cover.jpg

 

 

 

 


ALESSANDRO MARZO MAGNO

LOS PRIMEROS EDITORES

TRADUCCIÓN DE MARILENA DE CHIARA

BARCELONA MÉXICO BUENOS AIRES NUEVA YORK

 

 

 

 

Para Marco y Peter:

que los libros los acompañen

 

 

 

 

El libro es el mejor amigo del hombre después del perro.

GROUCHO MARX

 

 

 

 

Los topónimos siempre generan más malentendidos de los deseados, sobre todo porque el cruce de los nacionalismos hace que designar un sitio en una lengua y no en otra se interprete a menudo como señal de una elección política más que léxica: un griego no diría «Estambul» ni bajo tortura porque, para los turcos, los términos Constantinopla y Estambul convivieron al menos hasta Kemal Atatürk. La ignorancia geográfica se encarga de lo demás: a menudo se lee acerca de Veglia y Krk como si fueran lugares distintos y no los nombres, en italiano y en croata (el segundo derivado del latín Curicta), respectivamente, de la misma isla del Golfo de Carnaro. En otro tiempo, además, se tendía a usar formas adaptadas (exónimos) mucho más que ahora, cuando los esnobs incurables hablan de Beijing, y no de Pekín, dejando perplejos a quienes los escuchan.

Todas las decisiones son discutibles, aunque es ineludible tomarlas en aras de la de claridad. Este libro trata sobre todo de una época, el Renacimiento, en una ciudad, Venecia, que la historia ha acabado por colocar en Italia. Por tanto, hemos decidido utilizar los topónimos de origen italiano, pero indicando entre paréntesis (la primera vez que se mencionan) la versión en la lengua que hoy se habla en esos lugares. Por ejemplo, Capodistria, población veneciana durante medio milenio, hoy se llama Koper y se encuentra en Eslovenia, de modo que se indicará como Capodistria (Koper). A veces hay incluso un nombre veneciano distinto del italiano, como en el caso de Candia, territorio de la Serenísima durante casi quinientos años, que hoy se conoce como Creta, denominación tomada del mundo clásico. En lo que concierne a Constantinopla/Bizancio/Estambul, se ha decidido utilizar Constantinopla, nombre muy querido para Venecia, sin quitarle un ápice de dignidad e importancia a los otros dos topónimos.