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Primera edición digital: octubre 2017
Imagen de la cubierta: Museo do Pobo Galego. Colección familia De la Riva
Fotografías: Áurea Sánchez y Ricardo Vázquez-Pena
Diseño de la colección: Jorge Chamorro
Corrección: Alexandra Jiménez
Revisión: Sandra Soriano

Versión digital realizada por Libros.com

© 2017 Áurea Sánchez
© 2017 Libros.com

editorial@libros.com

ISBN digital: 978-84-17236-09-0

Áurea Sánchez

Las Marías de Santiago

«El objetivo era dejarlas morir de hambre y, así, aniquilarlas de forma lenta y silenciosa».

Luis Pasín Liñares

Índice

 

  1. Portada
  2. Créditos
  3. Título y autor
  4. Cita
  5. Introducción
  6. La familia Fandiño Ricart
  7. Santiago en el siglo XIX y principios del XX
  8. María y Coralia de paseo
  9. Santiago en los años treinta
  10. Los oficios de la familia
  11. Los hermanos sindicalistas
  12. La represión y el estigma social
  13. Santiago en los años cincuenta
  14. La construcción del mito
  15. Las Dos en Punto a todo color
  16. La decadencia económica de la familia
  17. Los descendientes
  18. Las Marías en el recuerdo
  19. Epílogo
  20. Referencias bibliográficas
  21. Agradecimientos
  22. Mecenas
  23. Contraportada

Introducción

 

Las dos estatuas que nos recuerdan a las Marías en la Alameda de Santiago compiten con la catedral en número de fotografías que los turistas toman cada día en la ciudad. Desde que estas esculturas de César Lombera fueron colocadas en dicho lugar en el año 1994, la curiosidad y el interés por la historia de las dos mujeres no hace más que aumentar.

Alrededor de lo que representan surgen comentarios de todo tipo, pero pocas personas pueden dar respuestas que se ajusten a la verdadera historia de las protagonistas. Las dos mujeres tenían nombres y apellidos, eran María y Coralia Fandiño Ricart.

Recibieron los calificativos de locas, extravagantes y solteronas, pero lo cierto es que sus vidas estaban marcadas por la represión política al ser las hermanas de tres sindicalistas. Ellos recibieron los nombres de Manuel, Alfonso y Antonio y pertenecieron a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). El primero fue durante un tiempo secretario de la Confederación Regional Galaica (CRG) de este sindicato anarquista.

La familia Fandiño Ricart, como las de otros líderes obreros de Santiago, sufrió las consecuencias de las situaciones políticas adversas. Las hermanas María y Coralia, conocidas como las Marías, fueron también el blanco de esa persecución policial. A lo que hay que añadir el posterior aislamiento, rechazo y burla de los que fueron objeto por parte de la sociedad compostelana. Por el contrario, otra parte de esa misma sociedad hizo gala de su generosidad con las dos mujeres en los últimos años de sus vidas. Un grupo de personas bien situadas profesionalmente reunieron una cantidad de dinero para arreglar el tejado de la casa familiar, que se había caído en uno de los temporales. Del mismo modo, en una tienda de ultramarinos por la que pasaban todos los días de paseo, sus dueños reunían alimentos ocasionalmente para dárselos cuando ya era bien conocida su situación económica de estrecheces y carencias.

Durante un tiempo fueron conocidas como las tres Marías, pues además de las dos más conocidas había otras hermanas que las acompañaban en los paseos. Se habla de que hasta los años treinta fue Sara, y no se tiene identificada a la otra u otras que pudieron formar parte del grupo de forma ocasional. Desde que se quedaron las dos, pasaron a ser nombradas como las dos Marías o las Dos en Punto. Fallecieron a principios de los años ochenta del siglo pasado. Los diarios locales recogieron las noticias de sus muertes.

Con el aislamiento de la familia y el rechazo social, las dos mujeres acabaron sus días en la pobreza más absoluta y no tuvieron más remedio que vivir de la caridad de la gente. La falta de información sobre lo que habían padecido a causa de la represión que imponía el régimen militar (1939-1975) y el desdén de la sociedad provocaron que se convirtieran en un caso insólito. Con el paso del tiempo se dijo que sus vidas guardaban un misterio. Así fue como sobre lo desconocido se ha construido el mito de las Marías de Santiago de Compostela.

La familia Fandiño Ricart

 

María y Coralia pertenecieron a una familia de Santiago de Compostela asentada desde el siglo XIX en el número 16 de la calle Espírito Santo. El padre era zapatero y se llamaba Antonio Fandiño Requeijo (1866-1941). La madre era costurera, Consuelo Ricart Pombo (1868-1961). La pareja tuvo trece hijos, de los que nueve fueron mujeres y cuatro hombres. María (1898-1980) figura en cuarto lugar en los nacimientos y Coralia (1914-1983) es la duodécima. De los cuatro varones, tres militaron en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y uno de ellos, Manuel, fue además un destacado dirigente.

En el libro de registro de bautizos de la iglesia parroquial de San Miguel dos Agros, a la que pertenece la calle Espírito Santo y la familia Fandiño Ricart, no hemos encontrado los bautismos de María Josefa y Magdalena, que en el libro titulado As Marías, reeditado por el Consorcio de Santiago en el año 2007, las sitúan en el segundo y noveno puesto, respectivamente. Tampoco hemos encontrado el nombre de Alfonso, sino el de Francisco Alfonso, que en el citado libro aparece reflejado como el sexto de los hijos nacidos de la pareja formada por Antonio Fandiño y Consuelo Ricart. Si ese nacimiento corresponde a Alfonso, descrito como Francisco Alfonso, nació entre Rita y María Piedad y vino al mundo el día 3 de marzo de 1902. Falleció el 17 de septiembre de 1991 en La Coruña, cuando tenía, por tanto, ochenta y nueve años.

A Manuel, Alfonso y Antonio, los tres sindicalistas y líderes obreros, nos referiremos más adelante, pero cabe señalar por adelantado sobre ellos que ocuparon los puestos tercero, sexto y décimo, según el orden de nacimientos de los trece hijos del matrimonio.

Del libro de bautizados se deduce que Consuelo Ricart Pombo pasó más de veinticinco años engendrando y dando a luz a sus hijos, pues comenzó en 1892 con veinticuatro años, con el nacimiento de Pilar, y finalizó en 1918, a los cincuenta años, con el de Rosaura. De la información que nos facilitó el cura párroco de San Miguel dos Agros y de la que aparece reflejada en el libro citado anteriormente, concluimos que los hermanos Fandiño Ricart son los siguientes por orden de nacimiento: Pilar, María Josefa, Manuel, María, Rita, María de la Piedad, Magdalena, Francisco, Alfonso, Antonio, Sara, María Argentaria Coralia y Rosaura.

Por otro lado, en el Ateneo de Santiago aparece información relativa a los entierros de José (no Josefa) en noviembre de 1966, de Guadalupe, en el año 1989, así como el de María Piedad Magdalena, en abril de 1999. De la existencia de Guadalupe nos da fe Ana María Picallos Chorén, nieta de Pilar e hija de Araceli Chorén Fandiño. Ana María asegura que Guadalupe vivió con Magdalena en La Coruña, donde ambas trabajaron como costureras.

Es de destacar que de las nueve hijas sólo la mayor de todas, Pilar, se casó y tuvo hijos, las demás permanecieron solteras. Y de los cuatro hombres se casaron dos, Manuel y Alfonso. De todos ellos, los que tuvieron descendientes y familias numerosas fueron Pilar y Manuel. Ocho hijos la primera y cinco el segundo. De las conversaciones mantenidas con hijos y nietos de Pilar y Manuel deducimos que Alfonso y Antonio tampoco tuvieron descendencia. Manuel, el más perseguido, se casó con Celia Pampín y tuvo cinco hijos varones. El quinto de ellos lleva su nombre de pila, Manuel Fandiño Pampín (1935), así como su nieto, Manuel Fandiño Castro (1964), hijo del anterior, que es psicólogo y orientador en el Instituto Politécnico de Santiago.

Para ofrecer una aproximación al relato de la vida de esta familia, que se movía en ambientes de oficios humildes y el sindicalismo, reseñamos oportunamente la cronología de algunos hechos históricos y otros referidos a personas de trascendencia pública de la época que vivieron en el mismo entorno geográfico y temporal que la familia de María y Coralia. De esta forma, cabe señalar que la pareja formada por Antonio Fandiño y Consuelo Ricart fue contemporánea de personalidades ligadas a Santiago como Rosalía de Castro, Concepción Arenal, Eugenio Montero Ríos, Alfredo Brañas y Ramón María del Valle-Inclán. También fueron contemporáneos los padres de María y Coralia del fundador de la Unión General de Trabajadores (UGT) y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pablo Iglesias Posse. El tipógrafo ferrolano visitó Santiago en tres ocasiones a finales del siglo XIX y principios del XX para participar en mítines y llamar a los obreros a la solidaridad de la clase trabajadora. Por esas fechas los hermanos de las Marías formaban parte de los sindicatos y tenían responsabilidades en los mismos. Uno de ellos, Antonio, sería de oficio tipógrafo como el líder socialista.

El año 1898, que sería recordado por la pérdida de Cuba, es también el año en que nace María, la que iba a dar el sobrenombre de «Marías» a las dos hermanas. En Galicia y España se lamentaba todavía la muerte de Concepción Arenal, ocurrida en Vigo tres años antes. En Santiago se preparaba el traslado de los restos mortales de Rosalía de Castro desde Iria Flavia al Panteón de Gallegos Ilustres, situado en el convento compostelano de San Domingos de Bonaval. En Madrid, Pablo Iglesias Posse había publicado ya el primer número de la revista El Socialista.

Siguiendo el paralelismo de esta familia humilde y de la clase obrera de Santiago con sus contemporáneos destacados podemos observar que el primero de todos los hijos de la familia en fallecer fue Sara, a los veinticuatro años. Ocurrió sólo unas semanas después de morir en la capital gallega el escritor Ramón María del Valle-Inclán y, como él, recibió sepultura en el recién inaugurado cementerio de Boisaca, en febrero de 1936.