Animal

S O S

Animal

 

 

J. Octavio Pineda

 

 

 

 

© J. Octavio Pineda

© Taller de Edición • Rocca® S. A. S.

© Ilustración de cubierta / Cover illustration / Illustration des couvertures: Paula Bossio

 

Primera edición / First edition / Première édition, Taller de Edición • Rocca®

Febrero de 2020 / February 2020 / Février 2020

Bogotá, D. C., Colombia

 

ISBN impreso / print / impression: 978-958-48-8057-4

ISBN digital / électronique: 978-958-48-8058-1

 

Edición y producción editorial / Editing and production / Édition et production éditoriale:

Taller de Edición • Rocca® S. A. S.

Carrera 4aA No. 26A-91, oficina 203

Teléfonos: (57+1) 243 2862 - 243 8591

taller@tallerdeedicion.com

www.tallerdeedicion.com

Bogotá, D. C., Colombia

 

Editor general / General editor / Éditeur général: Luis Daniel Rocca Lynn

Coordinación editorial / Editorial coordination / Coordination éditoriale: Juanita Rocca Toro

Diseño y diagramación / Design and layout / Design et mise en page: Julieta Arias Muñoz / Juan Pablo Rocca Barrenechea

 

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida en su todo o en sus

partes, ni registrada o transmitida por un sistema de recuperación, en ninguna forma ni por

ningún medio, sea mecánico o fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o

cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor y del editor, Taller de Edición • Rocca®.

 

All rights reserved / Tous droits réservés.

 

Impreso y hecho en Colombia Printed and Made in Colombia Imprimé et Fait en Colombie

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SOS ANIMAL

 

 

Prólogo

 

La literatura es mi gran pasión, pero todo lo que ocurre con nuestro bello y maltratado planeta es mi gran preocupación, que desde hace algún tiempo no me ha dejado leer y escribir tan tranquila y gozosamente como quisiera. Es algo que tenía atorado en la garganta, hasta ahora, que lo pude exteriorizar en forma de este breviario de especies en serio peligro de extinción, este poemario animal.

Ecosistemas completos se deforestan o degradan a diario; miles de especies de flora y fauna son aniquiladas o traficadas con fines absurdos, producto de la frivolidad o la superstición humanas; los plásticos inundan los océanos; el calentamiento global produce fenómenos cada vez más extremos, como volver del Ártico algo más triste que una playa veraniega, entre otros muy graves problemas.

Pese a ello, la gran mayoría de la gente, que parece anestesiada de tan inconsciente, se sigue comportando como si todo esto ocurriera en otro planeta y no en este, que ha sido y es nuestra única casa. Y aunque en artículos periodísticos o en redes sociales he ventilado todos estos desafíos, con posibles soluciones y casos de éxito, no ha sido suficiente.

Por ello quise apelar a un lenguaje más directo, a un mensaje más poderoso, dando voz a algunas de esas especies exóticas, a algunos de esos hermosos y arrinconados animales, que nos han acompañado por miles de años, incluso en nuestras fantasías y nuestros sueños, y cada vez ven más amenazada su existencia.

Sirvan estas breves líneas, escritas originalmente en tres idiomas que conozco bien –pero que ojalá se traduzcan a muchos más para que el mensaje llegue a todos los rincones–, como un llamado de emergencia de esos seres fantásticos que no hemos sabido valorar y que requieren de todo nuestro compromiso y ayuda urgentes, con acciones de mitigación y rescate, un desarrollo más sostenible y prácticas de producción y consumo más responsables.

Este reducido número de embajadores animales es apenas una ínfima representación de la gran biodiversidad que alberga nuestro planeta, cuyas riquezas estamos dilapidando.

Y confío en que estos lamentos animales tengan eco y ante todo muevan a la acción inmediata, porque el tiempo se acaba, no sólo para ellos, sino para nosotros.

Si como especie humana estos gritos de auxilio no nos conmueven, ya nada lo hará, y con ello seguiremos labrando nuestro propio destino, nada promisorio así como vamos.


El león

 

Me creía el rey de la selva,

hasta que llegó un verdadero tirano

que se fue apoderando de mis dominios.

Me fue arrinconando con todo y súbditos

a reservas de fronteras frágiles

que se encogen día a día.

Como en las cortes de castillos medievales,

que suelen decorar las paredes

con los retratos de antiguos monarcas,

las melenudas cabezas de los míos

adornan como trofeo, como tributo a la ignominia,

las paredes de mansiones de cazadores de rapiña.

Por eso digo que de rey ya no tengo nada.

 

 

La jirafa