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Portada

Copyright

Dedicatoria

Agradecimientos

Nota preliminar

Introducción

Hitos

Relatos

Nota sobre la clase

1. “El partido siempre tiene la razón”

Guerreros revolucionarios

Las señales de Stalin

Burócratas y jefes

Una muchacha con carácter

2. Tiempos difíciles

La escasez

Penurias de la vida urbana

Comprar como recurso de supervivencia

Contactos y relaciones

3. Brotarán palacios el lunes

Construir un mundo nuevo

Héroes

El renacimiento del hombre

Dominar la cultura

4. El mantel mágico

Imágenes de abundancia

El privilegio

Los indicadores de estatus

Patronos y clientes

5. Humillados y ofendidos

Los elementos ajenos

La deportación y el exilio

Renunciar al pasado

Ponerse la máscara

6. Problemas de familia

Esposos fugitivos

La ley de aborto

El movimiento de las esposas

7. Conversaciones e informantes

Escuchar con atención

Escribir al gobierno

Charlas públicas

Formas de protesta y disenso

8. Un período tumultuoso

El año 1937

Los chivos expiatorios y “los sospechosos de siempre”

Propagar la plaga

Resistir las grandes purgas

Conclusiones

Principales fuentes utilizadas

Sheila Fitzpatrick

LA VIDA COTIDIANA DURANTE EL ESTALINISMO

Cómo vivía y sobrevivía la gente común en la Rusia soviética

Traducción de
Ana Bello

Fitzpatrick, Sheila

© 1999, Oxford University Press

© 2019, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.

A mis alumnos

Agradecimientos

La preparación de este libro llevó mucho tiempo, casi veinte años si nos remontamos a su versión inicial; diez años en la forma que tiene hoy. Durante ese período, contraje deudas intelectuales con tantas personas que no puedo nombrar a todas. Aquellos a quienes agradezco aquí hicieron contribuciones directas en las etapas finales del proyecto.

Jörg Baberowski, Dietrich Beyrau, Terry Martin y Yuri Slezkine tuvieron la amabilidad de leer el manuscrito completo y hacer comentarios detallados que fueron de gran ayuda. Con Yuri tengo una deuda adicional, ya que respondió todos mis correos electrónicos sobre usos de la lengua rusa y algunos aspectos idiosincráticos de la cultura soviética. J. Arch Getty desempeñó generosamente un papel similar en la esfera de los asuntos de política y policía. James Andrews, Stephen Bittner, Jonathan Bone y Joshua Sanborn colaboraron conmigo como asistentes de investigación en varias ocasiones. Michael Danos leyó el manuscrito completo en todas las versiones e hizo sugerencias editoriales útiles, además de ayudarme a dar forma a mis ideas sobre el tema. También debo agradecer a dos excelentes editores de Oxford University Press: Nancy Lane, una vieja amiga, sin cuya incansable insistencia y persuasión de muchos años el libro quizá jamás se habría escrito, y Thomas LeBien, cuyo apoyo y buenos consejos facilitaron las etapas finales del proyecto.

Es un placer especial reconocer mi deuda con una notable legión de estudiantes de la Universidad de Chicago que escribieron o están escribiendo sus tesis de doctorado sobre ciertos aspectos de la década de 1930: Golfo Alexopoulos, Jonathan Bone, Michael David, James Harris, Julie Hessler, Matthew Lenoe, Terry Martin, John McCannon, Matthew Payne y Kiril Tomoff. He aprendido mucho de su trabajo y de colaborar con ellos; y en reconocimiento a ese intercambio excepcionalmente estimulante y feliz dedico este libro a mis alumnos de ayer y de hoy. También fue beneficioso trabajar con otros miembros actuales y anteriores del Taller de Estudios Rusos de Chicago, en particular con Stephen Bittner, Christopher Burton, Julie Gilmour, Nicholas Glossop, Charles Hachten, Steven Harris, Jane Ormrod, Emily Pyle, Steven Richmond y Joshua Sanborn, así como con mis muy queridos colegas Richard Hellie y Ronald Suny.

Otros jóvenes académicos cuyo estudio reciente sobre la década de 1930 me ha sido particularmente útil son Sarah Davies, Jochen Hellbeck, Oleg Khlevniuk, Stephen Kotkin y Vadim Volkov.

Agradezco a la Fundación John Simon Guggenheim, la Fundación John D. y Catherine T. MacArthur, el IREX, el Consejo Nacional para la Investigación Soviética (actualmente, de Eurasia) y de Europa Oriental, y a la Universidad de Texas, en Austin, por su apoyo en diversas etapas del proyecto. Con idéntica gratitud sincera, agradezco a la Universidad de Chicago por haberme ofrecido el mejor de todos los ambientes posibles para esta investigación.

Nota preliminar

Como este es un libro de historia social, no veo motivos para atosigar al lector con una sobreabundancia de nombres, siglas y condensaciones de nombres de instituciones, que a lo largo del texto resultarían indescifrables. Cuando resulta necesario, se aportan aclaraciones acerca de la procedencia institucional en nota al final. Por lo demás, me refiero a “ministerios” y “ministros” en vez de emplear “comisariados del pueblo” o “comisarios del pueblo”, que son estrictamente correctos para el período tratado. En ese mismo sentido, el texto suele nombrar como “provincia” o “región” los términos óblast’ y krai, así como “distrito” equivale a raion.