, mediante la cual expresé que dicha pretensión ecuatoriana era improcedente e inaceptable y que Ecuador tenía que retirarla de la mesa de negociaciones, tal como efectivamente ocurrió meses después.

En el contexto de una nueva agenda para las conversaciones, el capítulo III describe como los garantes propusieron y las partes acordaron un procedimiento para resolver las diferencias de carácter territorial, que para nosotros solo eran de naturaleza demarcatoria. Así, se decidió ampliar la agenda de las conversaciones a otros tres temas, lo cual quedó plasmado en la Declaración de Brasilia de noviembre de 1997 y en su cronograma de aplicación de enero de 1998.

El capítulo IV desarrolla las conversaciones sustantivas propiamente dichas y que se llevaron a cabo en cuatro comisiones binacionales que, de manera paralela, examinaron la forma de solucionar el diferendo territorial mediante la demarcación, el Tratado de Comercio y Navegación a que se refiere el artículo VI del Protocolo de Río de Janeiro, el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad y la Comisión Binacional sobre Medidas de Confianza Mutua y Seguridad. Los dos últimos no derivan del Protocolo de Río de Janeiro, pero se incluyeron precisamente para dar a los acuerdos proyección a un futuro cualitativamente diferente en la relación bilateral. En este capítulo se destaca el análisis de los tres asuntos pendientes de demarcación que fueron sometidos a la opinión de los expertos jurídico-técnicos designados por los países garantes. Ellos descartaron la tesis ecuatoriana de la inejecución parcial del Protocolo de Río de Janeiro y dieron plenamente la razón al Perú, al señalar que la demarcación pendiente en la Cordillera del Cóndor debía culminar conforme a lo establecido en el Protocolo y el fallo de Dias de Aguiar. El capítulo concluye con la reunión que sostuvimos los cancilleres de Perú y Ecuador en Washington DC en junio de 1998, luego de lo cual quedó armado el paquete de lo que sería el contenido del futuro acuerdo global y definitivo.

El normal desarrollo del proceso de conversaciones se vio interrumpido a fines de julio de 1998 por una nueva infiltración de tropas ecuatorianas en territorio peruano en la zona de la Cordillera del Cóndor. En este sentido, el capítulo V examina la grave situación frente a la cual el presidente de la república, siguiendo mi sugerencia, descartó la opción militar propuesta por los altos mandos militares y adoptó la decisión de insistir en la acción diplomática para retirar a las tropas infiltradas, con la activa participación de los países garantes. En este capítulo, con información inédita hasta ahora, se presenta la complicada situación interna que tuve que manejar tanto en el Congreso como en relación a los militares peruanos; el desarrollo de las negociaciones a mi cargo llevadas a cabo con Ecuador y los países garantes para lograr la separación de las unidades militares; el establecimiento de una zona de control y vigilancia a cargo de la Misión de Observadores Militares Ecuador-Perú (MOMEP); y, finalmente, el retiro de los soldados ecuatorianos a su propio territorio.

Habiéndose evitado el conflicto armado y resuelto la crítica situación, a comienzos de setiembre de 1998 estaban dadas las condiciones para concluír favorablemente, en un breve plazo, el proceso de conversaciones con Ecuador. En este contexto se inició la gestión de la diplomacia presidencial, a que se refiere el capítulo VI del libro. Allí se examinan las primeras reuniones entre el nuevo presidente del Ecuador Jamil Mahuad y el presidente Alberto Fujimori, quienes asumieron directamente la conducción del final del proceso, así como la reunión de ambos con el presidente Cardoso de Brasil en su calidad de coordinador de los países garantes. A continuación examino el Tratado de Comercio y Navegación, ya negociado en la etapa anterior, que otorgó a Ecuador el derecho a navegar por el Amazonas y sus afluentes septentrionales, junto con los dos centros de comercio y navegación.

Estando pendiente únicamente la aceptación por Ecuador de los pareceres para culminar la demarcación en la Cordillera del Cóndor, a fines de setiembre de 1998 apareció la fórmula de la cesión del kilómetro cuadrado en Tiwinza, negociada secretamente a mis espaldas entre emisarios de los dos presidentes. El capítulo VII del libro analiza esta situación y presenta mis discrepancias con el presidente Fujimori por esta cesión al Ecuador que se alejó del Protocolo de Río de Janeiro, así como la forma poco transparente con que se condujeron las últimas conversaciones, todo lo cual motivó mi renuncia al cargo de ministro de Relaciones Exteriores, como explico en detalle en el libro. La segunda parte del capítulo está dedicado a examinar la solicitud de los presidentes Fujimori y Mahuad a los países garantes para que emitieran una opinión vinculante, lo que fue materia de un amplio debate en el congreso.

El capítulo VIII se refiere al punto de vista vinculante de los países garantes y que condujo a la terminación del proceso entre el Perú y el Ecuador con la suscripción del acuerdo global y definitivo en Brasilia el 26 de octubre de 1998. En este capítulo se examina el contenido del acuerdo global, las reacciones de la población y los pasos siguientes para la ejecución del acuerdo, destacándose el proceso para concluir la demarcación con la colocación del último hito en la Cordillera del Cóndor y la entrega de Tiwinza al Ecuador, en mayo de 1999. Este capítulo termina con una somera revisión de los otros acuerdos y su vigencia y aplicación al día de hoy, en especial del Tratado de Comercio y Navegación y del Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad.

Por último, el libro concluye con una sección de reflexiones finales que sintetizan la evolución del proceso y destacan la ejecución del Protocolo de Río de Janeiro como una política de Estado, que fue el hilo conductor de todo el proceso de conversaciones entre el Perú y el Ecuador.

Al terminar esta breve presentación, deseo agradecer a la Pontificia Universidad Católica del Perú y, en particular, al Vicerrectorado de Investigación que me brindó su valioso apoyo para redactar parte del libro y concluirlo, así como al Fondo Editorial que ha asumido generosamente su publicación. Igualmente, mi reconocimiento a la señora Jimena Ledgard Arévalo por su esforzado trabajo de edición y revisión del texto. Finalmente, unas palabras de agradecimiento a mi esposa Verónica, testigo de hecho de todo lo sucedido a través de mi relato personal, por su compañía y paciencia durante las horas que dediqué a escribir este libro que hoy entrego al lector.


1 En el presente trabajo se utiliza la voz francesa impasse, término empleado por la Declaración de Paz de Itamaraty y los demás documentos oficiales relativos a ella. Debido a su recurrencia este término será usado en el resto del libro en su versión castellanizada, impase.