Edith Södergran, poeta fino-sueca, nació en San Petersburgo, el 4 de abril de 1892, y falleció en Raivola, Finlandia (actual territorio ruso), el 24 de junio de 1923. La investigación de su obra se divide en dos corrientes principales: una psicológica que interpreta sus poemas como descripciones de su enfermedad, la tuberculosis; y otra más contextual, que compara su poesía con la de sus contemporáneos y realiza de ella una lectura filosófica y diversas construcciones teóricas, como su conexión con Nietzsche. Finalmente la poesía de Södergran se decanta por el cristianismo, relevante en sus libros El altar de las rosas (1919), Sombra del futuro (1920) y su último El país que no es, publicado después de su muerte en 1925.
Karin Boye (1900-1941) nació en Gotemburgo, fue poeta, traductora y novelista. Participó en el grupo socialista Clarté. Sus poemas más conocidos son, Sí, por supuesto que duele (Ja visst gör det ont) y En movimiento (I rörelse) de sus libros, Los hornos (Härdarna) de 1927 y Por el árbol (För trädets skull) de 1935. En la novela Crisis de 1934, Boye refleja su lucha por aceptar su homosexualidad. Junto con otros poetas radicales funda la revista literaria Spektrum en 1931. Durante sus terapias en Berlín conoce a quien será su compañera en Suecia hasta su muerte, Margot Hanel. Boye, después de un largo periodo de depresión y trastorno mental, decide suicidarse con una sobredosis de somníferos.
Edith Södergran y Karin Boye. Un encuentro entre dos poetas suecas
© 2017, Edith Södergran y Karin Boye
© 2017, Ediciones Oblicuas
EDITORES DEL DESASTRE, S.L.
c/ Lluís Companys nº 3, 3º 2ª
08870 Sitges (Barcelona)
info@edicionesoblicuas.com
ISBN edición ebook: 978-84-16967-56-8
ISBN edición papel: 978-84-16967-55-1
Primera edición: mayo de 2017
Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales
Ilustración de cubierta: Héctor Gomila
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Edith Södergran
POESÍAS (1916)
Vi un árbol…
El día refresca al atardecer
Tú que nunca has salido de tu huerto…
Una franja de mar
Un deseo
Nuestras hermanas van en ropa de colores
En los grande bosques
La última flor de otoño
Vierge moderne
Nosotras, las mujeres
Primavera nórdica
Los países extranjeros
Amor
El árbol extraño
El alma espera
LIRA DE SEPTIEMBRE (1918)
Descubrimiento
Lo que vendrá mañana
El secreto de la luna
La canción de la nube
Coraje
Campos de luz
Ante la tumba de Nietzsche
Soy una mentirosa…
Amanecer
No recoger oro ni piedras preciosas
EL ALTAR DE LAS ROSAS (1919)
El altar de las rosa
Primero quisiera escalar el Chimborazo
La tormenta
A pie tuve que ir a través de los sistemas solares
El lamento de los instrumentos
Las antorchas
Misterio de primavera
En la oscuridad
Niño Dios
Rosas
EL PAÍS QUE NO ES (1925)
El país que no es
Verano en las montañas
La rosa
Visita a un enfermo
El retrato
La novia
Mi vida, mi muerte y mi destino
Sueños peligrosos
Nada
Los árboles de la infancia
La luna
Los días de enfermedad
LA SOMBRA DEL FUTURO (1920)
La sombra del futuro
El misterio
Instinto
El gran Eros
El secreto de Eros
Soledad
Materialismo
Himno animal
Decisión
La estrella
Karin Boye
(NUBES, 1922)
Idea
Aclaración
Cosas pequeñas
A la belleza
Eres mi consuelo más puro
Si está vida es la única…
Memoria
Te rogué algo
Lo mejor
Noche deseada
Inquietud
(PAÍS OCULTO, 1924)
A un poeta
Aprende a estar en silencio
Espina
Algunos corazones son tesoros…
Una noche reposada
Nuevos caminos
Para ti
A un amiga
El agua del manantial
Los dioses
La victoria
*Sköldmön, el escudo de la amazona
(LOS HORNOS, 1927)
4
5
6
10
En la oscuridad
De una niña traviesa
A alguien que es muy joven
El mar
En movimiento
Walt Whitman. El fundamento de toda metafísica
El corazón del mundo
El destructor
Las piedras
Los días pasados
El canto de Lilith
(POR EL ÁRBOL, 1935)
En ninguna parte
Ese momento
Sí, por supuesto que duele
Eres la semilla
Ahora sé
Despedida
Si pudiera seguirte
Idilio
Conocimiento
Pino retorcido
Tu calor
Eternidad
(LOS SIETES PECADOS CAPITALES,1938-41)
Una forma soy yo
Los árboles
Nosotros que no nos atrevemos a ver
Muchas voces hablan
Caminante del pantano
Nunca ha sido el bosque feliz como ahora…
Ahora es el momento de inmensa espera
Mi pobre niño…
Tú eres la resurrección de mi alma
De ti robaron los pensamientos
Los serenos pasos que me siguen
En el fondo de las cosas
Poeta fino-sueca, nació en San Petersburgo, el 4 de abril de 1892, y falleció en Raivola, Finlandia (actual territorio ruso), el 24 de junio de 1923, ciudad donde se había trasladado con sus padres (Matts Södergran y Helena Holmroos, finlandeses de ascendencia sueca) cuando tenía algunos meses de vida. Asiste a una escuela alemana dedicada a lenguas modernas. Sus primeros poemas fueron escritos en alemán, aunque dominaba, el sueco, ruso, francés e inglés.
Cuando tenía quince años muere su padre de tuberculosis, enfermedad que contrae y la obliga a largas estancias en sanatorios en Finlandia y Suiza. Los temas relacionados con la muerte son recurrentes en su poesía.
Edith hizo su debut a los veinticuatro años con Poesías (1916). Al morir tan joven, tenía solo treinta y un años de edad, no pudo experimentar el reconocimiento y la fama. Su amiga Hagar Olsson, poeta y crítica literaria y a quien se refiere en algunas de sus poesías como su hermana, reseña positivamente su segundo libro, Lira de septiembre (1918). Del mismo modo, Olsson, contribuyó a la difusión póstuma de su obra. Hoy es reconocida como la poeta nórdica con mayor proyección internacional, traducida a 40 idiomas. Se la considera una de las primeras modernistas en Finlandia y Suecia influenciada por el simbolismo francés, el expresionismo alemán y el futurismo ruso.
La investigación de su obra se divide en dos corrientes principales: una psicológica que interpreta sus poemas como descripciones de su enfermedad, la tuberculosis; y otra más contextual, que compara su poesía con la de sus contemporáneos y realiza de ella una lectura filosófica y diversas construcciones teóricas, como su conexión con Nietzsche. Finalmente la poesía de Södergran se decanta por el cristianismo, relevante en sus libros El altar de las rosas (1919), Sombra del futuro (1920) y su último El país que no es, publicado después de su muerte en 1925.
Vi un árbol que era superior a todos los demás
repleto de piñas que colgaban fuera del alcance.
Vi una gran iglesia con sus puertas abiertas
y todos los que salían de ella estaban pálidos y fuertes
y a punto de morir,
vi a una mujer que, sonriente y maquillada,
lanzó los dados para probar su dicha
y vi que perdía.
Un círculo que nadie cruza se dibuja alrededor de estas cosas.