image

El autor

Germán Darío Cardozo Galeano, nació en Bogotá, pero toda su vida ha residido en el municipio de Soacha (Cundinamarca). De profesión Teólogo, Licenciado en Teología y Magister en Dificultades del Aprendizaje; también cuenta con estudios en Pedagogía, Filosofía, Contaduría y Finanzas. Actualmente, se desempeña como docente, investigador, escritor y asesor de tesis de grado. Sus obras literarias en orden cronológico de producción:

1) ANTOLOGÍAS DE “EL ÚLTIMO DE LA ESTIRPE”: Es el compendio de cuatro historias independientes: El último de la estirpe, narra las experiencias de Juan, el último hijo de una familia común, quien vive una infancia y adolescencia de culpa y no aceptación por ser homosexual; al sentirse amado por Dios y enamorarse por primera vez de Orlando, su perspectiva de vida cambia. En terreno del enemigo, cuenta y alerta sobre la existencia y presencia sutil del mal, haciendo que dos mujeres se enfrenten con brujería para defender el honor y hasta la vida. Luisa María, una niña pequeña, pagará las consecuencias, dejando marcadas para siempre las vidas de aquellos que participaron e ingresaron en un mundo peligroso y desconocido. El regreso del último de la estirpe, refiere a una nueva etapa de Juan, esta vez acompañado de Ricardo, mostrando sentimientos y emociones negativas que podrían llevarlo a la destrucción, tal como siempre lo ha deseado su eterno enemigo. Cuando se acaba el amor, se centra en contar los momentos que llevaron a la decepción amorosa de Luis y la llegada de Alexander, un joven que lo inducirá a cuestionarse e identificarse con “El último de la estirpe” y el misterio que encierra la realidad de que todo aquel que se le acerque para hacerle daño, termina mal, muy mal.

2) ¿NACE O SE HACE?: El interrogante acerca del origen de la homosexualidad busca ser respondido en la investigación de un periodista, quien después de sufrir una decepción amorosa al encontrar a su novia con su amiga, indaga a siete homosexuales hombres y mujeres sobre su experiencia, mostrando la realidad que viven estas personas como: el rechazo familiar, la lucha por defender sus derechos patrimoniales, el ser víctimas de delincuentes, la ignorancia religiosa que lleva a la práctica de un exorcismo, el abuso sexual y la plenitud del amor de pareja. La trama se desarrolla en medio de la tensión que produce el suspenso sobre un inminente encuentro de siete personas el día y la hora señalada. La respuesta llega después de recorrer siete pasos, bajo el simbolismo bíblico numérico del 7 y el 12, que lleva a descubrir el camino de la alteridad como fuente de libertad en una reunión inesperada en medio de una sociedad excluyente.

3) EN NOMBRE DE LA BESTIA: Contiene una crítica social y teológica a la incoherencia de algunos pastores, sacerdotes y bautizados pertenecientes a las diversas iglesias cristianas católicas y no católicas, con respecto a lo que predican y a lo que viven, ya que de labios hablan en nombre de Jesús, pero con sus obras, testimonian la adoración a la Bestia, encarnación de los antivalores familiares, sociales, culturales, políticos y religiosos. De igual modo, cuestiona la división de las familias, denuncia la opresión y corrupción del sistema político y económico colombiano, la reglamentación de algunas normas en materia de educación que son nocivas para el desarrollo integral de las personas y la burla e irrespeto a la Eucaristía rebajada por algunos a un rito u oportunidad de explotación económica mediante las ofrendas, los diezmos, la mendicidad, la superstición y hechicería. Justo es decir que con una mirada llena de esperanza y de fe, cuestiona al creyente en su papel de discípulo, que no se puede reducir a una falsa religiosidad sino a una experiencia vital y coherente entre lo que se piensa, se dice y se hace a través de siete actos y una confrontación final entre el bien y el mal.

4) LA OTRA CARA DEL CRIMEN: (producción de 2019)

También ha sido coautor de obras académicas resultado de investigación, tales como: Teología Latinoamericana: diagnóstico y síntesis epistemológica a partir de un estudio hemerográfico, Factores del contexto que influyen en las dificultades del aprendizaje, Dificultades de aprendizaje y discapacidad en el aula: un reto pedagógico desde la unidad didáctica, Posibilitar un proyecto de vida en medio de las dificultades de aprendizaje; Ambientes de paz, una opción para la realidad educativa que se vive en Colombia en la actualidad.

Image

Dedicatoria

Con todo mi amor en memoria de mis padres: Gilma Galeano y Ciriaco Cardozo, y de mis hermanos Doris y Alberto quienes están descansando en la Paz del Señor. A Gladys y Martha Cardozo Galeano, junto con Germán Darío Nader Cardozo y todas las víctimas de violencia, sufrimiento, opresión, maltrato físico, psicológico y social, especialmente, a los habitantes del municipio de Soacha.

El hombre es solo grande cuando está de rodillas

(Albert Einstein)

Contenido

Prólogo

El reencuentro

Primera escena:
Hasta que la muerte los separe…

Segunda escena:
Cinismo criminal

Tercera escena:
Anarquía criminal

Cuarta escena:
Restauración

Quinta escena:
El poder que corrompe

Sexta escena:
La traición y deceso de una madre

Séptima escena:
La sombra de un crimen

Lista de referencias

Notas al pie

Prólogo

Una vez más Germán Darío Cardozo Galeano nos sorprende con esta obra La otra cara del crimen en la que cada vez más va perfilando su vena artística y literaria. Su opción por el realismo social y crítico es evidente. El autor recrea una realidad contextual generando un cierto clima de tensión emocional que conduce a sus lectores a leer cada capítulo con mucha expectativa y en espera de cómo se desencadena la historia.

Lo que más sorprende en esta obra es la manera creativa como el autor presenta un testimonio de denuncia sobre la realidad de violencia que vive el país y de manera específica, el municipio de Soacha. Bajo el pretexto de un guión cinematográfico, que un hijo cuenta a su padre, poco a poco nos introduce en un drama familiar y desde allí va plasmando la realidad de violencia que vive un sector marginal específico. Realidad que comparten no solamente las personas que viven en sectores periféricos de las grandes urbes, sino la sociedad colombiana en su totalidad.

Su opción y compromiso social con la realidad y de manera específica con las mujeres víctimas de violencia al interior de sus hogares, el autor toma como eje conductor de la trama a una mujer (Mayra) que en nombre del amor romántico vive un verdadero calvario con un hombre que la ha enceguecido con sus mentiras y quien vive una doble vida. En medio de mentiras, engaños y brujerías se desarrolla la primera escena. Pero esto es solo el comienzo, ya que en la segunda escena el dramatismo aumenta y la doble vida que lleva el esposo de nuestra protagonista nos introduce en el corazón del crimen organizado en el que el problema deja de ser local adquiriendo una dimensión nacional.

La tercera escena se desarrolla básicamente en la cárcel; desde este espacio, el autor recrea la vida cruel y deshumana de los presidios colombianos, y el dramatismo que enfrentan las mujeres en sus visitas conyugales. La transición entre la cárcel y la temporal libertad es relatada en la cuarta escena, donde “El loco”, como apodaban al esposo de la protagonista, continúa con su carrera criminal de robo, extorsión, secuestro y asesinatos, desencadenando una serie de hechos que ponen fin a estos personajes.

En la quinta escena el autor nos sorprende nuevamente al intensificar e introducir en el diálogo entre el padre e hijo elementos de espiritualidad conduciendo al lector hacia una nueva historia familiar del municipio de Soacha, esta vez el protagonista es un joven de 20 años perteneciente también a una banda criminal. Alrededor de este personaje se desencadenan historias escalofriantes que incluyen la pedofilia, el tráfico de drogas, extorsión, secuestro, muerte y miseria.

La historia de “El flaco” continuó en la sexta y séptima escena y, cuando parecía que la historia de nuestra primera protagonista había finalizado con su muerte, nuevamente cobra vida y nuevas sorpresas en torno a la familia de esta mujer se desencadenan. Además de revelar el drama familiar cuando una madre está enferma (Graciela) y es abandonada por algunos de sus hijos, pero, al llegar su muerte, son los primeros en reclamar una herencia, mostrando otra clase de crimen: la ingratitud por sus progenitores y la ambición desmedida.

Vale resaltar de esta obra la manera arquitectónica como el autor entrelaza estas historias familiares con la coyuntura política retratando diversos momentos álgidos de la historia del país, específicamente desde la década de los 90 hasta nuestros días. Del mismo modo sobresale el clima de tensión y la manera cruda con la que se cuentan las historias dejando al lector espacio para viajar en el tiempo y ubicarse en el espacio donde ocurre cada una de las escenas. También salta a la vista la piedad religiosa del autor que en medio de una realidad desgarradora lanza voces de esperanza en un mundo donde el mal parece reinar.

Los invito a leer esta obra que sin lugar a duda los hará emocionar y vivir esta página de nuestra historia, al tiempo que nos lanzará desafíos para pensar que es posible otro mundo libre de violencia.

Dra. Maricel Mena López

Coordinadora de investigación
Facultad de Teología Universidad Santo Tomás - USTA

El reencuentro

Era la noche del 8 de diciembre de 2018, en un café de la ciudad amurallada en Cartagena, padre e hijo se reúnen porque era una promesa hecha años atrás: “mi querido heredero, pronto estaré contigo1. Disfrutaban aquellas casonas grandes y con balcones, las calles estrechas, limpias y coloridas con transeúntes que recorren sus rincones admirados por la riqueza histórica y arquitectónica del sector; un comercio organizado lleno de almacenes, restaurantes, bares, y obviamente, templos religiosos y sitios de interés particular como la Plaza de Bolívar, el Palacio de la Inquisición, la Torre del Reloj, la Casa de Gabriel García Márquez y muchos más; lugares protegidos en su perímetro por las murallas en piedra que engalanan la ciudad y separan el pasado del presente y el futuro, pero unidos por el majestuoso mar que se divisa desde diversos ángulos. En la noche se encienden los faroles inspirando una magia especial, adornada con carruajes de caballos que pasean a quien desea conocer parte de la historia de la ciudad y sus zonas emblemáticas.

Uno está festejando la culminación de su última película. De cariño lo llaman “Juanito”, joven delgado de 1,80 m de estatura, ojos grandes color miel, cejas pobladas, pestañas crespas, cabello castaño claro y churco, nariz pequeña, orejas medianas, color de piel trigueña clara, boca pequeña con una sonrisa que transmite confianza. El otro está disfrutando unas merecidas vacaciones de fin de año. Su nombre: Juan. Se saludan con un estrechón de mano seguido de un abrazo de fraternidad y cariño, acompañado de un beso en la frente que el joven da a su padre a quien hace tiempo no veía. De inmediato toman asiento y el mesero se acerca a hacer el pedido. Cada uno apetece una cerveza fría. Juanito muy contento le dice a su padre que pronto estrenará su próxima película titulada “La otra cara del crimen”, donde narrará siete escenas de personas o familias colombianas víctimas de un crimen o delito personal y/o social en diversos momentos de la historia actual del país, específicamente de 1990 a la fecha.

Juan, a la expectativa por conocer los pormenores del filme, toma la botella con la bebida y pide a su hijo se desplacen hacia el sofá, con el propósito de estar más cómodos, y así lo hicieron. Juanito con una sonrisa sutil le dice: querido papá, ya tengo 24 años, me gradué como ingeniero de sistemas e hice una especialización en cine, contacté un guionista, escribió la historia, la rodamos y antes de su estreno, se la quiero contar para que me dé su opinión y me ayude a responder algunas preguntas que dan y dan vueltas en mi cabeza. ¿Dónde está Dios cuando sufren las personas?, ¿Por qué permite que sucedan cosas malas? y ¿Es cierto que existen ataduras generacionales que se convierten en una especie de maldición?

En ese momento Juan cayó en la cuenta de que su heredero ya era todo un hombre, que los años habían pasado, se sintió muy orgulloso por los logros de su hijo y mentalmente dio gracias a Dios por aquel 21 de octubre de 1994 cuando nació “junior”; entonces respondió: -comience el relato y así podré dar mi punto de vista y por supuesto, comprender sus interrogantes y poder darles respuesta desde mi experiencia de fe. Usted sabe mijo que, aunque quieran silenciar la voz de Dios en este mundo secularizado, yo no concibo mi vida ni la de mis seres queridos sin su intervención amorosa-. De repente, una brisa suave refrescó el ambiente y Juanito, como le decían de cariño, tomó aire, se acomodó en el sofá, bebió un sorbo de la cerveza y comenzó…

Primera escena:
Hasta que la muerte los separe…

En febrero de 1991, estando de presidente de Colombia por azar del destino César Gaviria Trujillo2, un hombre proveniente del eje cafetero, quien acuñó la frase “colombianos, bienvenidos al futuro”, padre de la apertura económica y el capitalismo salvaje en Colombia, una familia trabajadora de la ciudad de Bogotá esperaba con gozo a Mayra para celebrar su cumpleaños número 27. Mujer hermosa y consentida, de piel suave, trigueña clara, ojos color miel, pestañas crespas, cabello castaño claro hasta los hombros, sonrisa delicada, nariz pequeña al igual que sus orejas, contextura delgada y estatura que no superaba 1,70 m., admirada y querida por todos sus parientes, aquella que con su presencia brillaba por sí misma, se le escuchaba y hablaba con toda confianza y ternura. El único interrogante que les generaba era que nunca le habían conocido novio.

En cuestión de minutos llegó muy contenta de su trabajo; al entrar a la casa le gritaron: ¡sorpresa!, sus familiares salieron con obsequios a felicitarla. Ernesto miró a su hermana, la abrazó fuertemente y en ese instante presintió que algo iba a suceder. Le dijo: -feliz cumpleaños, Dios la bendiga-.

-Gracias, respondió Mayra. -Tengo algo que contarle, añadió. Sin embargo, se distrajeron con la partida de la torta e intercambio de abrazos y entrega de obsequios, postergando el diálogo.

Pasada la celebración, Mayra va a la habitación de su hermano y le cuenta que hace unos meses conoció en el bus a un hombre proveniente de la Región Andina, de un departamento que no deseo mencionar. 32 años, amable, rubio, de ojos verdes, cejas pobladas, orejas grandes, barba y bigote, labios carnosos, de 1,70 m de estatura y un peso de 72 kg aproximadamente. Se hicieron novios y pronto vendrá a casa para presentarlo a sus padres. Ernesto se alegró por su hermana, emoción que se convertiría en llanto, porque un ser de la oscuridad está próximo a arribar y transformar las vidas de todos y cada uno de los miembros de la familia.

Llegó el fin de semana y en casa de los Cifuentes Alarcón se preparan para conocer al novio de Mayra quien está invitado a almorzar. El reloj marca la 1:00 p.m., en ese instante timbran en la puerta; Esperanza, hermana mayor de Mayra y con la que tiene una estrecha relación y cariño especial, abre y observa a aquel hombre llamado Diego. Él la saluda muy amablemente, ella lo hace seguir a la sala. Allí estaba Ernesto, se estrechan la mano y en ese instante, un frío petrificante se apodera del cuerpo del joven que tenía 16 años. Aquel hombre encantador, charlatán y embaucador logró en menos de una hora cautivar a la familia, excepto a Ernesto, quien no lograba comprender lo que le sucedía. Al comienzo pensó que eran celos de hermano, pero, muy pronto entendería que no se trataba de eso sino de una premonición de peligro, porque a casa de sus padres y a la vida de su querida hermana, acababa de llegar un criminal de alta peligrosidad.

Diego, muy encantador, invitó a toda la familia a comer unos postres, todos alegres porque la querida Mayra se había ganado el cielo, ¡que mejor partido que un hombre amplio!, propietario según él de fincas y administrador de una empresa importadora. Con su palabrería tenía convencidos a todos, incluso logró que Ernesto callara; sin embargo, no pasaron quince días cuando algo inesperado ocurrió.

En casa de Esperanza suena el teléfono, ella contesta y una voz de mujer le dice que habla con Maritza, la esposa de Diego, ¿qué? Le dijo Esperanza, y la mujer se desahogó con llanto afirmando que vivía desde hace varios años con Diego, en un barrio muy humilde al sur de la ciudad, que este hombre no era quien decía ser y, además, tenían un hijo de tres años. Esperanza le preguntó: ¿quién le dio mi número de teléfono y por qué me llama? Maritza le respondió: un hermano de Diego, y la llamo, porque quiero hablar y aclarar las cosas.

¡Es que el hermano de Diego pensaba que Esperanza era la novia de su hermano y no Mayra! Concluyeron la conversación citándose al día siguiente en un parque cerca a la casa donde vivía la mujer.

De inmediato Esperanza se dispuso a llamar a Mayra y a Ernesto, los convocó en su casa y cuando llegaron los puso al tanto de la situación que había ocurrido minutos antes. Mayra, desconcertada, no podía dar credibilidad a las palabras de su hermana; no obstante, aceptó ir al encuentro con la mujer que decía ser la esposa de su novio; pero luego se retractó y le pidió a su hermana que se hiciera pasar por ella. Al día siguiente, hacia las 10:00 a.m., Esperanza fue con Ernesto al encuentro. Efectivamente, una mujer de 32 años los abordó y se presentó como la esposa de Diego, llevaba de la mano un niño de 3 años.

–Buenos días, dijo la mujer

–Buenos días, respondieron los hermanos Cifuentes Alarcón.

–Yo soy Maritza, la esposa de Diego, replicó aquella mujer, –¡Bueno! No estamos casados, pero convivimos hace más de cinco años. Me enteré de que mi marido estaba saliendo con usted y que las cosas van en serio; por eso decidí buscarla con el propósito de revelarle la verdad.

Esperanza, haciéndose pasar por su hermana, le dijo: – yo soy Mayra, cuénteme toda la verdad, porque Diego me dijo que era soltero. Jamás me ha mencionado que tiene hijos; por el contrario, afirma que vive al norte de la ciudad, cerca de su trabajo.

Maritza se sonrió con algo de sarcasmo y le dice: –¡No!, nosotros vivimos en una pieza muy humilde en este barrio, él trabaja como mensajero en una empresa y se gana el mínimo. Los invito a que vengan a conocer el lugar y les mostraré fotos, así no tendrán duda de lo que les digo.

Esperanza le respondió: –¡claro! Vamos de una vez.

Y así lo hicieron, avanzaron aproximadamente dos cuadras, llegando a una casa de apariencia muy humilde, con ladrillo a la vista. Maritza sacó las llaves de su cartera, abrió la puerta y los hizo seguir. Había un corredor largo y oscuro con las paredes escarapeladas y el piso pintado con mineral rojo. Se percibía un tanto olor a humedad. Luego abrió una habitación del fondo de la vivienda, un cuarto pequeño donde había una cama, un chifonier, una mesita de noche y la mesa de planchar la ropa. Realmente un cuarto muy pobre, pero aseado y ordenado. Los hizo sentar y sacando el álbum de fotografías les mostró las evidencias de sus palabras; efectivamente ella convivía con Diego, fotos de los dos, del bautismo del pequeño y de otras reuniones familiares garantizaban sus palabras.

Esperanza y Ernesto quedaron sin palabras. La mujer le dice a Esperanza: –mire, yo pensé en abordarla con unas compañeras de trabajo y golpearla, pero me enteré que usted no sabía nada de esta situación así que decidí hablar y ponerla al tanto.

Esperanza le respondió: –menos mal que no lo hizo, porque yo ando armada–, y de su bolso sacó un cuchillo grande. –Antes de que me hubieran golpeado, alguna se habría llevado buenas heridas.

Maritza le dijo: –mire, nosotras no debemos enfrentarnos por ese hombre. Yo lo único que le pido es que se aleje de él, no le quite el papá a mi hijo. Además, Diego es muy duro, él me golpea, me quita el sueldo, toma demasiado y muchas veces viene con amigos que me generan miedo. Pero así lo quiero y deseo seguir con él.

Esperanza tomó aire y le dijo: –teniendo él tan pocos recursos económicos, ¿de dónde saca dinero para invitarme a tanto lugar y pagar las cuentas cuando estamos con mi familia?

–Como le había dicho, él me quita el dinero de mi sueldo, además, me destapa las alcancías que tengo para comprarle ropa a mi hijo, le replicó Maritza. Prosiguió diciendo, –Diego no es una buena persona, y si se acercó a usted, es porque tiene algún plan.

Esperanza le dijo: –bueno, nos vamos. Le aseguro que a partir de hoy las cosas van a cambiar.

Salieron de aquel lugar y se dirigieron a casa donde los esperaba Mayra. La pusieron al tanto de todo. Ella, sorprendida, estalló en llanto, se sintió engañada, burlada por aquel hombre y decidió dejarlo. Sus hermanos se alegraron de la decisión que acababa de tomar la dulce Mayra. Hasta ese momento todo se había arreglado y Diego saldría de la vida de aquella mujer.

En horas de la tarde se reunió la pareja de novios. Mayra terminó la relación explicando los motivos de engaño y demás detalles. Aquel hombre con su persuasión, además de intimidación psicológica, convenció a Mayra de que siguieran, que él iba a dejar a Maritza… y lo logró. Así comenzó el fin de una mujer que brillaba con luz propia y que poco a poco se fue apagando en manos de un criminal, quien se dará a conocer muy pronto, pero, será demasiado tarde para la dulce y amorosa Mayra.

Aquella pareja de “enamorados” continuaron su relación sin importar la realidad que vivían. En casa de Mayra, su madre Clara, su padre Gustavo, Ernesto y Esperanza se opusieron abiertamente porque consideraban que ese hombre había engañado y lo seguiría haciendo; sus otros hermanos se dejaron comprar por detalles y almuerzos que les brindaba el novio de su hermana. ¡Babosos!, ¡ni porque estuvieran muriéndose de hambre! Al ver la situación, Diego convenció a su prometida de que guardara completo silencio sobre los avances de su noviazgo y el sábado 1 de mayo, la familia recibió una sorpresa por parte de los novios.

No pasaban las 6:00 a.m., cuando Mayra se acercó a la habitación de sus padres, golpeó suavemente en la puerta:

Clara acostada dijo: –siga.

–Buenos días, padres, pronunció Mayra, con una voz temblorosa y ansiosa a la vez.

Gustavo, quien apenas abría los ojos le dijo: –¿Qué hace levantada tan temprano?