cover.jpg

Índice

Cubierta

Índice

Portada

Copyright

Introducción. Escribir la justicia a través de las transiciones (Meghan L. Morris y César Rodríguez Garavito)

Parte I. Estudios

1. La memoria en todos lados. El proceso de justicia transicional argentino en el interior de Tucumán (Ana Daneri)

2. Una historia de impunidad. El juicio Temizöz en Turquía (Enis Köstepen)

3. Los luceros que le faltan a Guerrero (Nilda Meyatzin Velasco)

4. Responsabilidad según los líderes de África (Adebayo Okeowo)

5. Rendición de cuentas: el valor de la memoria. Justicia y reparación en la Argentina (Horacio Andrés Coutaz)

6. La justicia transicional en Egipto. Condenada al nacer (Hussein Baoumi)

7. El Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe y tres mujeres colombianas. Fragmentos del feminismo colombiano (Nina Chaparro González)

8. La comunidad indígena de Cantagallo. Manteniendo la identidad indígena entre asfalto y concreto (Richard O’Diana Rocca)

9. Conflictos agrarios en el estado de Pará. El lado impactante de la Amazonía brasileña (Isadora Vasconcelos)

10. La metamorfosis de una abogada “anfibia” de derechos humanos. Transiciones de vida y justicia transicional (Sathyavani Sathisan)

Parte II. Comentarios

11. Nuevas voces en los debates sobre justicia y transición en el Sur Global (Nelson Camilo Sánchez León)

12. Expedición narrativa hacia la verdad desde las orillas del Caribe (Nelson Fredy Padilla)

Acerca de los autores

César Rodríguez Garavito

Meghan L. Morris

coordinadores

Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad
(Dejusticia)

HACER JUSTICIA EN TIEMPOS DE TRANSICIÓN

El papel del activismo y las instituciones en el fortalecimiento democrático

Rodríguez Garavito, César

© 2018, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.

Introducción

Escribir la justicia a través de las transiciones

Meghan L. Morris

César Rodríguez Garavito

En agosto de 2015, un grupo de activistas e investigadores de derechos humanos del Sur Global se reunió en Colombia para un taller sobre justicia transicional. El primer semestre de ese año se perfilaba como un momento crucial para analizar el tema en –y desde– territorio colombiano: el gobierno estaba encaminado a entablar diálogos de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana, Cuba, los cuales llevaban ya casi tres años. El cese al fuego, que se encontraba en un delicado equilibrio, recién se había roto, lo que una vez más restablecía la confrontación en batalla, incluso mientras estaban las negociaciones para desarticular el conflicto. Si bien todavía no había tomado estado público, estaban a punto de anunciar un acuerdo sobre el tema de la “justicia transicional”.

A grandes rasgos, este acuerdo se enfocaba en varios elementos clave respecto de la formalidad legal con que se realizaría la transición a la paz: las condiciones para deponer las armas, las sanciones y sentencias que se aplicarían a los guerrilleros desmovilizados, los órganos de justicia que determinarían los juicios, los actores que serían juzgados, y las reparaciones a las que podrían acceder las víctimas. Pero este tipo de procesos a menudo no son tan simples ni limpios. Se trata de procesos casi siempre desordenados y largos, sumamente conflictivos, en los que tanto la historia como las visiones en disputa sobre el futuro adquieren mucho peso. Desorden que, tanto antes como ahora, ha estado presente en los procesos de justicia transicional impulsados por sociedades que buscaron alcanzar una paz posconflicto, y que se ha intentado superar (véanse, por ejemplo, McAllister y Nelson, 2013; Nelson, 2009; Rojas Pérez, 2008; Theidon, 2014). Esto se manifiesta no sólo en el hecho de que, como en Colombia, los procesos de paz tienen retrocesos y los acuerdos son difíciles de lograr (véanse, por ejemplo, Uprimny y otros, 2014; Uprimny y Sánchez, 2017). El desorden se manifiesta en la noción misma de “paz”: la idea de que un acuerdo pueda traer algo opuesto a la violencia de la guerra. Para muchos de quienes viven en sociedades con procesos de justicia transicional, esta idea se contradice, sobre todo, con las realidades diarias de los actores en conflicto, con la violencia y la desposesión permanentes a lo largo de la historia. Como sostiene Nelson Camilo Sánchez en este volumen, todavía existen debates en el campo de la justicia transicional sobre si los procesos deben (o no) tener en cuenta temas como los derechos sociales y económicos (Haldemann y Kouassi, 2014) y el modo en que las fracturas de las sociedades moldean los procesos de paz y sus resultados (Duthie y Seils, 2017). Estos debates están anclados en las distintas experiencias de silencios y ausencias que caracterizan los procesos de justicia transicional, así como en sus plazos indefinidos.

Desde la perspectiva de jóvenes defensores de derechos humanos, muchos de ellos involucrados a nivel personal en la búsqueda de justicia, este libro ilustra estas y muchas otra complejidades de dichos procesos. Los autores provienen de regiones con experiencias muy disímiles de justicia transicional: desde países como la Argentina y Colombia, muy arraigados en sus normas y procesos, hasta aquellos como Turquía y México, con transiciones muy distintas. Todos, sin embargo, escriben sobre el desorden de buscar justicia a través de las transiciones, en un amplio registro que va de lo íntimo y personal a lo nacional y global.

Aprender a escribir sobre justicia con recursos propios de la narrativa fue parte del proyecto colectivo en el que se embarcó este grupo en 2015. En su elocuente relato sobre el grupo y su trabajo conjunto, Nelson Fredy Padilla –profesor, mentor y colaborador crucial del proyecto desde hace tiempo–, comienza con Kafka y su afirmación de que la literatura es una “expedición a la verdad”. “¿Pero existe un misterio más grande que la verdad?”, se preguntaba el autor de El proceso (Janouch, 2006). Para no caer en las opacidades y misterios de la verdad en que a diario viven y trabajan estos defensores, les pedimos que –en vez de buscar una verdad universal sobre la justicia– escribieran desde la riqueza de las personas, las luchas y las comunidades que conocían en detalle, que crearan narrativas enraizadas en las verdades de sus experiencias.

Ana Daneri y Horacio Coutaz nos ofrecen dos relatos interesantes de la Argentina, a casi cuarenta años del final de la dictadura militar de ese país. Cada uno aborda temas de justicia y memoria, y ambos se preguntan qué significado tienen para las víctimas, para los defensores de derechos humanos y hasta para ellos mismos, mientras revisan la violencia de la dictadura y las luchas actuales por justicia y contra la impunidad. Tanto la justicia como la memoria emergen ambivalentes y frágiles, así como igualmente importantes para las luchas personales y profesionales de las que hablan.

Meyatzin Velasco narra la historia de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, en México, no sólo como un problema actual, sino como un punto de entrada hacia relatos de violencia complejos, planteando continuidades en el tiempo y en el espacio, pues la historia se repite en una misma familia. Junto con el de Velasco, los capítulos de Enis Köstepen y Adebayo Okeowo dan cuenta del modo en que la impunidad se instala en distintas regiones y en distintos planos –desde el familiar hasta el ámbito internacional–, y cómo sus efectos llegan a perdurar durante décadas. Estas formas históricas de impunidad, al igual que los esfuerzos en combatirla, generan un sentido de esperanza y decepción simultáneos, así como una profunda incertidumbre en vistas al futuro. Estas contradicciones, además, se manifiestan claramente en el relato de Hussein Bauomi, de Egipto, tras la Primavera Árabe, quien cuenta las luchas que se libraron entonces por el poder, y cómo estaban enraizadas en conflictos históricos, polarizaciones políticas y en determinadas nociones culturales de “justicia”, “retribución” y “revolución”.

Richard O’Diana y Nina Chaparro escriben sobre las muchas desigualdades que subyacen en el conflicto a través de las narrativas de una comunidad indígena urbana en Perú (O’Diana) y de las feministas en Colombia (Chaparro). Sus relatos sugieren que las posibilidades de justicia dependen no sólo de obtener algo llamado “paz”, sino también de trabajar contra estas desigualdades y encontrar unidad en la diferencia. El capítulo de Isadora Vasconcelos, de Brasil, al igual que el de O’Diana, ilustra cómo las inequidades históricas se manifiestan en las disputas por la tierra y los desplazamientos, al punto de que en países supuestamente pacíficos algunos individuos se encuentran inmersos en ciclos de violencia y desposesión difíciles de nombrar.

Por último, Vani Sathisan narra una historia de transiciones personales y el modo en que esas transiciones pueden construir un sentimiento de justicia personal. Como se vuelve evidente en su capítulo, la justicia no surge en abstracto, sino que es resultado de los encuentros cara a cara y de mantener ojos, oídos y corazón abiertos.

En conjunto, estos capítulos ilustran de una hermosa manera tanto el dolor y las posibilidades políticas que surgen de la imposibilidad de dejar la justicia en el pasado, como la creatividad de los esfuerzos individuales y colectivos en buscar justicia. También son testimonio de la belleza que genera el hablar, trabajar y escribir sobre justicia desde el corazón.

El origen del libro

Este volumen es parte de un proyecto de larga duración de Dejusticia a nivel internacional, en el marco del Taller Global de Investigación-Acción para Jóvenes Defensores de Derechos Humanos, que organiza esta entidad cada año. La finalidad del taller es entrenar a una nueva generación de investigadores-actores del Sur Global y nutrirlos de nuevas conexiones.

Durante ocho días, Dejusticia lleva a Colombia a unos veinte participantes e instructores expertos para una serie de sesiones interactivas sobre investigación, escritura narrativa, comunicación multimedia y reflexión estratégica acerca del futuro de los derechos humanos. El objetivo es fortalecer, en cada participante, su capacidad de producir textos vinculados a su investigación en un estilo narrativo, a fin de lograr una escritura tan rigurosa como atractiva para una audiencia más grande. Los participantes se seleccionan sobre la base de una propuesta de un artículo, que luego se discute durante el taller y que cuenta con la mentoría de un instructor durante diez meses, hasta que se obtiene una versión publicable. Los capítulos que recoge este volumen, tercero de la serie que se publica anualmente, son resultado del taller global de 2015.

Asimismo, el taller ofrece a los participantes la oportunidad de aprovechar las nuevas tecnologías y traducir los resultados de su investigación y activismo a distintos formatos: desde blogs, videos y multimedia hasta comunicaciones en redes sociales y artículos académicos. Por tanto, además del volumen anual con los textos de los participantes y las reflexiones de los instructores, el taller produce un blog en español e inglés con entradas semanales de los exparticipantes del taller, escritas en el estilo descripto antes. El título del blog, Relatos anfibios: historias de derechos humanos del Sur Global, se debe a que la investigación-acción es “anfibia”, pues sus practicantes se mueven entre distintos ambientes y mundos, desde círculos académicos y políticos hasta comunidades locales, medios de comunicación y entidades estatales (Rodríguez Garavito, 2015a, 2015b). Para quienes se dedican a la promoción de los derechos humanos, esto a menudo implica navegar estos mundos en el Sur y el Norte Global.

Cada año, el taller se centra en un tema particular. El de 2015 fue la justicia transicional. Además de dar coherencia al libro y al grupo de participantes, la temática determina en qué lugar de Colombia se realizará el taller, pues las sesiones no se llevan a cabo en un salón de clase o un centro de convenciones, sino en medio de visitas de campo, en las mismas comunidades y lugares donde los participantes están siendo testigos de primera mano. El taller de 2015 viajó a la región Caribe de Colombia, sitio de algunos de los peores episodios del conflicto armado colombiano, así como de los esfuerzos de las comunidades de víctimas para retornar a sus tierras y obtener justicia, verdad y reparaciones de los perpetradores a través de mecanismos de justicia transicional creados por el acuerdo de paz histórico de 2016 entre el gobierno y las FARC.

Agradecimientos

Una iniciativa novedosa y de larga duración como esta es más que un trabajo colectivo; requiere del apoyo de una organización entera. Este texto y el compromiso constante que representa es un esfuerzo institucional de Dejusticia que incluye, de una manera u otra, a todos sus miembros. Por el apoyo incondicional que ellos han dedicado a este proyecto, y por encarnar lo híbrido de la investigación y la acción en su trabajo diario, les damos nuestro enorme agradecimiento.

Estamos particularmente en deuda con los colegas y amigos que fueron coarquitectos del taller de 2015 y del proceso de publicación subsecuente. Camila Soto apoyó el desarrollo de innumerables aspectos del taller con paciencia y agudeza, desde los primeros días de planeación hasta la edición de los capítulos en este volumen. Eliana Kaimowitz fue la facilitadora infatigable del taller. Nelson Fredy Padilla, Eliana Kaimowitz, Krizna Gomez y Claret Vargas fueron mentores de los procesos de escritura de los participantes, con gracia y un agudo sentido editorial, y Camila Soto y Sebastián Villamizar brindaron una retroalimentación invaluable en la etapa final de edición de los capítulos.

En el taller, se realizaron contribuciones significativas por parte de los instructores, algunos de los cuales fueron mentores de los participantes durante el proceso posterior de escritura. Por eso, les damos profundas gracias a Barney Afako, Kamarulzaman Askandar, Carlos Andrés Baquero, Aura Bolívar, Doug Johnson, Daniel Marín, Nelson Fredy Padilla, Diana Rodríguez, Nelson Camilo Sánchez, Kathryn Sikkink, Andrew Songa y Rodrigo Uprimny.

Finalmente, cualquier iniciativa de esta naturaleza requiere un apoyo logístico y organizativo considerables. William Morales asumió esto con una mezcla admirable de eficiencia, solidaridad y optimismo, con el apoyo crítico de Ana María Ramírez, Sean Luna McAdams y Carlos Andrés Baquero. Nuestros compañeros locales en Montes de María le dieron la bienvenida al grupo con calidez y solidaridad, para lo cual agradecemos especialmente a los miembros de las Organizaciones de Población Desplazada, Étnicas y Campesinas (OPDS), así como a la exparticipante del Taller Global y activista local Leonarda de la Ossa.

Durante la fase de publicación, resultaron fundamentales tres colegas. Morgan Stoffregen y Sebastián Villamizar fueron más allá de sus obligaciones como editores y traductores, transformándose en aliados que hicieron mejoras continuas, propusieron alternativas e ideas y aseguraron que un manuscrito polifónico se convirtiera en un todo coherente y legible. Elvia Sáenz, al coordinar el proceso de publicación en Dejusticia, nunca cesó de demostrar precisión y creatividad.

Tanto el programa internacional de Dejusticia como el taller y el libro fueron posibles gracias al apoyo generoso y constante de la Fundación Ford. Martín Abregú y Louis Bickford fueron esenciales en nuestros esfuerzos: más allá de coordinar el apoyo financiero de la fundación, fueron compañeros que al mismo tiempo tuvieron simpatía con y fueron independientes de nuestras ideas e iniciativas, por lo cual estamos agradecidos enormemente.

Queremos concluir reconociendo a quienes acaso son los jugadores más esenciales de todos: los activistas-investigadores que escribieron los capítulos en este volumen. Tanto durante el taller como después, apoyaron con entusiasmo el compromiso de Dejusticia con la investigación-acción y tomaron tiempo de sus ocupadas vidas para reflexionar, escribir, revisar y reescribir. Si el espacio que creamos para ellos los ayuda en su trabajo para contribuir a un movimiento de derechos humanos más efectivo, horizontal y creativo, este esfuerzo habrá valido toda la pena.

Referencias

Duthie, R. y P. Seils (eds.) (2017), Justice Mosaics. How Context Shapes Transitional Justice in Fractured Societies, Nueva York, International Center for Transitional Justice.

Haldemann, F. y R. Kouassi (2014), “Transitional Justice without Economic, Social, and Cultural Rights?”, en E. Riedel, G. Giacca y C. Golay (eds.), Economic, Social, and Cultural Rights in International Law, Oxford, Oxford University Press.

Janouch, G. (2006), Conversaciones con Kafka, Barcelona, Destino.

McAllister, C. y D. M. Nelson (eds.) (2013), War by Other Means. Aftermath in Post-Genocide Guatemala, Durham, NC, Duke University Press.

Nelson, D. M. (2009), Reckoning. The Ends of War in Guatemala, Durham, NC, Duke University Press.

Rodríguez Garavito, C. (2015a), Investigación anfibia. La investigación-acción en un mundo multimedia, Bogotá, Dejusticia.

— (2015b), “Introducción. Una nueva generación que escribe sobre derechos humanos”, en C. Rodríguez Garavito (coord.), Extractivismo versus derechos humanos. Crónicas de los nuevos campos minados en el Sur Global, Buenos Aires, Siglo XXI.

Rojas Pérez, I. (2008), “Aftermath: Anthropology” y “Post-Conflict”, en D. Poole (ed.), A Companion to Latin American Anthropology, Malden, MA, Blackwell Publishing.

Theidon, K. (2014), Intimate Enemies. Violence and Reconciliation in Peru, Filadelfia, University of Pennsylvania Press.

Uprimny Yepes, R. y N. C. Sánchez (2017), “Transitional Justice in Conflict: Reflections on the Colombian Experience”, en Justice Mosaics: How Context Shapes Transitional Justice in Fractured Societies, Nueva York, International Center for Transitional Justice.

Uprimny Yepes, R., L. M. Sánchez Duque y N. C. Sánchez (2014), Justicia para la Paz, Bogotá, Dejusticia.

Parte I

Estudios