Las instituciones educativas y su cultura

Las instituciones educativas y su cultura

PRACTICAS Y CREENCIAS CONSTRUIDAS A TRAVES DEL TIEMPO

Ignacio Escalera Castillo

 

NARCEA, S.A. DE EDICIONES
MADRID

 

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Índice

INTRODUCCIÓN

1. ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA COMPRENSIÓN DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Algunas consideraciones sobre la noción de institución escolar. Dimensiones para la comprensión de las instituciones educativas. La complejidad propia de las instituciones educativas.

2. CULTURA ESCOLAR Y FACTOR HUMANO

Concepciones sobre el trabajo en las instituciones educativas. La desvirtuada división entre personal docente y administrativo. La naturaleza del trabajo académico. La función docente. El mundo de los directivos. Las subculturas: expectativas diferentes y conflictos de intereses. La pérdida del sentido educativo y de la razón de ser de la escuela.

3. LA COMUNICACIÓN EN EL CONTEXTO DEL TRABAJO ESCOLAR

La comunicación formal y no formal. Las prácticas burocráticas en la comunicación escolar. El rumor como compensación ante una débil comunicación organizacional. La comunicación comprometida: columna vertebral de la dinámica institucional.

4. EL LIDERAZGO EDUCATIVO

El liderazgo en la escuela. Rasgos fundamentales de los líderes educativos. Mitos sobre los directivos escolares y sus prácticas de liderazgo. Hacia una nueva forma de ejercer el liderazgo. Análisis de problemas, negociación y toma de decisiones. La formación de líderes educativos. El espacio personal de los líderes.

5. CALIDAD DE VIDA EN EL TRABAJO ESCOLAR

Calidad de vida y ambiente escolar. El sentido de pertenencia. La calidad de los procesos. Calidad y valor social del conocimiento. La calidad del servicio escolar.

6. LA EVALUACIÓN INTEGRAL DE LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA

El sentido de la evaluación institucional y su vínculo con el proceso de planificación. Fuentes y modalidades de la evaluación institucional. Hacia una evaluación que contribuya a la mejora institucional.

7. EL CAMBIO Y LA INNOVACIÓN EN LOS CENTROS ESCOLARES

El cambio y la innovación en las instituciones educativas. Hacia el desarrollo de instituciones inteligentes.

8. RETOS Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS

El replanteamiento del papel de la escuela ante los nuevos problemas y necesidades. La formación ciudadana como prioridad. Las instituciones educativas y su vinculación con el entorno. La credibilidad y confianza depositada en la escuela.

EPÍLOGO

BIBLIOGRAFÍA

Introducción

 

La concepción común acerca de la escuela la identifica como una institución social cuya importancia y razón de ser resultan incuestionables: por un lado, se ha atribuido a la escuela la tarea de lograr que las nuevas generaciones se apropien de la herencia cultural universal y, por otra parte, se le asigna la responsabilidad de desarrollar las competencias que demanda el mundo actual y futuro.

Sin embargo, la referencia al trabajo educativo que se realiza en el contexto de las instituciones escolares requiere ir más allá de un abordaje e interpretación convencional. Si se desea transformar las prácticas educativas que se realizan en el espacio escolar y reivindicar el sentido y misión de estas instituciones, será necesario analizarlas desde una perspectiva crítica para reconocer las manifestaciones más profundas de dichas prácticas cotidianas en la escuela, sin perder de vista que los centros escolares son entidades complejas y con múltiples implicaciones.

La escuela tiene peculiaridades que la hacen distinta de otras organizaciones sociales o centros de trabajo. En ese sentido, se pueden distinguir dos tendencias fundamentales al referirse a los centros educativos: por un lado está la consideración implícita de la escuela como cualquier otra organización o empresa; en oposición a esta perspectiva, está el enfoque que destaca la misión eminentemente humana y social de la escuela, considerándola como una instancia formativa que contribuye al desarrollo integral de la persona y, por tanto, con fines muy distintos a los de otras organizaciones o empresas.

Lo trascendente del asunto es que esta diversidad de significados con respecto a la escuela no se reduce solamente a un debate teórico y conceptual, sino que en la vida cotidiana de las instituciones educativas se refleja, por parte de los diferentes actores y grupos que intervienen en éstas, la multiplicidad de formas de entender la escuela y, en ocasiones, una oposición con respecto al sentido y razón de ser de las mismas.

En ese contexto, los centros escolares y la educación que en ellos se imparte, se ha convertido en uno de los temas de opinión que frecuentemente son abordados por parte del ciudadano común, así como por distintos profesionales quienes, sin conocer a fondo la dinámica particular de los procesos que se desarrollan en las instituciones educativas, establecen juicios e incluso toman decisiones, a veces con “buena intención”, pero que carecen del soporte de conocimiento necesario para ser las más efectivas y convenientes.

Al ser la escuela una institución muy cercana a la mayoría de la gente, ya que por ella se ha transitado durante una buena cantidad de ciclos escolares, se llega a pensar que se conoce suficientemente y que, por lo tanto, no será complicado opinar o intervenir en ella.

Ante esta realidad, conviene preguntarse cuál es la razón de las falacias que la gente asume como verdades con respecto a la escuela. Una primera aproximación al respecto nos permite afirmar que muchas veces las cosas más cercanas a nosotros, las más cotidianas, son las que menos analizamos y cuestionamos y, por ende, las que menos conocemos. Estamos más acostumbrados a actuar como seres prácticos que como sujetos reflexivos y analíticos.

Por todo lo anterior, la presente obra no tiene el propósito de convertirse en un manual de corte prescriptivo sobre el adecuado funcionamiento de las instituciones educativas. Una realidad compleja como es el caso de los centros escolares no puede reducirse a ello. Lo que realmente se pretende con este libro es abrir la reflexión y el análisis sobre lo que implica participar en una institución educativa, reconociendo el enorme reto y compromiso que esto conlleva.

A fin de cumplir con este propósito, el texto se ha estructurado en ocho capítulos que abordan aspectos medulares para el análisis de la práctica escolar institucionalizada. En primer lugar, se analizan los elementos fundamentales que integran y hacen comprensible la institución escolar, para seguir con otros temas medulares: la cultura escolar y el factor humano, la comunicación, el papel de los líderes o directivos, la calidad educativa, las prácticas de evaluación institucional, la reflexión sobre el cambio y la innovación educativa, así como los retos y perspectivas que tienen ante sí las instituciones escolares, todo ello partiendo del reconocimiento de las diferentes dimensiones que se presentan en la dinámica cotidiana de los centros educativos.

Cada capítulo comienza con una breve síntesis de las Ideas clave que se desarrollarán en el mismo. Además, todos ellos terminan con una sección titulada Preguntas para reflexionar, compuesta de una serie de cuestiones que pueden motivar la reflexión sobre los contenidos que se presentan en el capítulo y cómo éstos influyen en nuestra propia práctica. Esta reflexión será enriquecedora para el docente si éste la aborda de manera individual, pero será aun más rica si se realiza de manera conjunta con otros docentes.

La obra concluye con un Epílogo en el que se han incluido varios testimonios, recogidos entre el personal de diversas instituciones educativas, en los que se constata su propia percepción acerca de muchas de las cuestiones planteadas a lo largo de las páginas de este libro.

Esperamos que su lectura aporte algunas ideas y reflexiones que contribuyan a clarificar nuestro papel como educadores en las instituciones escolares, ya que en ellas se atiende lo más preciado que puede tener cualquier sociedad, esto es, las nuevas generaciones de niños y jóvenes, en quienes está depositada la esperanza de trabajar por la construcción de un mundo mejor.

1. Elementos fundamentales para la comprensión de las instituciones educativas

 

“La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo”

MAURICE DEBESSE

IDEAS CLAVE

Análisis del concepto de institución educativa.

La complejidad de la escuela como espacio donde se concreta la práctica educativa.

La trascendente función socializadora de la escuela.

Las instituciones educativas como contextos en los cuales convergen diferentes dimensiones.

Cinco dimensiones fundamentales para el análisis de los centros escolares.

Algunas consideraciones sobre la noción de institución escolar

Es importante reconocer de inicio que la escuela –como toda institución socialmente constituida– representa una realidad compleja, pues en ella se concentran múltiples expectativas e intencionalidades.

Según lo refiere Ponce (1990), históricamente la escuela surge cuando la misma evolución de las sociedades hizo notar que ya no era suficiente la trasmisión oral de las tradiciones, ni la simple imitación de los adultos para completar la educación de la infancia. Sin embargo, un hecho fundamental en el proceso de conformación de la escuela, nacida en el seno de la cultura romana, es el momento en que el Estado asume formalmente la dirección y el control de la educación, pues con ello se estaba reconociendo la enorme trascendencia, en todos los órdenes, de la función educativa.

Podemos considerar la institución escolar como el espacio donde se concreta la práctica educativa, sin embargo, el término espacio no sólo hace referencia al aspecto físico de la escuela, sino al conjunto de elementos, objetivos y subjetivos, que determinan el acontecer de la función educativa escolarizada.

Al interior de los centros escolares se desarrolla una práctica educativa sistematizada en la cual intervienen tres actores principales: el docente, el alumno y la dirección-administración, quienes, a su vez, desarrollan, cada uno de ellos, su propia práctica. La dinámica escolar refleja la articulación de estas tres prácticas que se dan dentro de un contexto compartido.

Mucho se ha destacado la función socializadora de la escuela y en ese sentido Moncayo (1994) señala que la escuela es una institución orientada hacia la socialización y desarrollo de sus miembros, con el fin de difundir la cultura y estilo de vida que es propio de dicha sociedad, para formar individuos, en beneficio de ellos mismos, así como de su comunidad.

En base a tal virtud, se ha reconocido tradicionalmente a la escuela como una institución muy poderosa, ya que socializa al individuo, reproduce relaciones sociales y de alguna manera legitima los órdenes políticos y culturales vigentes. Las instituciones educativas son el instrumento por el cual, generalmente, se reproduce el modelo económico que regula las relaciones de producción de una sociedad y a la vez preparan a los estudiantes para adaptarse y funcionar de manera acorde a las necesidades de los nuevos tiempos.

En este mismo orden de ideas, Rockwell y Mercado (1987) consideran la escuela como una institución social en sentido amplio, que responde a las características de la sociedad en la que se desarrolla. La estructura administrativa y las formas de relación al interior del aparato escolar, tienen su historia particular que ha quedado plasmada en muchos de sus modos de organización y de sus prácticas.

Por todo lo anterior, si nos preguntamos cuál es el propósito fundamental que deben tener los centros escolares, seguramente pensaríamos que ésta es una pregunta demasiado obvia ya que, como hemos descrito en líneas anteriores, se ha considerado que las escuelas tienen como fin la educación de las nuevas generaciones; sin embargo, ¿qué hay más allá de esta aparente finalidad?, es decir, ¿qué connotaciones puede tener el término educar?, ¿la escuela verdaderamente educa?, ¿cómo educa?, ¿sólo a los profesores les compete la responsabilidad de educar?...

En general, reflexionar sobre estas cuestiones no ha sido una práctica común, pues acudir a los centros escolares se ha convertido en algo “normal” y preestablecido. Se da por hecho que los niños al llegar aproximadamente a los cuatro años deben inscribirse al nivel preescolar, a los seis años a la primaria, a los doce a la secundaria y así sucesivamente hasta donde sea posible continuar con los estudios que un determinado sistema educativo tiene considerados. Estos esquemas de pensamiento y prácticas cotidianas con respecto a la escuela se asumen como algo natural y por ello se adoptan y se ejecutan sin mayor cuestionamiento.

Los niños, conforme van pasando su tiempo en la escuela, van asimilando patrones de pensamiento y de conducta determinados; saben que habrá un horario de entrada y uno de salida, un horario para el estudio de las diferentes materias y otro para el recreo, asimilan y reproducen rutinas para saludar al profesor y a los compañeros, etc. En realidad los niños van aprendiendo que estos esquemas ya están dados y los asumen generalmente sin mayor reflexión o cuestionamiento al respecto.

A partir de su incorporación a la escuela, los niños entran en contacto con este sistema de rutinas o prácticas preestablecidas que se van convirtiendo en la iniciación a este mundo de rituales escolares. Sin embargo, la escuela no es una realidad totalmente homogénea y articulada, más bien está constituida a partir de diversas determinaciones y puede ser explicada a través del análisis de sus distintas dimensiones, las cuales presentamos de manera sucinta a continuación.

Dimensiones para la comprensión de las instituciones educativas

El núcleo del trabajo de los centros educativos es, sin duda alguna, el proceso de enseñanza-aprendizaje, que se sustenta en la definición y establecimiento de un currículum escolar enfocado a la formación de los estudiantes. Sin embargo, este trabajo educativo no se desarrolla de manera aislada e independiente de otros aspectos, los cuales tienen un peso notable en la dinámica institucional.

En ese sentido, la escuela desde el enfoque organizacional puede ser considerada como un contexto en el cual convergen diferentes dimensiones que en su interacción van conformando la realidad institucional y proyectan una imagen determinada de cada centro escolar.

A continuación, retomando el planteamiento de González (2007) se explican brevemente las cinco principales dimensiones que están presentes en las organizaciones escolares: Dimensión Estructural, Dimensión Relacional, Dimensión Procesos, Dimensión Cultura y Dimensión Entorno. Cabe señalar que el hecho de explicar puntualmente cada una de estas dimensiones tiene que ver con el propósito de lograr una mayor comprensión de las mismas, al analizar cada componente por separado; sin embargo, ello no significa que en la realidad escolar estas dimensiones se manifiesten de manera disociada unas de otras, pues de hecho se hacen presentes como una totalidad integral u holística.

Una aproximación esquemática que nos permita visualizar la interdependencia que existe entre estas cinco dimensiones para el análisis y comprensión de las instituciones educativas sería la siguiente:

Dimensión Estructural

Esta dimensión se refiere a cómo está organizada la institución educativa, es decir, la disposición de sus diferentes aspectos formales, considerando fundamentalmente los siguientes apartados: estructura física o infraestructura, puestos de trabajo, funciones de sus distintos elementos, horarios de trabajo, esquemas de agrupamiento de los alumnos, mecanismos para la comunicación e información, así como para la coordinación y control de las actividades. Por todo ello, esta dimensión implica esencialmente cómo está organizado y distribuido el trabajo en la escuela y los dispositivos establecidos formalmente para operar y tomar decisiones.

De esta manera se puede observar cómo, de una institución a otra, es posible encontrar algunos elementos estructurales en común, pero también cada centro escolar adopta características particulares que los hacen diferentes entre sí. Por ejemplo, existen instituciones con una estructura vertical, en las que se denota una separación importante entre el puesto de mayor jerarquía con respecto al de menor nivel. Contrario a esto existen centros escolares con una estructura más plana u horizontal donde no hay gran separación jerárquica entre los distintos puestos.

Existen otras características estructurales de las organizaciones, por ejemplo, algunas son rígidas, otras flexibles, algunas son participativas mientras que en otras las decisiones se toman de manera centralizada. En ese sentido, una organización con mayor nivel de delegación se ubica en una posición más favorable para maniobrar, que otra con una estructura rígida (IIPE, 2003).

En cualquier caso, la estructura de las instituciones escolares deriva de una normatividad o conjunto de regulaciones oficiales que, si bien es importante, no define ni explica en su totalidad el funcionamiento de las escuelas.

Dimensión Relacional

Como se acaba de señalar, la comprensión de la organización escolar va más allá de la estructura formalmente adoptada, ya que las escuelas están conformadas por personas, las cuales establecen diversas formas de relación en múltiples sentidos. La dimensión relacional tiene que ver con el conjunto de relaciones o redes de interacción y flujo de comunicación entre las personas que integran la organización.

Los miembros que conforman una institución educativa no sólo sostienen relaciones de tipo formal, enmarcadas en la normatividad y en los procedimientos de trabajo, sino también otras formas de relación de índole muy diversa. Por ello, tal como lo plantean Beltrán y San Martín (2000: 47) “de la mera copresencia de diferentes actores surge otro tipo de relaciones que exceden siempre a las reguladas y previstas por las normas de funcionamiento”.

Las personas tienen concepciones, expectativas e intereses que no siempre son semejantes y compatibles entre sí, por tanto las formas de relación varían de una institución a otra y de persona a persona; por ejemplo pueden existir centros en los cuales predominen las relaciones de cooperación y sincronía, mientras que en otros prevalece el individualismo o incluso las relaciones conflictivas o de enfrentamiento.

Estos procesos de interacción y comunicación se presentan en los distintos órdenes del acontecer de las instituciones: en el ámbito concreto de las funciones de trabajo, en el nivel de las relaciones profesionales enfocadas al trabajo colegiado y en las relaciones de carácter espontáneo que surgen a partir de la identificación personal, amistad o rechazo entre los integrantes de la institución.

Mención especial merecen las relaciones denominadas micropolíticas que se presentan en el terreno de lo informal y generalmente implícito. Este tipo de relaciones dan cuenta de los diferentes intereses y manifestaciones de poder e influencia que se presentan en el ámbito institucional. En las instituciones educativas se observa la presencia de sectores, grupos o individuos que, independientemente de los fines de la organización, inciden de determinada manera para que sus expectativas e intereses particulares pasen a formar parte de la vida organizacional. De este modo se ponen de manifiesto algunos conflictos, pactos o alianzas, dinámicas de control, manejo de la información, negociaciones, entre otras cuestiones, que denotan esta red de interacciones micropolíticas.

En cualquier caso, el tejido relacional que se manifiesta en los centros educativos es complejo y difícil de circunscribir a determinadas caracterizaciones. Sin embargo, será necesario reconocer la importancia de esta dimensión para que los diferentes actores de los procesos educativos puedan incidir en ella, a fin de cumplir de la mejor manera con los fines que socialmente se han asignado a la escuela.

Dimensión Procesos

En las instituciones educativas se desarrollan diferentes procesos, de los cuales el denominado proceso de enseñanza-aprendizaje constituye la razón de ser o proceso medular de la organización. Justamente, esta dimensión hace referencia a la diversidad de procesos que se llevan a cabo en la escuela. No obstante, como se mencionó anteriormente, estos procesos no se ejecutan de manera independiente y descontextualizada con respecto a las otras dimensiones, ya que en esencia lo que los define es su concreción en una institución específica con características determinadas (estructura, formas de relación y cultura organizacional, entre otras).

Ante las limitaciones para asumir una visión holística de la escuela es frecuente que las diferentes áreas o departamentos, consideren que su proceso es el más importante y que pierdan de vista las necesidades de las otras áreas o departamentos. A fin de cuentas se llega a perder conciencia sobre la interdependencia que existe entre los diferentes procesos, olvidando que si uno de ellos falla o bien obtiene logros importantes, los restantes sufrirán un efecto proporcional en el mismo sentido.

Dimensión Cultura

La cultura de una organización es el contexto social conformado por los valores, supuestos, creencias, prácticas o rituales que son compartidos en mayor o menor medida por todos los miembros de una organización y que influyen en la forma de pensar y actuar de las personas, es decir, alude a la manera en que se realizan las distintas actividades, específicamente en esa institución.

La cultura organizacional es el conjunto de suposiciones, creencias, valores y normas que comparten y aceptan los miembros de una organización (Guízar, 2008: 406-407). Es el ambiente humano en el que los trabajadores realizan su labor; la cultura organizacional es algo intangible, puesto que no se puede ver ni tocar, pero siempre está presente y afecta todo cuanto ocurre en la organización.

Lo que sucede en una institución educativa no es casual, más bien detrás de este acontecer subyace una serie de valores y creencias en torno a distintos aspectos tales como: las personas, la educación, el papel del docente, la manera más efectiva de realizar las actividades y de hacer frente a los problemas y el estilo de comunicarse, entre otros. La cultura de una organización se transmite a los colaboradores de diversas formas, las más comunes y eficaces son las historias, los rituales, los símbolos materiales y el lenguaje.