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Orietta Marquina. Magíster en Educación y licenciada en Economía por la PUCP, y egresada de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú. Investiga y enseña sobre comunicación y artes visuales, educación y métodos de investigación. Brinda asesoría educativa a nivel de la educación superior. Se desempeñó como directora del Programa de Artes Plásticas y Visuales de la ENSABAP. Es docente del Departamento de Comunicaciones de la PUCP.

Margarita Ramírez. Master en Educación por el Arte por la City University of New York y magíster en Comunicaciones por la PUCP. Es comunicadora visual, diseñadora gráfica y educadora con amplia experiencia en el desarrollo de proyectos educativos y editoriales, así como en la docencia especializada en diseño gráfico, publicitario y periodístico. Consultora en temas de comunicación visual y educación. Profesora principal del Departamento de Comunicaciones y directora de estudios de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP.

Margarita Ramírez Jefferson
y Orietta Marquina Vega

Comunicación y diseño
en la prensa impresa

Comunicación y diseño en la prensa impresa

Margarita Ramírez Jefferson y Orietta Marquina Vega

© Margarita Ramírez Jefferson y Orietta Marquina Vega, 2016

De esta edición:

© Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2018

Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú

feditor@pucp.edu.pe

www.fondoeditorial.pucp.edu.pe

Diseño, diagramación, corrección de estilo y cuidado de la edición: Fondo Editorial PUCP

Primera edición digital: octubre de 2018

Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores.

ISBN: 978-612-317-423-1

Introducción

En la llamada cultura visual que impera en la actualidad (Mirzoeff, 2003), lo gráfico y la imagen pasan a constituir una forma de pensamiento en sí mismos, relevante para las comunicaciones y en especial para la actividad periodística (Arnold, 1986; Evans, 1985). Hoy en día los medios, sea en forma impresa o digital, hacen cada vez más uso de los recursos visuales y gráficos para transmitir de manera eficaz y certera las noticias (Zappaterra, 2008; Suárez, 2008; Marín & Armentia, 1995). Todo ello hace que, según plantea Zorrilla (1997), el diseño de un diario sea obra, en realidad, de un periodista especializado en la presentación impresa de la información y no de cualquier diseñador gráfico. Lo mismo se puede afirmar de la presentación digital. Es por esta razón que actualmente los periodistas tienen la necesidad de manejar diversas técnicas de comunicación tanto gráficas como escritas. De esta manera pueden presentar y editar los relatos periodísticos, para propiciar la comprensión y construcción del sentido de la información que entregan.

Sin embargo, es necesario señalar que ambas formas de presentación de la prensa, la impresa y la digital, tienen particularidades de comunicación diferentes. Es en este contexto que, a pesar del creciente desarrollo de lo digital en la comunicación periodística, esta publicación se centra en los fundamentos del diseño periodístico en la prensa impresa, a partir del estudio y análisis interdisciplinario de publicaciones periodísticas diarias que circulan en el país. Se deja para otra oportunidad el estudio de los fundamentos del diseño periodístico correspondiente a la prensa digital. La idea de este texto es proporcionar contenidos de manera didáctica que permitan, al estudiante de periodismo, al periodista o a personas interesadas en la materia, incorporar conocimientos básicos sobre el diseño periodístico impreso a su quehacer profesional, potenciando así su capacidad comunicadora gracias a la articulación, en un mismo resultado, del contenido y el diseño.

El libro propone una sistematización de los principales conceptos y teorías del diseño y la comunicación visual, destacables para el desempeño de la actividad periodística. Lo novedoso es que analiza el espacio del diseño periodístico como elemento comunicativo, recopilando y presentando referencias y referentes locales que ejemplifican la articulación y materialización del diseño gráfico, la imagen y el periodismo como una unidad comunicativa cohesionada. El texto está constituido por ocho capítulos repartidos en tres partes, además de un glosario y las referencias bibliográficas.

En la primera parte, los dos primeros capítulos desarrollan la necesidad que tiene el periodismo de crear audiencias, como objetivo primordial en el proceso de transmisión de la información u opinión. El primer capítulo, «Comunicar para informar», y el segundo capítulo, «Más allá de las letras», son una introducción al diseño periodístico y la relación entre el diseño gráfico y el periodismo desde la perspectiva de la comunicación visual. Con estos se remarca el aporte que realiza el diseño periodístico, en el contexto comunicacional actual, a la construcción de sentido de la información.

En la segunda parte, los siguientes cinco capítulos analizan aspectos específicos de los diferentes recursos gráficos propios del diseño periodístico. En cada uno se utilizan ejemplos que permiten comprender de manera gráfica los conceptos desarrollados. De esta manera, se analiza detenidamente cada uno de los componentes gráficos indispensables en la elaboración de cualquier publicación periodística impresa. Se desarrollan y ejemplifican aspectos como: el sistema tipográfico, la imagen, el color, el formato, la estructura y el sistema modular. Así, en el tercer capítulo se hace referencia a la tipografía, que es la base del diseño de la prensa escrita. Los capítulos 4 y 5 estudian, de manera específica y detallada, la fotografía y el color, respectivamente. El capítulo 6 hace lo propio con la infografía como nueva disciplina periodística que surge de la valoración reciente de la comunicación visual. El séptimo capítulo, «Diseñando la noticia», se explaya en los principios básicos y teóricos del diseño periodístico para la prensa impresa. Hoy en día, los periodistas deberían ser capaces de maquetar o diagramar sus propios artículos, lo que hace indispensable desarrollar en esta sección los temas referidos al equilibrio y armonía en la composición de las páginas y de la publicación en su conjunto. Se revisan conceptos tales como el formato, la estructura, el sistema modular, los principios de la diagramación, composición y estética, así como la puesta en escena de la primera y la última plana del diario.

La tercera parte está compuesta por el capítulo 8. Este último capítulo se dedica al tema de la diagramación y la composición gráfica periodística, revisando y analizando las primeras planas impresas de los diarios locales más importantes del país, utilizándolas como ejemplos que permiten identificar los diferentes estilos gráficos empleados por cada propuesta periodística.

Finalmente, se incluye un glosario y las referencias bibliográficas. El glosario incorpora un conjunto de palabras propias del argot del diseño periodístico. Es información que resulta relevante y que permite un conocimiento más amplio del tema. Por su parte, las referencias bibliográficas muestran el diálogo realizado con otros autores y buscan servir de material de consulta para aquellos que quieran profundizar aún más en el tema.

Con esta publicación se busca generar un espacio didáctico de reflexión que ofrezca una visión moderna y al día sobre el diseño periodístico para la prensa impresa complementando de esta manera la formación profesional de periodistas y promover el surgimiento de nuevas propuestas de diseño periodístico. Para los estudiantes de periodismo en el Perú, esta tarea es doblemente compleja. Primero, muchos de los planes de estudio de los programas académicos de esta especialidad, en universidades y en institutos de educación superior, adolecen de cursos y talleres que formen a los futuros periodistas en la comprensión y manejo del lenguaje visual vigente.

En segundo lugar, en el país existe una limitada oferta de información especializada que vincule el lenguaje gráfico, como una forma de pensamiento complementaria a la comunicación textual o escrita, con la elaboración de narrativas periodísticas. La que hay, por lo general, se circunscribe al manejo de ciertos temas específicos como la diagramación que presenta la noticia, la imagen que la ilustra o la infografía como espacio de interacción entre la representación visual y los datos. Esta limitada oferta de información especializada, que muchas veces no tiene fines didácticos expresos, se vuelve casi nula para el caso de los estudiantes universitarios de periodismo en provincias, donde los textos de referencia de este tipo son aún más escasos.

Este libro quiere entregar a los futuros periodistas un referente teórico que les ayude, desde un punto de vista local, a analizar y trabajar el diseño periodístico, como elemento comunicativo, en todas sus dimensiones para la prensa impresa. Se dirige en primera instancia a los estudiantes de periodismo de todo el país, profesores universitarios y profesionales del periodismo. Sin embargo, se ha empleado un lenguaje sencillo y una forma de exposición didáctica de los temas con diversos ejemplos que lo hace también comprensible parar cualquier interesado en explorar por cuenta propia el espacio de realización del diseño periodístico.

Primera parte

Capítulo 1
Comunicar para informar. La comunicación visual como punto de encuentro para el diseño gráfico y el periodismo impreso

Este capítulo analiza la relación dialéctica entre cultura y comunicación de hoy en día, identificando los condicionantes y mecanismos de transmisión existentes entre ambas. Establece que la cultura visual es el escenario comunicacional, cultural y tecnológico donde se desarrolla la actual prensa impresa, y propone al proyecto gráfico como un elemento comunicador al servicio del periodismo.

1.1 Cultura y comunicación visual

En sociedades como la peruana, culturalmente múltiple y diversa, con una democracia joven que requiere potenciar los espacios de representación y participación ciudadana con carácter inclusivo, la vida cotidiana y la constitución de identidades políticas de acción colectiva se ven fuertemente mediadas por las prácticas y discursos periodísticos que establecen los actores desde los medios de comunicación. Dentro de la llamada sociedad del conocimiento1, como consecuencia de la globalización y la aparición de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), los lenguajes, medios y estilos de comunicación han dejado de ser elementos accesorios y canalizadores del conocimiento, convirtiéndose en instrumentos constitutivos de las nuevas condiciones en las que se produce e intercambia el sentido social dentro de una cultura. Como práctica social, la comunicación funciona, de manera sistemática e intencional, desde y para los diferentes contextos en los que ocurre, representando e interactuando con los actores y sucesos de la sociedad (véase figura 1).

Figura 1. La comunicación como práctica social

Fuente: elaboración propia.

Hoy más que nunca la comunicación pública y colectiva, que se realiza a través de los medios masivos, afecta el proceso de conformación del sentido comunitario e identitario de la sociedad. El quehacer periodístico, en particular, es un conjunto de prácticas y discursos sociales comunicacionales, que median en la construcción de la realidad, a través de la enunciación y representación simbólica de los sucesos que ocurren en la sociedad. La actualidad se construye por las informaciones, interpretaciones e imágenes que los medios de comunicación, en especial los periodísticos, ofrecen desde y hacia la multiplicidad de culturas que conviven socialmente. Las noticias que se incluyen en los diarios señalan los temas a discutir y reflexionar socialmente. El orden en que las presentan, el espacio que le dan a cada una, el color con que las remarcan, etcétera, sugiere al lector la importancia que debiera dársele a cada una dentro del debate público. La información, hoy, «es la capacidad de almacenar y transmitir nociones mediante representaciones simbólicas» (Salvat & Serrano, 2001, p. 24). Se ha convertido en la piedra angular sobre la que se organiza económicamente la sociedad, introduciendo modificaciones en las condiciones de relación y funcionamiento de sus miembros (véase figura 2).

Figura 2. La información en la Sociedad del Conocimiento

Fuente: Salvat & Serrano (2011, p. 24). Elaboración propia.

En medio de este contexto de profundos cambios —sociales, comunicacionales y culturales marcados por la digitalización y la web 2.0— la prensa impresa enfrenta la emergencia de nuevas plataformas de comunicación periodísticas, la transformación de los perfiles de sus profesionales y la modificación de los hábitos de sus lectores. Estos cambios plantean un nuevo escenario para la prensa impresa que obliga a repensar y redefinir el proyecto editorial y el proyecto gráfico que le dan sustento a fin de preservar su continuidad en el largo plazo. La eficacia del mensaje dependerá de su capacidad para responder a las nuevas formas de conocimiento y la actitud que hoy tienen los sujetos. Es necesario analizar las características que, tanto la parte editorial como la gráfica, deben adquirir para enfrentar la competencia con otros medios periodísticos impresos y con las nuevas plataformas comunicativas. No es casual que en el Perú, las empresas periodísticas editoras, por ejemplo, tengan varios diarios con diferentes presentaciones gráficas y líneas editoriales. Cada una pretende llegar a un determinado grupo de lectores en particular. En un escenario donde la imagen y la comunicación visual imperan, cabe preguntarse: ¿cuál es el rol del diseño gráfico, periodístico en el proceso de comunicación de la prensa diaria escrita? ¿En qué escenario comunicacional, cultural y tecnológico se desarrolla el proyecto gráfico del actual periodismo impreso?

La cultura visual como contexto para la comunicación hoy

Al decir de varios autores, hoy la vida —sus actos, sus sueños y diarios pensamientos— transcurre en una cultura visual (Mirzoeff, 2003; Evans & Hall, 2004; Sturken & Cartwright, 2003; Brea, 2005; entre otros). Fenomenológicamente, esta permite comprender los condicionamientos que tanto las prácticas visuales como las imágenes imponen a la comunicación. Ella esboza la nueva capacidad que tiene la imagen de influir en los valores, las creencias y las opiniones de las personas (Sturken & Cartwright, 2003). La imagen ha existido casi desde que el hombre vive como tal, sin embargo, lo diferente hoy es la articulación del sentido que hacen las personas a partir de ella. Pensamos y decidimos a partir de imágenes, sean estas físicas o mentales. ¿Cómo te ves profesionalmente de aquí a diez años? ¿Cuál es la visión de la empresa? Dentro de la cultura visual respondemos a estas, y otras preguntas, representando ideas y conceptos sintéticamente, de manera casi visual, para guiar nuestra reflexión y acción sobre la realidad.

Las imágenes representan ideas y sentimientos que se comunican inmediatamente con solo ser vistas. Abandonan la lógica meramente racional de análisis que la palabra propone y, a través de lo visual, hacen que lo intersubjetivo cobre relevancia dentro de la comunicación. La imagen se introduce como un espacio de interacción entre lo que se muestra y lo que se ve, dando cabida, así, a la intuición y la imaginación como formas de conocimiento (Marquina, 2011). La experiencia estética que brinda la imagen no pretende convencer, sino atraer para informar. La visualidad no respeta ni requiere la secuencialidad temporal ni la orientación espacial de la escritura para comunicar. Lo visual propone conocer por asociación como eje de análisis y de pensamiento.

La cultura visual introduce un conjunto de nuevas normas y formas de funcionamiento, que afectan y condicionan el conocimiento y la comunicación (Marquina, 2011). Introduce la imagen como acción y discurso en la comunicación (véase figura 3). Como acción, la imagen comunica a partir del evento2, recreando la cotidianeidad a partir de un concatenamiento de sucesos y asociaciones, difícilmente rastreable y predecible, que influye sobre el accionar del sujeto de una manera incierta y abierta. Ayuda a establecer vínculos con el «otro»: las instituciones sociales, políticas, económicas y los sujetos (Marquina, 2011). Como discurso, la imagen crea un espacio de interacción y encuentro que viabiliza el intercambio de nociones, valores y creencias entre el autor y lector de la imagen para definir su significado. «Es un espacio de lucha ideológica»3 (Marquina, 2011, p. 35). Entrelaza las relaciones de poder preestablecidas proponiendo una dinámica interpretativa del mundo, basada en la comprensión, no solo en el conocimiento, que se construye a partir de las respuestas de los sujetos y los grupos a sus iniciativas comunicativas y cognitivas. Los medios de comunicación juegan un rol influyente dentro de ella.

Figura 3. La imagen como evento comunicacional dentro de la cultura visual

Fuente: elaboración propia.

La aparición de las TIC en la escena contemporánea tiene un impacto importante para el sujeto y sus formas de comunicarse. La expansión de la esfera de influencia de los medios de comunicación en la vida de las personas ha llevado a la sobreexposición del individuo a mensajes y códigos, sobre todo audiovisuales, convirtiéndolo, además, en un productor y consumidor de mensajes visuales. Lo visual organiza la vida diaria del sujeto, dándole prioridad a la experiencia cotidiana de lo visual para crear y discutir los significados que se construyen y circulan socialmente (Mirzoeff, 2003).

La visualidad es un elemento constitutivo de los procesos y redes de comunicación que hacen posible la colectivización de los intereses, necesidades y propuestas de los sujetos que construyen ciudadanía e identidades, a partir de la visualización de aquello de naturaleza no visual. Rossi (2007) señala que la comunicación en la sociedad es múltiple y descentrada. No solo pasa por los medios, sino también y sobre todo por los colectivos y grupos sociales. De allí que la lucha por el poder social haya desbordado la esfera económica y política, para situarse en la vida cotidiana a través de la cultura con ayuda de las TIC y de la visualidad. La mirada no es neutra y, por ende, la comunicación tampoco (Marquina, 2011). Son productos de una serie de categorías que responden a intereses y expectativas particulares. La cultura visual, por su capacidad de articular sentido colectivo, actúa como un paradigma problematizador de la comunicación.

Como expresión del lenguaje visual, el diseño gráfico delimita y ordena el proceso de conceptualización y representación del proyecto editorial, al ofrecer una construcción de lo real y lo social parcializada, no neutral. En la esfera cultural contemporánea, el poder dominante también ejercita su predominio mediante la construcción y reconstrucción de las ideologías, a partir de la imagen (Strurken & Cartwright, 2003). La prensa y el periodismo, en general, no están al margen de esta dinámica. El periodista se relaciona con sus lectores cuando establece vínculos que legitiman el poder de ciertos grupos sociales, al procesar y definir identidades e imaginarios. Desde el punto de vista de su configuración, el proyecto gráfico periodístico es un tipo de comunicación visual que se decodifica a partir, tanto de la comprensión de los aspectos morfológicos, discursivos y técnicos, como del manejo de las herramientas empleadas para su producción. Lo visual se entiende en un determinado contexto y, a diferencia de lo textual, proporciona, simultáneamente, abundante y variada información, que demanda un manejo transdisciplinario de la misma. La producción y análisis del proyecto gráfico de un diario se corresponde con el de la imagen y su comprensión solo es posible desde una perspectiva sociohistórica y crítica, en estrecha vinculación con su entorno (véase figura 4).

Figura 4. Ejemplo comparativo de diseño gráfico de la portada de prensa impresa

Fuente: Diario El Peruano de 1825 y 2013. Disponible en: http://2.bp.blogspot.com/_KJZ7OAdOOYw/Rkx8h8m8u_I/AAAAAAAAAAk/-3q-pzX5KKk/s1600/1825.JPG

La figura anterior presenta dos portadas del diario El Peruano; la de la izquierda corresponde al siglo XIX, mientras que la de la derecha, al siglo XXI. La pertinencia de cada uno de estos diseños gráficos periodísticos se comprende a partir de cada contexto comunicativo en el que fueron publicadas. En el primero, el desarrollo técnico y tecnológico no permitía los usos actuales de lo visual. El uso de la fotografía todavía no era generalizado en la prensa y la seriedad de la publicación se asociaba a la presentación que tenían los libros. En el segundo, el desarrollo técnico y tecnológico permite un uso intensivo de lo visual, a un costo y esfuerzo mucho menor del que hubiera sido necesario dos siglos antes. Los lectores dentro de la cultura visual prefieren presentaciones que permitan informarse de manera más rápida, aunque fragmentadas.

¿Qué entendemos por cultura visual?

La propalación del término se atribuye, por lo general, a Svetlana Alpers, quien lo utilizó primero en 1972 para referirse a un conjunto de representaciones, especialmente de la ciencia y la tecnología, que permitió comprender el imaginario visual de aquel entonces (Evans & Hall, 2004; González & Gil, 2007).

La cultura visual es un espacio dialéctico de interacción social que construye significados a partir de imágenes, produciendo identidad individual y colectiva (Marquina, 2011). Implica mucho más que el estudio interdisciplinario de las imágenes (Rogoff, 2004). Se trata de una estructura interpretativa fluida, desde la perspectiva del consumidor, centrada en la comprensión de la respuesta de los individuos y los grupos a los medios visuales de comunicación (Mirzoeff, 2003). Aleja la atención del observador de los escenarios estructurados, como la escuela o el libro, y la focaliza en la experiencia visual de la vida cotidiana. Busca comprender la asociación que se establece entre las imágenes que han sido creadas en medios o lugares diferentes con fines diversos.

Para Hall (2004) está compuesta por sistemas de representación que fijan sentido con un estatus provisional y variable que se define en cada momento por la interacción, mediada por las TIC y la cultura, con lo que mira u observa el espectador. Funciona como un espacio fenomenológico de interrelación recíproca, formado por la visualidad, la tecnología y la cultura, que sirve de sostén para las relaciones sociales y económicas en la sociedad actual (véase figura 5). Ninguno de los tres elementos puede entenderse por separado, sino que conforman un todo dialéctico que define la naturaleza fundamental de la cultura visual.

Figura 5. Elementos que constituyen la naturaleza fundamental
de la cultura visual.

Fuente: elaboración propia.

¿Por qué considerarla como un contexto para la comunicación y el quehacer periodístico en particular?

• Ofrece una visión general y transdisciplinaria de la sociedad, facilitando el desarrollo de herramientas de análisis, para la crítica social y cultural, en favor del fortalecimiento de la ciudadanía.

• Permite el desarrollo de diversas lógicas comunicacionales y procesos de producción de sentido, que afectan al quehacer periodístico. Gracias a la alfabetización visual4 y en medios, el público identifica los códigos y estrategias particulares de representación del lenguaje visual, posibilitando nuevos usos de sus mecanismos de funcionamiento, para comunicar en prensa.

• Elimina la falsa dicotomía entre forma y fondo en la comunicación impresa. Propone la inclusión de la dimensión técnico profesional del espacio comunicativo, como eje para el desarrollo de habilidades, prácticas y conceptuales, en periodistas, productores, directores, editores o guionistas en medios.

• Facilita la comprensión de la participación de los medios de comunicación en el proceso de construcción simbólica de la realidad, a través de la mediación social que realizan, en la vida ciudadana y en la constitución de identidades políticas de acción colectiva.

¿Cuáles son sus características?

Las características más destacables de la cultura visual son tres: la seducción como arma de atracción; la intertextualidad multimodal y multidimensional, como ámbitos y formas de funcionamiento; y lo estético y singular como descripción de su naturaleza intrínseca (véase figura 6).

Figura 6. Características de la cultura visual

Fuente: elaboración propia.

En primer lugar, la seducción es el arma de la que se vale la cultura visual para informar. Tiene un enorme poder de comunicación, ya que no busca debatir ni convencer con la razón, sino atraer a través de lo perceptual y sensorial. Utiliza la belleza y lo sublime para hacer que el mensaje ideológico sea comunicado y aceptado de manera natural y fluida, a través de la imagen, más allá de las barreras de la razón. Crea un paradigma amplio y de límites difusos que, desde el punto de vista fenomenológico, abre las puertas a normas y formas de comunicación dejadas de lado por la cultura occidental, que privilegia la razón y lo verbal. El uso de la imagen en la comunicación utiliza la mediación estética y revaloriza la intersubjetividad, a partir del placer escópico5, creando un espacio de encuentro con el «otro». Borra los límites que separaban las llamadas artes culta y popular, incluyendo sus nuevas manifestaciones y los medios de comunicación.

En segundo lugar, la intertextualidad multimodal y multidimensional es el campo y forma de acción de la cultura visual que descentra la comunicación periodística. La comunicación es realizada con la participación de una multiplicidad de actores y convierte a cualquier lector en un productor de contenidos también. La cultura visual propicia la coexistencia de diferentes modalidades de comunicación (escritas, audiovisuales, sonoras o digitales) haciendo uso intensivo y extensivo de las tecnologías. Propone a la comunicación como un diálogo simultáneo y yuxtapuesto con la realidad, utilizando los diferentes medios y la mediación que cada uno realiza, de acuerdo con su lenguaje. Esta comunicación intertextual, policéntrica y polifónica entrelaza lo local con lo global, en términos inmediatos, a partir de su íntima e indisoluble relación con las TIC. Crea, así, un espacio para la imaginación, invitándola a completar los elementos ausentes en el mensaje, pero necesarios para dotarlo de sentido.

Finalmente, en tercer lugar, lo visual no ocurre de manera «pura», siempre se da en relación con el texto, el sonido o el tacto, incluso el olfato. Lo estético y singular conforma su naturaleza intrínseca, a partir del trabajo conjunto de los sentidos. Este hace de la comunicación un proceso más vivencial e integral, signado por la polisemia y la incertidumbre. La cultura visual coloca a la vida cotidiana en primer plano, incorporando a ella el carácter complejo, híbrido, fragmentado y dinámico de sus procesos de comunicación y cognición. En la comunicación, el concepto de tiempo y espacio está tamizado por las características del medio que, en cada caso, le sirve de soporte.

¿Cómo definimos a la comunicación visual en este contexto?

Es un universo comunicacional dinámico, multimodal y multidimensional, generado desde la imagen que, a partir de un entramado de prácticas y discursos sociales, reconstruye simbólicamente la realidad, ofreciendo una narrativa visual de ella. Funciona indisolublemente ligada a las TIC y a la cultura con la lógica del evento, es decir, del acontecimiento o suceso que ocurre por asociación no prevista de manera racional. Crea un espacio de mediación, colectivo y público, basado en la percepción de la mirada, que propicia procesos de identidad y favorece el desarrollo de la ciudadanía negociando la construcción de significados compartidos.

1.2 Comunicación visual y periodismo

El proceso comunicativo periodístico se desarrolla de manera descentrada, tanto informal como formalmente, a través de diversos interlocutores e interfaces. El periodista, comunicador por excelencia de los acontecimientos de la esfera pública, se encuentra hoy con audiencias múltiples que coinciden en reconstruir los sucesos de diferentes maneras. Son públicos que integran la información de la prensa escrita, radiofónica, visual, audiovisual y digital; pero entretejiéndola, además, con la de los blogs y redes sociales, con la de la gente de la calle, con sus experiencias personales, etcétera. El desarrollo de las TIC, asociado a la cultura visual, descentra el acceso a la información, modificando los espacios, tiempos, medios y productos comunicacionales que se produce y utiliza. La complejidad de la comunicación informativa crea audiencias diversas culturalmente y construye conocimiento a través de mecanismos y acciones de hibridación de textos verbales y visuales indistintamente. En el marco de estas transformaciones, ¿cómo entender hoy el espacio comunicativo en que se desarrolla el quehacer periodístico?

El espacio comunicativo en el quehacer periodístico: editorial y gráfico

El reto periodístico, desde el punto de vista comunicativo dentro de la cultura visual, es responder en forma y fondo a las necesidades de creación de sentido que el evento comunicacional plantea. El desafío que tiene el sujeto, actualmente, es crear significado, a partir de la abundante y cambiante información disponible, para interactuar y realizar prácticas de intercambio de la misma, en diferentes ámbitos de la vida social. El quehacer periodístico construye y reconstruye la esfera pública, ofreciendo una narrativa de los hechos que proporciona al sujeto la estructura comunicativa, que le permite apropiarse de patrones para ordenar, codificar e interpretar la información adquirida sobre los sucesos, creando así un conocimiento y comprensión de los mismos. «El desarrollo de la “esfera pública” depende de un sentimiento de pertenencia a una comunidad particular, y este sentimiento arraiga en experiencias compartidas que reciben su forma y su sentido de determinadas narraciones, que “preparan el terreno” a ritos que contribuyen a reforzar tales sentimientos» (Pérez-Díaz, 1997, p. 68 citado por Abril, 2010, p. 21).

El quehacer periodístico propicia este entendimiento y facilita el diálogo social que conforma a una sociedad como tal. Se enmarca, fundamentalmente, en una narrativa que permite al público dotarlos de un sentido. Desde el punto de vista comunicativo, se compone de sujetos, metáforas6 y espacios de comunicación que crean y se crean, a partir del proyecto editorial y el proyecto gráfico, con el objeto de dar cuenta de lo que acontece. Dentro de la cultura visual, ambos proyectos, el editorial y el gráfico como pilares fundamentales de la narrativa periodística, constituyen la imagen desde la cual se comunica.

¿Cuáles son las características que adoptan el proyecto editorial y el proyecto gráfico?

En la cultura visual, la imagen se asocia de manera protagónica a la mirada, pero es fundamentalmente una representación simbólica, física, virtual o mental que puede construirse con el uso de uno o más lenguajes. Su función en este contexto es mediar entre la realidad y los sujetos, adaptándose a las nuevas formas de comunicar y conocer que estos tienen a fin de lograr la comprensión necesaria para actuar. Abril (2010) dice que todo
orden político está vinculado a alguna forma de administración de la visibilidad y de la invisibilidad. En el caso del quehacer periodístico, la comunicación está íntimamente ligada al espacio público-político que comparten los sujetos, al desarrollo de la ciudadanía en las sociedades y al fortalecimiento de las identidades de los grupos sociales. Por tanto se puede decir que hoy el periodismo cumple, desde el punto de vista social y político, la función de hacer visible o invisible lo que sucede tanto en la esfera pública como privada; y para hacerlo recurre a la mediación de la imagen.

Pero esta imagen es una construcción híbrida que combina tanto el lenguaje verbal como el visual, y crea un evento comunicativo a partir de la acción conjunta de estos dos signos: la palabra y lo gráfico. Es decir, se trata de una narrativa visual que cobra sentido mediante la acción articulada y complementaria del proyecto editorial y el proyecto gráfico.

Entender estos dos pilares del quehacer periodístico como parte de un solo lenguaje múltiple, es comprender la naturaleza multimodal, vivencial y no lineal del fenómeno comunicativo en la cultura visual. Es reconocer las limitaciones comunicativas de lo meramente visual, así como de lo meramente verbal, con relación a la sensibilidad con la que hoy el sujeto conoce. Es aprovechar los modos de comunicar de la visualidad dominante a favor de la función social que tiene la actividad periodística. Edo (2000) señala que el lenguaje de la prensa escrita consta de tres series de signos: la visual lingüística, como transcripción gráfica del habla; la visual paralingüística, como las variaciones que se usan para dar importancia y cualificar un texto; y la visual no lingüística, como la fotografía, los dibujos, el color y otros recursos gráficos. La combinación de estas series de signos permite capturar el interés del público, no solo de manera momentánea, como lo hace la publicidad, sino en forma continua, a manera de audiencias que siguen alguna de las narrativas periodísticas ofrecidas por los medios. Estas audiencias establecen diálogos entre ellas, con y entre los medios de comunicación creando corrientes de opinión que dan dinamismo y concreción a la esfera pública. Solo así el quehacer periodístico cumple su tarea dentro de la sociedad, al recrear el espacio público-político y ayudando al desarrollo de la ciudadanía.

Entonces el proyecto editorial y el proyecto gráfico son elementos que conforman la imagen de la cual se vale el quehacer periodístico para representar la esfera social-política y comunicar lo que acontece en ella desde una determinada perspectiva. Son elementos íntimamente imbricados que ofrecen una proyección conjunta, dan identidad al medio de comunicación que los construye y crean audiencias que le permiten al público reconocerse en ellas.

El fondo y la forma en la comunicación periodística se entremezclan, indisolublemente, para crear una única imagen verbo-visual que, desde un lenguaje plural e híbrido, comunica de manera breve y precisa, logrando seducir a una audiencia por la placentera manera en que le ayuda a construir una rápida y completa comprensión de lo acontecido. Configuran un todo comunicacional que crea sentido y captura el interés del público, al permitirle conocer los acontecimientos.

1.3 Diseño gráfico: elemento comunicador al servicio del periodismo

7

¿Cómo definimos al diseño gráfico desde la perspectiva comunicativa?

Es un proceso y un producto que recrea eventos comunicacionales a partir de lo visual para construir sentido. Selecciona y organiza los elementos informativos y no informativos del mensaje, ofrece una metáfora visual de la realidad y permite la identificación con ella. Es un mediador que facilita la comprensión del contenido periodístico, sin dejar de formar parte del mismo.

El diseño, en general, está emergiendo como un espacio comunicacional en sí mismo, que sirve al sujeto común y corriente como plataforma para lograr su identificación y diferenciación a través del vestido, el peinado, la decoración de su ambiente, etcétera. En el caso del diseño gráfico y su estrecha relación con el periodismo sucede algo parecido. El primero se convierte en la plataforma que le permite a los medios diferenciarse de otros y lograr la identificación con su público en la conquista de nuevos seguidores para su recreación de la esfera pública.

¿Cuál es la función del diseño gráfico dentro del quehacer periodístico?

El diseño gráfico construye un espacio para la interacción de los medios de comunicación de prensa con su público y otros medios, creando audiencias. Funciona como una plataforma de comunicación simbólico-cultural sobre la cual transcurre el quehacer periodístico, utiliza el potencial de la narración visual para reconstruir la realidad de forma dinámica, sensitiva y emotiva.

De esta manera, las exigencias y posibilidades de comunicación visual de los tipos de publicación periodísticos (informativo, interpretativo y popular-sensacionalista), que se verá más adelante, se corresponden con los avances tecnológicos de la industria de las artes gráficas y con la necesidad que tiene, cada sociedad, de una presentación valorativa de los contenidos. Los modelos de la actual prensa escrita son un reflejo del equilibro que los medios de comunicación logran entre el reconocimiento de las herencias y genealogías culturales de su propia historia y las necesidades de reinvención de la identidad cultural local que tiene la sociedad. Las particularidades de la información periodística se relacionan con el diseño gráfico, al establecer formas de comunicación específicas que van más allá de las letras, tal como se presenta en el siguiente capítulo.


1 Un elemento central de las sociedades del conocimiento es la «capacidad para identificar, producir, tratar, transformar, difundir y utilizar la información con vistas a crear y aplicar los conocimientos necesarios para el desarrollo humano» (UNESCO, 2005, p. 29).

2 «The constituent element of visual culture’s practice is the visual event» (Mirzoeff, 2004, p.6).

3 «We define ideology as the broad but indispensable, shared set of values and beliefs through which individuals live out their complex relations to a range of social structures» (Sturken & Cartwright, 2003, p. 21).

4 «La idea de alfabetización visual supone que tal como aprendemos las reglas básicas de gramática, alfabeto, etc., que permiten que nos comuniquemos a través de la escritura, deberíamos también aprender las reglas elementales de la comunicación visual […]» (Ferreras & Leite, 2008, p. 250). Braslavsky (2003) recoge el planteamiento de la alfabetización desde una perspectiva metafórica que, aludiendo la importancia que adquirió en el siglo XX, se defina como un proceso complejo que permite la comprensión del mundo involucrando las dimensiones lógica, simbólica e imaginativa de la cultura en un momento histórico; esto se puede aplicar a diferentes medios como el visual, musical, tecnológico, etcétera.

5 Según la Academia Mexicana de la Lengua, significa referido a «visual», «con la mirada». Se usa con frecuencia en el psicoanálisis y en las artes visuales, en frases como pulsión escópica, régimen escópico, violencia escópica, entre otras. Disponible en: http://www.academia.org.mx/espin/Detalle?id=14.

6 La metáfora se concibe como un mecanismo que permite conceptualizar y reconceptualizar el mundo trasladando las características de un dominio a otro. Es decir, es la visión diferente de la realidad a partir del uso de elementos ya existentes que la dotan de afectividad para el sujeto que conoce. Su sentido depende más del contexto comunicativo que de la constitución léxica, morfológica y sintáctica de su enunciado (Fajardo, 2006).

7 «La retórica clásica describía multitud de figuras posibles con las que organizar el discurso, pero las corrientes modernas de la misma las han sintetizado en cuatro formas principales: la metáfora, la metonimia, la sinécdoque y la ironía. De ellas, ha sido la metáfora la que ha acabado por aglutinar el sentido general de lo retórico: la metáfora, que es, curiosamente, la figura retórica más ligada a la imagen» (Catalá, 2008, p. 269).